Algo más que música y palabras

Liliana David

Reivindico el espejismo
De intentar ser uno mismo
Ese viaje hacia la nada
Que consiste en la certeza
De encontrar en tu mirada


La belleza, Luis Eduardo Aute


Cristina Narea es una artista nacida en Chile, aunque desde muy joven, probó su suerte en Madrid, lugar donde actualmente radica. A  lo largo de su trayectoria, ha sostenido viajes intermitentes a su país natal, ya que sus raíces chilenas la siguen llamando, pues el espíritu de grandes exponentes del folclor latinoamericano, entre las que destaca Violeta Parra, ha dejado una impronta en su quehacer musical. Por otro lado, su constante reencuentro con la música de Latinoamérica y el entrecruzamiento con sensibilidades de artistas procedentes de México, España y, desde luego Chile, han configurado un territorio musical muy importante para definir su personalidad como cantautora.

La última vez que hablé con ella me contó que estaba preparando un disco con versiones emblemáticas de Luis Eduardo Aute. Apenas unos meses atrás, antes de la partida del cantautor, ella me había recibido en su apartamento madrileño, donde hablamos de sus múltiples proyectos musicales. En el transcurso de nuestra plática, salió a relucir que uno de ellos estaría dedicado al músico, pintor y poeta español, quien falleció en abril de este fatídico 2020.

Sin anticipar la noticia de su muerte, Cristina preparaba una compilación para recorrer los más de 20 años de su relación musical con Aute, que fueron además los mismos durante los cuales se mantuvo de gira con él por Latinoamérica. Su correspondencia artística justificaba plenamente la producción de un disco próximo con versiones de temas como Intemperie, Rojo sobre negro, El resto es humo y algunos otros que apenas me reveló la también corista y guitarrista de Aute, pues al parecer quería reservarse una hermosa sorpresa para su amigo, así como para los seguidores del artista, quien habría celebrado el pasado 13 de septiembre su cumpleaños número 77.  

Cristina Narea

A su amigo y jefe Aute, como también lo llamaba cariñosamente Cristina, le gustaba mentar una idea que sintetizaba la división del mundo en dos: “en gente de puta madre y en hijos de puta”. Luis Eduardo Aute perteneció sin duda alguna al primer grupo. Así lo dejó en claro Cristina, para quien fue una bendición el haberlo acompañado durante todos esos años y, sobre todo, el haber aprendido de él y haberse entendido tan bien estéticamente, dado que ambos compartían la experiencia de la migración y se hablaban en el lenguaje de la música, la pintura y la poesía.

Para 1983, mientras Aute grababa un disco en vivo desde el Teatro Salamanca de Madrid, intitulado Entre amigos -en el que le acompañaron otros grandes artistas, como Pablo MilanésSilvio Rodríguez y Joan Manuel Serrat-, Cristina Narea se encontraba, en otro lado del mundo, preparando su álbum Mensajero del amor, que salió a la luz en 1984. Ante la sombría realidad de la dictadura chilena de Pinochet, el título del disco quería ofrecer una metáfora de la lucha por la paz, aludiendo a una especie de guerrillero clandestino o, en este caso, de guerrillera, cuyo combate había cambiado las armas por la música.

Uno de los episodios más difíciles que le tocó vivir a Cristina fue el momento en el que estuvo presa. Tal vez por eso algunas de sus primeras canciones “protestonas” –como ella misma las califica- fueron escritas con un tono de inequívoco desacomodo y rebeldía: “En plena dictadura, con esa represión, con tantos asesinatos y en ese estado de guerra que había en Chile, disfrazado de una aparente normalidad y paz, no veías bien lo que ocurría. Pero lo que pasaba era que 10 calles más allá de donde llegaban los turistas estaba el infierno. Y yo me metí a eso, conscientemente, porque siempre desde niña tuve un afán por defender los derechos humanos. Mi música, desde mis inicios, tuvo la intención de contar y denunciar lo que ocurría a mi alrededor por una necesidad, aunque  intentando cuidar siempre la parte lírica, poética, para no caer en el panfleto gratuito”.

