Arrerrirrorru (Black Saturday)

Caliche Caroma

El güiro, a pesar de no estar microfoneado, era omnipresente, hipnótico, tsss-tsss-tsss, en un eterno retorno cumbiero vibraban beodos y abstemios, tsss-tsss-tsss. Manipulaba la percusión menor un ser que viajó desde otra época para tocar la noche del sábado 16 de enero en el Tezla Music Gallery (alias el Tezla, Bomberito Juárez #194, Centro Histriónico moreliano) con el gruperísimo Yermo Yerto; el individuo de pantalones pachucos y camisa fajada le raspaba duro y macizo, cerraba los ojos y se entregaba en cuerpo y alma a su instrumento. ¡Toma tu buen fin!

Llegamos al Furia Tropical 2.0 pasada la media noche, en pretérito nosotros también (nosotros: Wendy, Carmen y Caliche). En la entrada se lamentaban en intervalos por la tímida taquilla, pero no se agüite de limé, cámara que todavía no acaba. Tocaba EdubOne Crm rolitas acá bien ponedoras, en la barra servían las promos nuestras de chela bara. La banda organizadora, 4veinte Org., avisó que aún faltaban dos participaciones musicales more (más), Yermo Yerto y, “en tu cintura prendí un broche de oro”, los Tropicuyos con su estrella de cinco picos, el Tropijackson. En el cartel también estaban anunciados: Maizoul, La Esquina Cumbia Villera, que ya habían tocado cuando arribó el-artefacto.

Para goce de los 4veinte Org., llegó más gente bien, poco a poco te vas acercando a mí, hicieron su entrada los nocturnos que se presentan a las tocadas después de las doce, les dicen los Gremlins. Un masculino de aproximadamente 30 años, complexión robusta, bailaba abrazado de su caguama. Mientras tanto, Pachón Fuentes chorreaba talento junto al Fer Gran Melena en la jarana que canta, David el de los teclados te hago los coros y además te cierro el ojo, la Montse Kultur en los timbales, Hormiga en conga y bongó y también voz (why not?), en la alternada percutiva la Teresita, lira chillona de Moisés Ramírez y el bajo ton ton-ton-tón de Antonio González, es decir, Yermo Yerto live act, papel arroz.

Cerró el Furia Tropical 2.0 el trío Tropicuyos, tremendo trajín; algunas botellas rotas, las vueltas de las parejas en la pista, telúrico movimiento, peligro, guaracha en acción. Liberación para el humano en celo, flirteo incluyente/inclusivo/inclusive, rumba cuatro-té. En el timbal, Gonzalo Díaz; en la conga, el Morrillo. Pueblo chico, cumbia grande. Cumbiasalsa con los Tropis Tropis: “¡Aplaudan, cabrones, que no está tocando un perro, somos tres!”. El uau uau colectivo cuando casi son las tres de la madrugada, hora en la que los inspectores del ayuntamiento atacan a sus víctimas. “Con ésta nos despedimos”, la advertencia sin engaño. Pepe, arquitecto de sonido, le sube más a la voz, al cabo que ya se van.

El encargado del lugar, después de haber bailado sus buenas rolas, sacó los vasos rojos, señal de que la noche au revoir (ya valió). La gente quería otra-otra, los trabajadores del Tezla se las pelaban por disfrutar los restos del puente (asueto) revolucionario. Y como despedida arrabalera, un pedazo de Amor y espuma, canción de Acapulco Tropical, final de tardeada estilo Plaza del Carmen: “Yo quisiera ser el mar y que tú fueras la espuma/Para que no te apartaras como del cielo a la luna/Sabes que te quiero con desesperación/Si dejo de ser sincero, arráncame el corazón”.

Bailar es bueno para las frutas y verduras.

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