Horacio Cano Camacho
Ciertas líneas de la novela negra contemporánea se han comprometido con un estilo que refleja el malestar social. Sus temáticas, de alguna manera, intentan vincular al lector con muchos de los problemas actuales, sobre todo en lo referente con la connivencia del poder económico con el poder público, algo que el escritor Henning Mankell, gran cultivador de este estilo llamó, un poco en broma, la “novela negra roja” y que algunos identifican como novela negra social. Hay también algunos autores que nos hablan de la crisis ambiental y su efecto en la sociedad, en el malestar individual. La autora que hoy reseñamos es de estas últimas, a pesar de que se afana en no serlo…
Donna Leon, considerada una de las grandes autoras de novela criminal actual, es una escritora norteamericana que durante muchos años (desde 1981) se afincó en Venecia y desarrolló un gran amor por esta ciudad, mismo que se reflejó en sus novelas protagonizadas por el commissario Brunetti, personaje central de toda su obra, quien a lo largo de 31 títulos camina sus calles, navega sus canales y cual guía de turistas involuntario, nos va describiendo la grandeza del sitio, convirtiéndolo en un personaje más. Guido Brunetti, como su creadora, es un apasionado de la ópera, de la literatura y el arte clásicos, lo que se refleja en todas sus historias.
Pero también, Brunetti es testigo de la destrucción de esta joya, fundamentalmente por la voracidad de comerciantes y políticos, que de la mano están dirigiendo el abandono de la ciudad por sus auténticos residentes y la van convirtiendo en una suerte de parque temático tipo Disneyland, donde millones de turistas vamos a “dar” una ojeada y sacarnos la foto. Donna Leon misma abandonó definitivamente la ciudad por un pueblo tranquilo en los Alpes.
A lo largo de sus novelas, vemos con alarma este proceso de gentrificación extrema de este patrimonio de toda la humanidad y por supuesto, los crímenes que investiga Brunetti, de alguna manera están conectados con esta crisis ambiental y urbana. Ahora, en su más reciente volumen Dad y se os dará (Salamandra, 2022) se adentra en un tema muy espinoso, las ONG.
Leon es una escritora más cercana al policial clásico, tipo Agatha Christie, del tipo donde lo más relevante es la construcción de la historia, de manera muy cuidada y hasta preciosista, centrada en la resolución del rompecabezas que un crimen plantea. Ella misma se acepta como voluntariamente alejada de la “novela negra social” y aún más de la novela negra dura. No creo que busque hacer denuncia, ella se cuida mucho de no caer en ello, pero resulta inevitable al describir el ambiente social en el que su protagonista se mueve, lo que nos lleva a reflexionar el tema, lo que a mi juicio, hace más valiosa su llamada de atención. Y es el caso ahora, no ataca a las ONG (no se quede con esa imagen), pero expone las dudas que todos tenemos y posiblemente desvelaremos si siguiéramos la ruta del dinero…
En plena pandemia, Brunetti, un tanto aburrido y cansado -como todos- del encierro, va a la comisaría caminando por una ciudad vacía y extrañamente libre de la pesadilla de los turistas, en donde se encuentra a una antigua conocida de su infancia: Elizabetta Foscarini, quien le cuenta al comisario la gran preocupación que siente por la seguridad de su única hija, a partir de cambios en el comportamiento de su yerno, un contador y asesor financiero.
La confidencia realizada por Elizabetta va acompañada del ruego de investigar con toda la discreción posible para no “manchar” la reputación de su acaudalada familia, algo que Brunetti le cuesta trabajo hacer, pues significa poner a disposición de un interés personal los recursos públicos de la policía. Sin embargo, Brunetti se siente con un fuerte compromiso personal con la conocida en vista del apoyo que su familia recibió de los Foscarini en su infancia, llena de limitaciones y precariedades.
Todo apunta a una preocupación excesiva de una suegra celosa y solitaria, hasta que la hija de ésta, una veterinaria de una de las islas de la ciudad, sufre un ataque y el caso toma un giro muy oscuro, como si de un mensaje se tratara.
El comisario entra en una dimensión de la investigación en la que aparece una Organización No Gubernamental (ONG) dedicada, como no, a socorrer a los pobres del tercer mundo con la construcción de un hospital. Los claroscuros de estas figuras creadas dentro del neoliberalismo para que sus ciudadanos puedan paliar los desastres que sus élites han provocado y dormir tranquilos son analizados de paso. No les cuento más. Las ONG han sido tema recurrente de varias novelas negras, pero siempre por estar involucradas tangencialmente en algún caso criminal, Donna Leon, siguiendo la máxima del policíaco clásico de seguir la ruta del dinero, va a meterse en las tripas de la creación de muchas de estas organizaciones, con resultados nada felices que convierten una investigación personal en un caso criminal.
No es un discurso en contra de estas figuras, que en innumerables casos son verdaderos soportes en muchas áreas donde la inacción de los gobiernos pone en riesgo a la población o al ambiente, pero si nos llama a la reflexión sobre lo que se puede esconder detrás de los “buenos propósitos” de lo que aparenta ser una buena institución. De paso, nos lleva a recorrer una ciudad vacía, asustada y presa del crimen organizado que quiere sacar tajada de la pandemia, nada diferente al resto del mundo.Leer a Donna Leon es verdaderamente una forma de reflexionar sobre el mundo en que vivimos, pero dejando fuera los temores y horrores y adentrarnos en una manera pausada, sútil, casi tierna, como su gran personaje, el comisario Brunetti. Muy recomendable y como en las buenas sagas, se puede leer en cualquier orden y de manera independiente. Si usted, como nosotros, ya está enganchado con el noir, le servirá de remanso; si usted quiere entrarle a este universo, es una excelente oportunidad.
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