“El títere tiene la libertad de decir lo que quiera”: Toni Zafra

Raúl López Téllez

En tanto se siga considerando al teatro de títeres como un “subgénero”, no existirán apoyos ni esquema formales para propiciar la formación e impulso a esta disciplina, señaló Toni Zafra, titiritero español y referencia en el desarrollo de este arte escénico.

De paso por Morelia, donde participa dentro de los eventos de la Fiesta del Libro y de la Rosa que realiza la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Zafra señala para el-artefacto la importancia del teatro de títeres en México proviene desde la época precolombina. “Se sabe que ya había funciones, vaya, los títeres tenían una función y un uso social importante, y fue en la Nueva España, el virreinato, el que trajo la moda que en aquellos momentos se tenía en Europa, en España, de ahí vienen las compañías como la de Rosete Aranda, por ejemplo, que marcaron un estilo, una forma de trabajar o de explicar cómo era la sociedad en aquellos tiempos”.

En la actualidad, dice, “México tiene un lugar riquísimo, tanto en material como en potencial personal, hay bastantes compañías que están haciendo un trabajo dignísimo, y lo digo no por quedar bien, sino porque conozco muchos de esos trabajos; hay un movimiento interesantísimo de titiriteros, de actores y dramaturgos que están trabajando para darle un mayor sentido a lo que consideran en muchos lugares un subgénero. Las compañías mexicanas están absorbiendo y recuperando el estilo, los iconos, la estética propia, con una forma muy peculiar de hacer teatro de títeres”.

-¿Cuáles son las tendencias predominantes en el movimiento titiritero, no sólo de México sino en Europa?

“Hay un fuerte cambio; el títere tradicionalmente ha sido transgresor, va más allá de lo que establecían que pudiese decir, esa es la mayor y mejor característica del títere, a partir de esa base, el títere tiene la libertad de decir lo que quiera y como quiera. Las temáticas, eso ya es cuestión un poco de los autores o de los creadores., pero lo que se está viendo es que ya sigue, va en un sentido social, cultural, cada vez yendo más a lo profundo, qué le pasa al mundo, a la humanidad, a la persona, qué angustia tiene el ser humano, ya no las guerras, la injusticia, son temas que se han de tocar, se está yendo a un trasfondo mucho más digamos, profundo, subjetivo, este cambio, esta dinámica, es interesante de que siga, pero en general se empieza a no tener tanto miedo a hablar de la desnudez de nosotros mismos ante el mundo, sin tapujos, sin mentiras y sin superficialidades lo que le sobra a la sociedad”.

-¿Existen los espacios adecuados para que el oficio del titiritero persista?

“No. Absolutamente no, y un ejemplo es el que tengo aquí: hasta que el teatro de títeres no se considere un género, no un subgénero en el teatro, textual, vamos a ir a remolque, vamos a ir digamos tomando las migajas que dejan las compañías subvencionadas, las compañías estatales. Creo que la lucha no es subvencionar ni es ayudar; para mí, una de la soluciones a nivel mundial en países como México, por ejemplo, que es un país que considero rico, no solo rico por los medios que tiene, rico en la forma de pensar, es que los medios tengan estructuras, que los artistas tengan lugares donde puedan trabajar, a partir de esto, seguro que se crea una dinámica donde se normalizarán las necesidades de cada uno de los artistas, no solo titiriteros, y eso se tiene que ir consiguiendo poco a poco”.

Cuando no tienen estas condiciones, señala Zafra, el titiritero “se las tiene que buscar; si no te consiguen una sala con las condiciones, sales a la calle, y que las autoridades tengan la cortesía y la gallardía de ofrecer los permisos correspondientes a todos aquellos que puedan sembrar de cultura y de felicidad las calles de las ciudades”.

-En tu caso, ¿cómo definirías tu propuesta?

“Mi propuesta es sencilla. Llevo más de 40 años trabajando y creo que he cerrado un bucle, el bucle que cierro y el que se inicia es compartir lo que sé; ahora entro en la docencia, no puedo irme a la tumba con lo poco o mucho que tengo, necesito gente joven, materia nueva, sangre limpia para compartir lo que yo tengo y para dejar a las nuevas generaciones”.

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