25 Instantáneas de Neftalí Coria o Tú me querías decir no sé qué cosas

Héctor Alvarado Díaz

1. ¿La poesía da o quita?

Quita la vida, da un alimento maldito y delicioso, quita de enfrente el sol de la esterilidad y da la oscuridad promisoria. Como la vida que nos arranca el tiempo y nos da el zumo y la esencia de sus preguntas y los descubrimientos. Así la poesía nos quita la sangre de las palabras que hemos recogido del mundo y da a la página del tiempo, la sangre nueva de la belleza en la que podemos permanecer.

2. ¿Qué sueles traer de tus viajes?

Cuadernos, papelitos con notas, hojas de algún árbol, nombres de hoteles y bares. Recuerdos anotados para no olvidar.

3. ¿Escribes en el celular?

No, porque me parece una vulgaridad. Escribir es un trabajo que no está al nivel de whatsapp, ni de las notas. Y aunque a veces leo en esa pantallita, prefiero los libros. Escribo con mis plumas fuente y me gusta mancharme los dedos de tinta. Nada como eso. Y como al vampiro le gusta el olor a la sangre, a mí me gusta el olor a las diversas tintas.

4. ¿Te contaminas de las otras artes?

Mucho, me enveneno con la pintura hasta el grado de pintar y dibujar, de la música hasta que me haga llorar, del teatro hasta escribirlo y dirigir una obra que me guste de verdad, de la danza me intoxico en su contemplación y de la arquitectura me seduce la luz y sus formas que imagino que por sí misma toma en su encuentro y el roce con las sólidas formas de la construcción que se pueden ver a simple vista. Me contamino, sí, pero no exagero como para desmayarme o vomitar.

5. ¿Cómo empezó tu camino?

Jugando con el diccionario e imaginando a ojos cerrados por dónde poner los pies en las palabras. Me di cuenta de que en el diccionario estaba el mundo. Comprendí la metáfora y así me gustó la lectura. Pero cuando vi una biblioteca, de inmediato me acordé del diccionario amarillo y pensé: “si en ese librito está el mundo, en la biblioteca deben vivir muchos mundos.” Y decidí quedarme allí. Creo no haberme equivocado, porque sigo amando los libros.

6. ¿Tuviste oportunidad de irte?

Me fui, sí, me fui a entender la vida y el arte, me fui para darme cuenta de que el mundo es tan largo y tan ancho, como suelen ser tercos los pies y los zapatos. Me fui pero volví, siempre volví, nunca me he quedado y siempre me estoy yendo, como si viviera en el famoso poema de Sabines, así.

7. Cinco poetas centrales.

Roberto Juarroz, López Velarde, Bonifaz Nuño, Rainer Maria Rilke, Paul Celan. Pero es difícil ceñirme a cinco, y a esa pregunta que propicia la absurda competencia y que sutilmente niega a otros.

8. ¿Cómo eliges tus títulos?

De los títulos para leer, busco primero autores que conozco. No leo novedades, busco recomendaciones de los lectores confiables y en las librerías voy con una lupa silenciosa. Los títulos de los libros, se encuentran solos y no son precisamente para que tengan eficacia comercial. A los libros que escribo les pongo nombre, los bautizo, veo su cara y les doy el nombre que sea el suyo y que sea seguro que al libro le va, incluso el libro mismo debe estar convencido de llamarse como se le ha llamado.

9. ¿Le das importancia a la Academia?

No, poco me importan sus decretos, sus leyes, sus resultados de investigación. Y muchas veces la academia está repleta de frustración. Me ahorro esa tarea de leer demás. La literatura la he vivido y no la he estudiado, eso para mí ha sido suficiente.

10. ¿Honras a tus mayores?

Por supuesto, les concedo el sitio al que han llegado y trato de acercarme a su enseñanza. Aprecio su madurez.

11. Músicos favoritos.

Robert Schumann, Bach, Vivaldi, Mahler y de la música contemporánea tengo por favoritos los que cantan con buenas letras y los que inventan prodigios sonoros.

12. ¿Te seduce la tecnología?

No precisamente me seduce. La uso y me gusta usarla. Es una nueva magia. La aprecio nada más. 

13. ¿Has querido renunciar?

Muchas veces, pero como en el amor, algo me exige volver y vuelvo. Pero eso sucedió en mi juventud. Ahora sé que nunca, nunca he de renunciar, aunque los deseos de hacerlo vivan conmigo. ¿Qué haría yo sin contradicciones?

14. ¿Cómo te desatoras?

Con sosiego y sin ceremonias. Solo me atoro por cansancio. Tomo un breve descanso y sigo, no me gusta dar tiempo para que la escritura me abandone.

15. ¿Recuerdas tu niñez?

