De tan cultural, contracultural: Marco Aurelio Denegri

Caliche Caroma

Cerebrotónico es la caracterización que de sí propio daba Marco Aurelio Denegri, esto dentro de los tres tipos de temperamento (somatipo) que expone el psicólogo William Herbert Sheldon en su libro de 1954, Atlas del hombre. Tal explicación el lexicógrafo peruano la hubiera agregado si aún viviera, nunca dejó sin desarrollar las ideas y conceptos que utilizaba para darse a entender, para darle rumbo a lo que decía: “El único sentido que puede tener nuestro vivir es el que ocasionalmente le demos; pero esta dación dependerá del contenido que tengamos, y cada vez tenemos menos contenido y menos inteligencia”.

Denegri, pese a su misantropía in crescendo, se dedicó a la divulgación del conocimiento al través de programas de televisión abierta, el hombre solitario frente a la pantalla hablando de textos de diferente índole. Cable Mágico Cultural y TV Perú son dos de las televisoras que transmitieron sus programas, en la plataforma Youtube se encuentran algunos capítulos de La Función de la Palabra, quizá el más conocido de ellos.

La Función de la Palabra tenía dos caras, una era la de entrevista, Marco Aurelio invitaba a alguien para desarrollar equis tema, cualquier pretexto era bueno para que el cerebrotónico vaciara el contenido de su testa; escuchaba al otro, lo interrumpía al primer desliz y lo cuestionaba hasta llevarlo a la orilla de sus creencias. La otra faz era la de miscelánea, Denegri criticaba libros a diestra y siniestra, de la poesía a la filosofía, del diccionario a la novela, erratas y errores se exponían con el único propósito de mejorar las ediciones, él hablaba de control de calidad porque sabía que “Los seres humanos, en general, sienten, piensan, quieren y obran con absoluto desconocimiento de lo que hacen”.

Bibliófilo, bibliómano, audiófilo, melómano, sexólogo, erudito, amante de la gallística y la cajonística. Escribió durante muchos años una columna en El Comercio, uno de los diarios más importantes del Perú, todavía están en línea varias entregas de “El ojo de Lima”. Autor de los libros Fáscinum. Ensayos Sexológicos (1972); ¿Y qué fue realmente lo que hizo Onán? (1996); El Arte Erótico de Mihály Zichy (1999); Arte y ciencia de la Gallística (1999); De esto y aquello (2006); Hechos y Opiniones acerca de la Mujer (2008); Cajonísitica Vallejística (2009); Miscelánea Humanística (2010) y Lexicografía (2011).

Murió el 27 de julio de 2018, había nacido el 16 de mayo de 1938, Lima lo recibió y Lima lo despidió. Sus detractores lo calificaron de mil y un modos: soberbio, pervertido, misógino, lisuriento, dictador de la palabra, radical, contracultural, y él aceptaba los señalamientos con tranquilidad, tales epítetos lo acompañaron hasta su último suspiro, sabía lo que cada una de estas palabras significaba, por eso no se inmutó con las habladurías, lo suyo era el habla correcta. Verbigracia, él era un defensor de la Cultura, así con mayúsculas, y por este lance frenético llamóse a sí mismo contracultural, aunque sabía que este término había sido traducido incorrectamente como pasó con “surrealismo”, “Canal de la Mancha”, “María Antonieta” y otros tantos dislates que señaló este gendarme del buen decir.

Falta sopesar el valor que Marco Aurelio Denegri tuvo para la cultura universal, poco a poco se va vislumbrando su valía, el peso específico de esa masa encefálica que también disfrutaba de la poesía, leyó a Vallejo, Borges y Martín Adán. La mesa puesta está y los relojes han dado la hora: “La mitad de la destrucción que hay en el mundo es autodestrucción. Esto me lo enseñó hace mucho tiempo Karl Menninger, en su obra titulada Man against himself (El Hombre contra sí mismo)”.

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