Livier Fernández Topete Caen letras del cielo, algunos llevan paraguas por no querer nombrar de nuevo, otros contemplan gozosos el espectáculo, los hay que corren rumbo al cobijo de techos o los que miran chorros de grafemas desde sus ventanas. Aprovechando o no la escritura en el aire, nadie parece indiferente, ya sea por jugar entre sÃmbolos, por esquivarlos o por observarlos tras los cristales. Todos atentos al fenómeno de la precipitación de vocales y consonantes que resbalan en las construcciones, reviven muertos olvidados con versos cargados de saudade, golpetean…