Mucho, y me alegra con nostalgia. No hubo nada mejor que perdiera en mi vida. La recuerdo para mí, y poco para que sea fuente de mi escritura, aunque por supuesto ha sido fundamental y aparece como si una mano desconocida la pusiera en mis cuadernos. Me alientan y me alimentan los recuerdos de esos momentos que cuando se viven en el presente, nunca se advierte que se vaya a perder para siempre.

16. ¿Te ha ido bien en el amor?

Sí, porque he sido dichoso y desdichado. Nada mejor se le puede pedir al corazón. Y hay un amor que sigue perenne, que fue el amor que nace de ser padre y abuelo. Eso te muestra que puedes amar a tus iguales.

17. ¿De qué vives?

De los derivados de lo que escribo. Nunca he vivido de algo ajeno a lo que aprendí a hacer. Ni lo haré jamás. No he tenido becas ni he ganado premios. Suelo enseñar a escribir a los que creen que pueden aprender de mí (talleres) y cobro por eso. Y de algunas otras actividades, derivadas de lo que he sabido hacer. Ahora hago televisión y radio sobre literatura, claro. Hago trabajos editoriales, tengo una pequeña cafetería, allí hay libros y talleres… nunca viviré de otra cosa, y no pienso andar corriendo tras las miserables dádivas del gobierno.

18. ¿Lengua es destino?

Por supuesto. Nunca hubiera escrito alguna de mis novelas sino fuera yo hijo de esta lengua que –como lo dijo Paz– es mi única patria. Quien lea alguna de estas novelas o alguna región de mi poesía, entenderá el porqué.

19. ¿Buscas pulir un estilo?

No, pulo lo que escribo hasta que respire sanamente, el estilo nunca he sabido qué es, ni para qué pueda servirme a mí. El compromiso es con el texto, extensión humana, viva, palpitante, mía. ¿Pulir un estilo? Significaría que pudiera planear algo que los verdaderos creadores nunca hicieron. Tal vez haya quien lo haga, primero, por un dominio del oficio excelso y la mucha soberbia, y segundo porque quiere llegar a la historia como innovador, lo que se me hace falso y estúpido. Y me parece que eso sólo lo estudian en las escuelas de letras y en otros laboratorios. Yo escribo y nunca tengo esas preocupaciones. Y tampoco creo que pudiera pulir algo para lo que no me hace falta saber.

20. Una palabra para las siguientes palabras:

Boda: Formalidad

Metáfora: Verdad

Voluntad: Fuerza

Prisión: Triste

Jardín: Intimidad

21. ¿Corregir o no corregir? That´s the question.

Corregir hasta que el hueso no tenga nada que roerle. Hasta que quede delgado, hermoso, merecedor de vivir en la página perfecta y pueda clavarse dúctil en los ojos del que lea lo que escribo.

22. ¿Le entras a las broncas?

Antes sí. Ahora poco, pero si se meten conmigo, le entro completamente, y si entro también es a madrazo limpio. Claro que nunca peleo por algo fuera de razón. Ni por necesidad mía.

23. ¿Qué opinas del neobarroco?

Nada.

24. ¿Relees mucho?

Sí, lo que me ha gustado mucho, lo releo y muchas veces lo comparto en voz alta para los demás. Tengo tres años releyendo mucho. Y no me he preocupado por las novedades.

25. ¿Cuándo te detienes?

Nunca, hasta que no pueda, entonces detendré la máquina para siempre, pero no antes. Sigo manteniendo los motores aceitados y mientras la máquina me permita andar de pie y con lucidez, no me voy a detener. Seguiré escribiendo y leyendo hasta sin manos y sin ojos.


Nefatlí Coria (Huaniqueo, Michoacán, 1959).

Ha publicado 20 libros de poesía y teatro, entre los que destacan: Cuaderno para detener un río (1990); El libro de los duraznos (1994); LunaMía (1994); Cuaderno infiel (1996); Adoración de San Juan (1996); Bestiario de viento y fuego (1998); Javiera en el acuario de los peces rotos (Teatro, 1988); Comienza el Tango (Teatro, 1992), y Cuaderno para detener un río (2005).

Desde 1989 coordina talleres de escritura poética y narrativa. Ha sido coordinador del suplemento Cultural Acento de La Voz de Michoacán, Editor de la Colección de libros Luna de Río de la Universidad Michoacana, Coeditor de la revista Ventana Interior  y Director de la revista de poesía LunaMía. Sus artículos, crónicas y columnas, ha aparecido en múltiples revistas del país y el extranjero desde 1986 a la fecha.  Director y autor del Cortometraje Si Lito Domíngues fuera Kalimán, que participó en el Festival de Cine de Morelia, 2008. Su columna Figuraciones mías, aparece los lunes en: La voz de Michoacán y 24HoraPuebla. Es director de la Editorial LunaMía Ediciones. Conduce el programado televisivo y radio De Palabra en palabra.

Sus dos últimos libros son: Bestiario íntimo, (LunaMía Ediciones, 2015) y 68 Voces, Vivos Retratos (La Voz de Michoacán, 2016).

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