El cuarto mono

Gerardo Pérez Escutia

Centro de la ciudad de Chicago, un desconocido es arrollado por un autobús de pasajeros y muere de inmediato, llevaba consigo una libreta pequeña, una cajita blanca y en su interior ¡una oreja humana!, esto prende las alarmas del Departamento de Policía de Chicago ya que este es el modus operandi del “cuarto mono”, un asesino serial que tiene desconcertada a la policía desde hace seis años y que para el detective Sam Porter, encargado del caso, es algo más que una obsesión, resolver este caso es ya su motivo de vida.

Así comienza la novela El cuarto mono (2017) de J.D. Barker (Estados Unidos, 1971), un escritor de thrillers que hasta ahora ha publicado Forsaken (no disponible en español), la trilogía del cuarto mono, y una precuela de Drácula, utilizando material inédito de Bram Stoker con autorización de sus herederos. Es un escritor de estilo muy particular que incorpora elementos de misterio, de psicología y de horror en sus novelas.

El protagonista, nombrado como “el cuarto mono” por la simbología de sus crímenes referentes a la leyenda del templo Toshogu Nikko, en Japón, que tiene tres monos tallados en la entrada, el primero se tapa los oídos, el segundo, los ojos, el tercero, la boca que representan el proverbio “No escuches el mal, no veas el mal, no pronuncies el mal”. El cuarto representa “No hagas el mal”.

J.D. Barker

Se trata de un asesino que ha mantenido un patrón constante desde su primer crimen reportado. Secuestra a su víctima, dos días después envía una oreja a la familia por correo, dos días después envía los ojos, dos días más tarde envía la lengua y por último deja el cuerpo de la víctima en algún lugar público de fácil acceso. Las investigaciones sugieren que elige a sus víctimas para castigar las “malas acciones” de algún familiar.

Por otra parte, Sam Porter es un detective maduro, con sobrepeso, 30 años de servicio, de los cuales los últimos seis los ha dedicados a la búsqueda de este asesino por lo que el caso ya es parte inseparable de su vida y obsesiones. El asesino ha conseguido eludir su captura y aunque envía señales y “regalos” a sus víctimas, es muy cuidadoso y no deja pistas logrando eludir la justicia todo este tiempo.

La muerte del misterioso hombre atropellado hace pensar a Sam y su equipo que se trata del “cuarto mono” y que por fin darán por resuelto este complicado caso, nada más lejano a la realidad pues aquí es donde comienza realmente el misterio de esta historia.

J. D. Barker retoma en esta historia el tema del asesino serial, tema que ya hemos tratado en otras reseñas en este Bufete Negro, pero que aún sigue fascinando a los adictos del género negro y el thriller, es un tema que no se agota y sigue lectores en todo el mundo.

El autor rompe con lugares comunes y clichés de niños abusados, y maltratados, producto de familias disfuncionales que generan rencor y deseo de venganza hacia la sociedad, nada de eso está presente en este relato, eso es lo que sobrecoge pues nos hace evidente que este tipo de “monstruos”, se pueden dar en cualquier entorno y en cualquier ambiente familiar. Al estar redactado el diario con la visión y prosa de un niño de 11 años, nos impacta más lo ahí narrado por la candidez y falta de filtros con la que se describen hechos perturbadores.

Sam Porter va reorganizando el caso, entran los análisis forenses, la investigación de campo, los interrogatorios a las personas de interés, bajo la terrible presión de saber qué hay una persona secuestrada que puede estar sufriendo horribles torturas y que su tiempo se agota. Por esta situación la historia está pautada por horas en un arco temporal de solamente tres días, por lo que la narración en momentos es trepidante y desesperante pues cada pista lleva a callejones sin salida y el tiempo se agota.

El autor nos presenta una historia densa, no nos ahorra ningún detalle escabroso y en momentos es difícil continuar su lectura por la crudeza de lo narrado, sin embargo, todo se adapta y justifica en la narrativa, le da color y carácter a los personajes, sobre todo una profundidad psicológica pocas veces vista en este tipo de obras, las pruebas y situaciones se acomodan.

Recomiendo mucho esta lectura en este fin de año atípico, en el que si nos cuidamos y evitamos las reuniones sociales, seguro que tendremos más tiempo para leer.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

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