El Marginal o de la tragicomedia tumbera

Caliche Caroma

Esther Acevedo, una querida amiga que murió hace poco, decía que a ella le gustaba ver, de vez en cuando, películas y series con el único fin de entretenerse, después de los tarkovskis, kurosawas y buñueles, venía bien algo de «acción» para pasar el rato. Estoy de acuerdo. No es que El Marginal sea un bodrio, lejos de eso, ni sencillito, para nada, la pregunta está ahí, ¿qué es la libertad? Sin embargo, El Marginal es una tragicomedia para disfrutarse, tiene momentos escalofriantes como aquel en donde hacen empanadas de humano y casi todos en el penal las comen; o aquella escena cuando al Sapo, alto capo, le hacen una traqueotomía improvisada, las violaciones en los baños, un lugar común en la narrativa de chirona. Lo que pasa es que no es pretensiosa la creación de Sebastián Ortega, a pesar de que hay quien ve esta producción como otra de esas romantizaciones del crimen (Narcos, Breaking Bad, Mindhunter, etc.), boludos…

El Marginal se estrenó en el Canal 7, Televisión Pública Argentina, por allá en 2016, pero ahora la puede ver todo aquel que pague o se robe el contenido de la ene escarlata, mejor conocida como (la) Netflix. El Marginal es una serie sobre la vida carcelera, tumbera, trata de las cosas que pasan en prisión, hombres encerrados hasta el hacinamiento, cometieron algún crimen o simplemente están ahí porque su mala suerte los llevó a ser huéspedes del Gran Hotel: la oscura estrella de su destino oscurece, no alumbra, la existencia de estos wachiturros que toman vino de caja y se meten falopa (cocaína) en sus ratos libres. También hay gordos mafiosos que te rompen el cráneo a martillazos, capitalismo caníbal, trata de personas, secuestros, corrupción a manos llenas, explosiones de carros, un peleador sin ley que es tartamudo (Pantera), romance + sexo, códigos, dice el L-Gante, Bizarrap & Cía. en el tema Pinta:

Nosotros también tenemos códigos
Eh
Bizarrap grabá este Villarrap
Yo tengo esta pinta porque pintó
Visera’, gafa’, zarpado en conjunto
No me cabe que me falten el respeto
No me apuren que yo siempre ando bien suelto
Y ya me conocen
Por varios barrios
Caemos de cheto
Y no compro con los otarios
Todos los pibes de la calle están luchando pa’ comer
Yo tengo para preguntar y también para responder
Y conmigo no te creas que me va a callar cualquiera
Mi pueblo me crió para defenderme con quien sea
Muchos que no bancan nada si te lo cruzas sin chapa
Yo ando de noche fumando y la envidia mata
Me quiere parar la gorra
Eh…

La cárcel de San Onofre es el escenario, la jaula en donde la muerte, la traición, el contrabando, la prostitución y la amistad son los principales actores: “No me puedo ir, no puedo escapar / Se me ven por los ojos las ganas de salir / No me puedo ir, ya no salgo más / Encierro un perro que suelto para vivir”, canta Sara Hebe en la entrada de esta novela, casos de la vida tumbera, drama villero (hay una villa en el patio de San Onofre). Hay muchas cumbias, rock y algo del folclor urbano contemporáneo de Argentina: guita, rati, poronga, quemado, bondi, antichorro, pancho, gil, bardear, violeta, atroden, facazo y una lista larguísima que se puede consultar acá con todo y significado: https://palermonline.com.ar/wordpress/el-lenguaje-tumbero/

La serie tiene sus idas y vueltas en el tiempo, no es lineal, la segunda temporada es la precuela de la primera y la tercera está en medio de estas dos, en fin, algo enredoso, los fans más exigentes criticaron la «ambición» de los productores, explotar al máximo el éxito de la primera y segunda temporada, pero sí se disfrutan cada uno de los capítulos de las cuatro temporadas y además tiene este otro tema de Duki y Vicentico: “Soy un marginal, no diferencio entre el bien y el mal / Tengo un problema con la autoridad / Me llama la calle, me habla la ciudad / Por un pecado, di la libertad”. El Marginal se relaciona con series como Okupas, Tumberos (también de Sebastián Ortega) y películas como Pizza, birra, faso, producciones que retratan la vida de barrios marginados, historias duras en donde las salidas son poco atractivas: locura, prisión o muerte.

