De vuelta al camino

Víctor Ruíz

Cuando Los Días de Atrás se cruzaron de forma directa en mi vida, yo no pasaba por el mejor momento. Mi matrimonio estaba en crisis y con un serio riesgo de terminar en divorcio, laboralmente estaba estancado y poco me faltaba para caer en una depresión sin retorno.

La primera vez que me reuní con Mike y Eli para ver si era posible trabajar juntos y convertirme en manager de la banda, hablamos de un montón de cosas: de los sueños a futuro, los viajes, las fechas, las estrategias para llegar a más gente y de lo aferrados que éramos por seguir en el punk rock.

No se los dije en ese momento, pero más allá de lo que les estaba proponiendo en el plano laboral, había de trasfondo un grito desesperado que pedía ayuda, una súplica para que fueran una especie de salvavidas que me hicieran olvidar mi presente.

Dentro de las idas y venidas en la conversación, me contaron que en cuatro días se meterían a grabar su segundo disco de estudio y que éste llevaría por nombre “De vuelta al camino”. De inmediato el nombre me hizo clic, como si el título hubiera sido pensado para mí.

Estaba convencido de que era justo lo que necesitaba, volver a ponerme en ruta, tomar rumbo. Estuve presente desde el día cero de la grabación y casi sin darme cuenta, había estado acompañando todo el proceso de grabación.

Aunque ya sabía lo que era estar en un estudio observando cómo de a poco se va estructurando una obra musical, esto fue totalmente distinto. Al conocer las canciones, las letras y las formas, es como si Los Días de Atrás me enseñaron el otro lado de la moneda del rock, un lado que me trastocaba y me ponía a reflexionar todas las noches.

En prácticamente un mes el disco quedó concluido. Fue un ejercicio de disciplina y mucho corazón que derivó en 9 canciones. Lo que siguió fueron múltiples ensayos, reuniones de planeación y un nuevo sueño: grabar un videoclip.

Nos pusimos manos a la obra entendiendo que el rock no puede esperar. Insistimos en que necesitábamos un auto clásico para la grabación y tras varios intentos fallidos, lo conseguimos. En dos días y muchas horas de dedicación, “De vuelta al camino” ya tenía video oficial. Y en una semana, el disco físico estará en nuestras manos.

Desde aquella primera reunión con Mike y Eli, han pasado casi tres meses. En este tiempo hicimos muchas cosas, pero también sucedió algo que comenzó siendo gradual, casi invisible, pero que ahora veo con mayor claridad: me fui convirtiendo en una mejor versión de mí mismo.

Ese fue el otro lado de la moneda del rock que pude conocer a través de Los Días de Atrás: contagiarme de todas las cualidades que proyectan Mike, Eli y Ángel, tanto arriba como abajo del escenario.

Cuando nos informaron que “De vuelta al camino” estaba listo para ser presentado, curiosamente ese mismo día comencé a recuperar a mi familia. “La música tiene un plan”, le leí alguna vez a un amigo en una columna.

La noche en que me convertí en manager de Los Días de Atrás, había decidido que la música iba ser el elemento perfecto para poder fugarme. Estaba equivocado. Al poco tiempo entendí, que la música me funcionaba mejor para volver a encontrarme y para nunca más sentirme un extraviado. Eso es volver al camino.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

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