Estrella luminosa

Livier Fernández Topete

Para Cecilia Juárez

Tu nombre es accidente en un estanque, como el de todos, letras trazadas por el azar, echadas al pantano de la vida. Te has nombrado a los pies de la ira, dices que ha hecho de ti su perro, que ha hecho de ti su perra, reconoces como nadie el collar y la correa que te unen a la cólera, esa necesidad humana de indignación, de rechazo a lo que se da por sentado, a lo que nos sienta o nos tumba a puñetazos por las meras ganas de erigirse como verdad. Has llamado a tus monstruos con la dulzura de una madre que es hija al mismo tiempo, los has visto a la cara y acariciado sus verrugas, sus deformidades, has besado sus heridas en tantos versos que nos dejas desprovistos de artificios, obligados a mirar los arañazos en nuestra carne, tus poemas son espacio que permite hacer de curandero y de enfermo, lengüeteamos tus llagas, lames las nuestras. Creces la escalera al inframundo con peldaños adoloridos y furiosos, dibujas la puerta que conduce al infierno de cada quien, eres la guía que alumbra el trayecto con luces de lirismo. Tu cuerpo pleno de rabia es espejo de la espuma que deberíamos dejar salir por nuestra boca, espejo que encaja su vidrio a los que reprimen su sombra, cristal compasivo que refleja pupilas abrillantadas por su tristeza. Tu cuerpo pleno de queja es un llamado que embiste, una llama que provoca, una invitación a hurgar dentro. Aullido que contradice, que dice las incongruencias, porque así no, así no este mundo de patrañas. Eres un sol que ilumina las tinieblas para volverlas visibles, eres un Sol, refugiado a veces en su Luna o en su Diablo.

The one who craves souls, by a big freeze

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

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