Uno de tantos personajes entrañables de El Marginal es Pedrito, un preso liliputiense que se presenta así: “Soy Pedro Pedraza, el último niño de raza”. Interpretado por Brian Buley, Pedrito tiene tremenda punta afilada, no duda en usarla y el que a hierro mata… aunque lo vean en triciclo por la Villa de los Sub-21 (el patio de San Onofre, la zona pobre de la cárcel), Pedrito es peligroso, “ya ha matado a varios”. A Pedrito le gustan las aventuras y las felaciones, que se las hagan, por eso de vez en cuando visita el pabellón de los travestidos y transexuales, porque la vida en la cárcel puede ser muy aburrida y Pedrito muy loco: «En el pasillo de la villa se cuenta que yo soy el loquito más picante del condado».

Juan Pablo «Diosito» Borges es otro de los presos que atraen bastante, quizá sea su humor negro, o esos dientes rebanados y sucios, quién sabe, lo cierto es que Nicolás Furtado lo logró, pudo con el personaje, lleno de merca pasea por los pasillos de la prisión, inconfundible con esos pelos teñidos de rubio. Diosito es un niño perverso, busca amigos secretos, griego él: «Un besito, nomás, pero entre amigos, como para sellar la amistad». Diosito val psicólogo, los secretos más retorcidos de Diosito se exponen en terapia, la envidia y el ego de Diosito: “Yo soy Diosito, rézame a mí”. Diosito no muere.

El desfile de personajes es largo, pero entretenido, porque esta serie no es para hacerse el intelectual, “dejá ya de hablar pelotudeces”, es, como decía Esther Acevedo, mero entretenimiento, con momentos realmente irreales, Deus ex machina, exageraciones y algunos efectos tercermundistas, pero divertidos, en resumen, lo hilarante de la tragedia humana y una aproximación al hábitat de los presidiarios. El encierro es el mismo en Argentina que en México, la decadencia no tiene fronteras, pero sí himnos nacionales, otra vez Pedrito antes de que le corten el cuello: «¡Vamos Argentina, la puta que me parió!». Personajes: Borges, uno de los presos alfa y gordo desde pequeño; Antín, director del penal y la mente más criminal de El Marginal; Sapo Quiroga, otro de los alfa, la tiene chiquita; Morcilla y su novia Fiorella, Colombia (James), Capece el poli, César, la psicóloga Emma, el que anda en muletas y luego ya no, Pikachu…

Una frase de Mario Borges (Claudio Rissi), hermano mayor de Diosito, como despedida e invitación a sumergirse en San Onofre, en El Marginal: “¡Cuando sus putas madres estaban pensando en abortarlos o tirarlos en una zanja, yo ya había ido y vuelto!”, al terminar de decir esto se come un dedo humano para demostrar que es duro, muy duro, como el dedo.

El Marginal
Lanzada en 2016
4 temporadas
Creación de Sebastián Ortega
Escrita por Adrián Caetano, Guillermo Salmerón y Silvina Olschansky, Omar Quiroga, Nicolás Marina.
Dirección de Luis Ortega, Israel Adrián Caetano, Mariano Ardanaz, Javier Pérez y Alejandro Ciancio.
Actúan: Nicolás Furtado, Claudio Rissi, Martina Gusmán, Juan Minujín, Esteban Lamothe, Abel Ayala, Marcelo Peralta, Brian Buley, Maite Lanata, Daniel Pacheco, Lorenzo Ferro, Aylin Prandi, Ignacio Sureda, Gerardo Romano, Luis Luque, Roly Serrano, Rodolfo Ranni, Mariano Argento, Carlos Portaluppi, Alejandro Awada, Ana María Picchio, Jorge Lorenzo, Verónica Llinás y Julieta Zylberberg.

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