¿Derrumbar o resignificar?

Caliche Caroma

Meses atrás, el 14 de junio de 2020, Arte y Resistencia, colectivo michoacano de creación con sentido social (así se describen ellos mismos), emitió, a través de change.org, una petición para quitar la escultura de corte monumental que se encuentra en la parte más baja del Acueducto de Morelia, justo al comienzo de esta construcción colonial, frente al Deportivo Ejército de la Revolución, conocido popularmente como “El Venus”. La petición dice: Remover estatua del acueducto de morelia que enaltece a la explotación y opresión y cuenta con 1210 firmas (26/09/2020). La escultura está diseñada como un homenaje tanto a Francisco Antonio de San Miguel (1724-1804), obispo patrocinador del otrora conducto hídrico, hoy Patrimonio Cultural de la Humanidad, como a las mujeres y hombres que edificaron la ciudad de la cantera rosa, es lo que aseguran los defensores de esta mole que se conoce como A los constructores de la ciudad, realizada por José Luis Padilla Retana e inaugurada el 21 de mayo de 1995.

En este contexto, Arte y Resistencia, a cargo de Fernando Llanos, quien asegura trabaja de la mano con la nación purépecha, y la Secretaría de Cultura de Morelia, que dirige Cardiela Amezcua, convocaron, por esas mismas fechas (julio), a unas mesas de discusión que titularon Diálogos para construir pensamiento y ciudad. En las mesas virtuales se analizó la pertinencia, el valor, sentido y futuro de la obra de Retana y otros monumentos, así como asuntos derivados de esta discusión. Luego de estos esfuerzos oficialistas, con todo y especialistas, conclusiones y desplegados en periódicos, y después de un supuesto olvido del asunto, como en ojo de huracán, la polémica escultura regresa al debate público. ¿Es un monumento a la esclavitud? 

Hace unos días, el Consejo Supremo Indígena de Michoacán emitió un ultimátum dirigido al presidente municipal de Morelia, el profesor Raúl Morón, en donde le exigen que retire la escultura de Padilla Retana a la voz de ya, le ponen como fecha límite el 12 de octubre del año en curso, justo cuando se recuerda el inicio de la invasión de América por Cristóbal Colón y sus amigos. Del texto que el Consejo difundió se toma el siguiente párrafo:

“Desde la versión oficial de la historia, en Morelia en 1995 fue inaugurado el monumento a Francisco Antonio de San Miguel, conocido también como el monumento a los constructores de la ciudad ubicado al inicio del acueducto de Morelia, obras escultóricas que lejos de reconocer a quienes aportaron con su trabajo en la construcción de Valladolid recuerdan y reflejan siglos de saqueo, dominación y explotación colonial, proceso histórico ilegítimo, violento e inmoral. Para nuestros pueblos y comunidades originarias, el monumento a los constructores, no reconoce a los constructores, por el contrario, es una obra ofensiva y racista, un símbolo de la subordinación, una representación del esclavismo y un emblema del genocidio español en América”.

La posición de la Secretaría de Cultura de Morelia en voz de su titular, Cardiela Amezcua: «El posicionamiento del profesor Raúl Morón y el Ayuntamiento de Morelia es el diálogo. Dialogar con quienes están proponiendo el cambio de la escultura. Dialogar con todos los sectores que estén interesados. Es un tema importante, lo que hemos trabajado con este gobierno es que la ciudad es de todos y todos la habitamos, la vivimos. Todos tenemos derecho a repensarla y restructurarla. Yo estoy esperando que el Consejo Supremo Indígena me conteste, ya les mandé mensaje para que lleguemos a un acuerdo sobre la escultura. Lo que se había avanzado, en los conversatorios que tuvimos, era en que se tenía que poner una placa en el monumento que explicara que fue un momento histórico, pero que no tenemos que repetirlo; también se habló de la posibilidad de moverlo a un museo. Todavía no hay nada definido, estamos en la postura de dialogar».

José Luis Padilla Retana

La postura de José Luis Padilla Retana, autor moreliano de 33 obras escultóricas monumentales en Michoacán entre las que se encuentra la fuente de Las Tarascas, es la siguiente: “Un reconocimiento a aquellos que hicieron de nuestra ciudad un monumento, no había. En la época de Francisco Antonio de San Miguel hubo una hambruna muy grande, él fue una fuente de trabajo para muchos indígenas que venían de varios lados. Esta escultura no tuvo mayor complicación, representé lo que me pidieron, la escena la imaginé así de acuerdo a los elementos históricos. Se representa al tameme, al cantero, a los que dirigen la obra. No entiendo porqué se sorprenden de que alguien esté desnudo y otro con ropa, así era el trabajo en aquellos tiempos y aún hoy. No se trata de lastimar a nadie ni de ofender a nadie, se trata de resaltar el sacrificio humano, el esfuerzo”.

Juan Jerónimo

¿Y qué piensan al respecto los habitantes de los pueblos originarios? Juan Jerónimo Lemus, cherani, como el mismo se nombra, al preguntarle sobre esta escultura, el también Mtro. en Filosofía por la UMSNH nos remitió a la columna de Raúl Zibechi que se titula Derribar estatuas y que aparece en La Jornada (25/09/XX), de la cual extraemos lo que sigue: “Las estatuas son una herencia colonial. Como los estados. Representan la cultura de la clase dominante. Los pueblos originarios tienen otra forma de representar sus cosmovisiones en la arquitectura, como las pirámides, que enseñan también modos jerárquicos de ver el mundo. Tampoco se trata de sustituir estatuas coloniales por pirámides sacramentales”.