Alejada del mundo de la música comercial, al igual que Aute, a Cristina le pareció necesario en un trecho de su carrera musical voltear hacia sus raíces chilenas. De ahí que en su disco, Huesos de mar (producido entre Chile y España), haya fusionado la música de raíz chilena y latinoamericana con el rock electrónico, logrando una cierta personalidad en sus canciones, más allá de las etiquetas del mercado. Fue ese retorno a su lugar de nacimiento, la tierra de la legendaria Violeta Parra, la que influyó para componerle una canción que llamó La más Violeta, conmemorando, así, en el 2017, el centenario de la inmortal folclorista: “La canción a Violeta habla de la vida, de sus dolores y alegrías. Mujeres como Violeta han sido una bandera del feminismo. Sin ser necesariamente  feminista, su actitud siempre fue de lucha. La mujer tiene su poderío ancestral y a mí me encanta ser mujer –admite la artista- cada día descubro mejores cosas de las mujeres que me rodean y de mí misma. Yo me siento orgullosa de ser mujer, de mi género”.

A todas esas mujeres que han tenido que luchar a contracorriente, contra la violencia, la represión, para abrirse camino en un mundo profundamente machista, está dedicado también su tema La más Violeta. Esta canción supone un homenaje a todas esas mujeres que no han sido reconocidas por sus compañeros hombres; a todas las que han sido discriminadas. Sobre esta injusta situación, encarnada en su propia vida, Cristina añade: “Ser mujer tiene su lado a y su lado b.  Nos toca hacer el doble para mostrar la mitad y solo por el hecho de ser mujeres. Por ejemplo, a mí me han presentado alguna vez únicamente como cantante, negando el hecho de que también era la compositora, productora, arreglista y pianista. Eso molesta. Y todo esto sin contar lo difícil que fueron mis inicios musicales, con una hija pequeña que tuve que criar sola, haciendo giras con ella y mi guitarra al hombro. Pero, a la vez, creo en un tipo de fortaleza que tenemos, porque cuando las mujeres queremos hacer algo, derrumbamos todas las barreras”.

Así es como Cristina Narea ha conseguido producir cuatro discos propios y, paralelamente, trabajar como músico de acompañamiento de Joaquín Sabina, Miguel Ríos y, especialmente, de Luis Eduardo Aute. La vida y la muerte son la inspiración de la cantautora, quien además en los últimos años ha extraído de sus recuerdos de infancia canciones del repertorio latinoamericano, expandiendo su gusto por el folclor hispanoamericano a otros géneros que, más allá del jazz y el rock, se decantan también por la bossa, la trova o el bolero. En su gusto por toda esta musicalidad es donde pudo encontrarse y acompañar a su amigo Aute hasta el final, en una intensa y profunda experiencia de justa rebeldía, en un viaje donde, a cada nota de cada instante, nació la poderosa certeza de habitar en la belleza.

A la memoria de Aute y para su amiga, Cristina.

Algo más de la cantautora

Cristina Narea nació en Santiago de Chile pero desde 1981 vive en Madrid. Cuenta con cuatro discos disponibles en su sitio oficial www.cristinanarea.es: Atmósfera (2016, recopilatorio), Huesos de Mar (2014), Agua (2010) y Al otro lado (2004). Durante su carrera, realizó una intensa labor política y social desde el Taller Sol y otras agrupaciones, junto con otros músicos y artistas provenientes de la danza, del teatro, del cine o de la música. Así fue como crearon el primer Coordinador Cultural en Santiago.

Algunos de sus temas se encuentran en álbumes recopilatorios como los del Canto Nuevo (Chile), El que la hace la canta (México) o Café de Autor (México).

Ha hecho adaptaciones de letra en discos como el de Claudio Baglionni (Mañana o nunca y Nosotros no) e Ivan Lins (Vuela). Asimismo, han grabado sus canciones artistas como Sandra Mihanovic (Nadie nos vio), Miguel Ríos (Estrellas de color)  o el grupo Flamenco Jazz Company (Rumbo a lo desconocido). Y ha colaborado junto a Ketama (Ke me dehe), Elefante (Aguacero), Miguel Ríos (Lágrimas en la basura), escribiendo las letras.

Durante años ha colaborado como músico y voz, tanto en discos como en directo, junto a artistas, entre los que figuran: Nacha Pop, Nacho Vegas, Antonio Vega, Revólver, Navajita Plateá, Joaquín Sabina, Estopa, Miguel Ríos, Hilario Camacho.

Desde el 2017, al parar su gira con Luis Eduardo Aute, se encuentra plenamente dedicada a sus conciertos, recitales de poesía y música.


Las opiniones expresadas en esta colaboración son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

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