Juan Jerónimo prefiere “no meterse en broncas”, sin embargo, comparte algo de sus elucubraciones: “Mi reflexión precisamente va en ese sentido, de observar la situación a profundidad y no en actos reaccionarios.  Que son más bien los actos de los indígenas desterrados de las comunidades que sufren el tormento de la opresión en la ciudad”. Otro purépecha, amigo de Juan José Lemus, que prefirió aparecer como anónimo, menciona que: “Yo creo que los monumentos representan la historia de nuestro país, donde tenemos que ir cambiando es en la forma de pensar y como lo menciona Juan, hay formas más contundentes de hacer cambiar una mentalidad errónea”.

Sáshenka Hernández

Sáshenka Hernández Estrada, poeta purépecha, toma el diálogo por los cuernos de la interpretación: “Me he puesto a analizarlo de las dos posturas que se presentan como antagónicas. Por un lado, está implícita la esclavitud de los pueblos originarios, y quizá sería prudente derribar esa escultura y así habría una reivindicación. Pero por otro lado, también veo que es parte de nuestra historia. La mayoría de las ciudades se han edificado con la sangre indígena, con el sacrificio y esclavitud de los pueblos originarios. Y me parece que derribar estas esculturas y edificios, es derribar, perder nuestra memoria. Si de por sí se está olvidando cada vez más la visión del mundo indígena, con esto nos vamos a quedar sin nada. Entonces, estos monumentos son un recordatorio para no olvidarnos de esa esclavitud que sufrieron nuestros antepasados, para que no se repita esa historia”.

Raúl Calderón Gordillo

Del sentir de los no purépechas, pero habitantes de Morelia, también hay argumentos y posiciones. El director del Centro Cultural Antiguo Colegio Jesuita, Raúl Calderón Gordillo, que fue parte de las mesas Diálogos para construir pensamiento y ciudad, comparte su punto de vista: “Me parece una mala decisión, desde el principio con lo de la petición en change.org, esto puede ocasionar un linchamiento, son muy malas decisiones que no tienen nada que ver con los hechos prácticos. Partamos de la frase que violencia genera violencia. Las mesas en las que participé parece que no tenían mucha representatividad. Al final es dinero público, es decir, no sé cuánto costó esa escultura, pero lo más importante es encauzar estos momentos históricos y darles otro sentido, otro giro. Es indispensable en esta actualidad compleja. Habría que centrarnos en el tema de semióticas, semiologías, apropiación cultural, etcétera. Aunque lo cierto es que los que están chambeando más son los indígenas, para que se dé esta resignificación. Pero también creo que no se puede dar un ultimátum, pues genera un entorno violento, no en la misma intensidad de la barbarie de la conquista, pero sí parecido. Después de 500 años y seguir con el mismo pleito, no tener la capacidad de discutir, discernir, dialogar y debatir. Y la Secretaría de Cultura debe valorar los elementos que se dieron en estas mesas de diálogo, recuerdo que su respuesta fue que la iban a remover. Estuvieron buenas las mesas, pero no sirvieron de nada”.

Juan José Rosales Gallegos

La opinión de Juan José Rosales Gallegos, polemista locutor del Sistema Michoacano de Radio y Televisión, quien le arriba al debate recordando a Alfonso Reyes, quien dijo que los españoles se llevaron el oro de los indígenas, pero dejaron el suyo (la lengua española, el habla): “Debemos entender que la construcción de este país antes de que fuera país, es decir, la colonización, la llegada de los españoles y la imposición de un estilo de vida y una religión, fue una situación sangrienta, sin duda alguna, que vino en detrimento de toda Mesoamérica. Pero a partir de ese parto doloroso, viene también la convivencia y el entendimiento que se reflejan en grandes obras como es la construcción del Acueducto de Morelia, y la ciudad misma, de la que todos nos sentimos orgullosos. Se ve en esta escultura a personas de rasgos indígenas construyendo la obra, cargando las piedras, y personajes de origen peninsular, religiosos, dirigiendo los trabajos. Así fue, no lo podemos negar, pero no es un monumento que exalta la acción de la esclavitud, sino la construcción de la ciudad, el proceso de entendimiento. Ahora, sí se va a derrumbar este monumento, pues de una vez que derrumben todo, que tiren el Acueducto, la Catedral, las Tarascas, que derrumben cada uno de los vestigios que surgieron de ese proceso que sí, repito, nace de una imposición, pero al final es lo que somos y no lo podemos negar. Negar lo que somos y cómo nació este país es una negación de ellos mismos (en referencia al Consejo Supremo Indígena)”.  

Para finalizar, hubo otro posicionamiento que también quiso permanecer anónimo, pero lo compartimos aquí para generar el debate y mostrar las diferencias que hay aun dentro de los mismos pueblos originarios y del Consejo Superior Indígena de Michoacán, pues considerar que su pensamiento es uniforme sería ingenuo: «Varias comunidades se han deslindado de dicho consejo, ellos hablan en nombre de las comunidades, sin vivir en las comunidades, ni tener la representación de las mismas. Buscan más el protagonismo mediático, que a la postre se convierta en botín para negociación con el estado». 

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