FEMSA o el arte del batidillo

Caliche Caroma

El Fomento Económico Mexicano Sociedad Anónima Bursátil de Capital Variable (FEMSA) organizó su bienal de 2020 en Michoacán y la nombró Inestimable Azar, actividad artística en la que se comisionó a varios creadores locales para que escogieran trabajos de otros artistas y los presentaran en los diferentes museos y espacios públicos del estado de los aguacates y los movimientos sociales venidos a menos. Hasta el momento la fórmula ha sido el batidillo, los “curadores” (y museógrafos) toman obras (¿al azar?) de aquí y de allá y las ponen en una sala, invitan a alguien a escribir sobre sus propuestas y pretenden con esto taparle el ojo al macho. Es el concepto, argumentan, y así posicionan la actividad cultural de la región, aseguran. Quizá la única ventaja es que no se hizo con dinero público, total, es recurso que proviene de la diabetes nacional.

Una nota previa (Niña en el Clavijero y otras travesuras) sobre lo presentado por los artistas de la bienal FEMSA en el Centro Cultural Clavijero, contextualizará mejor lo que aquí se comenta con descaro (como las mismas exposiciones). Sin embargo, ahora que el Museo del Estado se abrió para albergar otras de estas fusiones, no pudimos quedarnos sin opinar al respecto, porque para aplausos están los burócratas y los mismos artistas que se soban los lomos en una de esas genuflexiones que tanto les gustan a los acríticos. Y es que parece que los comisionados, junto a museógrafos, tomaron de referencia las tiendas de artesanías de la región y los bares folk (donde venden mezcal o comida de autor) para acomodar sus trabajos recopilatorios, es decir, chile, mole y pozole o lo que salga es bueno, total, ¿quién va a protestar? Disfruta la vida, Coca-Cola.  

El botón de la muestra que se descose solito. En una de estas salas del Museo del Estado, en donde curó Ángel Pahuamba, se lee la presentación que escribió el multipremiado poeta Armando Salgado, amigo de Pahuamba, quien se trepanó las ideas para confeccionar un texto que básicamente repite los nombres de los participantes y nos sorprende con obviedades como ésta: “…el arte y la cultura son vitales en la construcción social de la identidad de nuestros pueblos”. Discursos más gastados que las botas pintadas por Vincent van Gogh no puede haber, una lástima por el derroche de talento.  A veces, por querer quedar bien con los cuates, se queda mal con los desconocidos y atentos. Un discurso como el de Salgado, que se ha repetido hasta la náusea, no pasa desapercibido y sólo deja en claro que la amistad es lo que vale y no el control de calidad o la sinceridad sobre lo que se hace. Hoy por ti, mañana por mí.

Las otras salas, incluyendo las del Clavijero, no tienen mejor suerte, ni acomodo. Es aquí cuando se comprueba que el exceso de recursos, privados o públicos, y toda la parafernalia de una empresa como FEMSA no compran el talento, hace falta más que el dinero, como dijo Unamuno: «venceréis, pero no convenceréis». Menos pretensión no hace daño, pues la mayoría de estos artistas se sienten la última chupada del mango y no pasan de ser llamaradas de petate, frase que viene como anillo al dedo, ad hoc, al discurso de apropiamiento y ensalzamiento de los “pueblos originarios”. ¿Necesitan los purépechas que alguien los visibilice? Cada región indígena de Michoacán tiene sus artistas, posicionados o no, sus manifestaciones creativas existen sin necesidad de venir a amontarlas junto a obras que difícilmente se relacionan unas con otras. Un flaco favor le hace la bienal FEMSA al arte local con muestras como las que se comentan.

Museo del Estado

Centro Cultural Clavijero

Y no es que no valga cada obra por sí sola, los artistas y artesanos que participaron con los curadores son muy buenos, algunos de trayectoria reconocida internacionalmente, indiscutible. La cuestión es el amontonamiento, la mescolanza, la sobreposición de los elementos, el vil batidillo. El orden y el sentido brillan por su ausencia. Sin miedo a equivocarnos, todo indica que los comisionados de la bienal FEMSA improvisaron, la pandemia no los dejó fluir como lo hubieran hecho en una situación de supuesta normalidad, mil justificaciones más se pueden dar, para eso no hay recato. Es el vacío lo que reina en lo presentado hasta ahora, y al parecer ésta será la constante en cada una de las exposiciones de una bienal que es más publicidad que arte.

Pero que el lector no se quede con estas palabras rencorosas, que vaya al Clavijero y al Museo del Estado, que desmienta lo (des)escrito aquí, porque todos los dichos son discutibles, opinables. Tal vez sólo nos dejamos llevar por lo que vimos, es posible que nos faltó adentrarnos en el concepto de los curadores, en ese acomodo de tianguis (que los hay en los mercados sobre ruedas muy buenos) incomprendido, no supimos captar la esencia de lo presentado, seguramente fue eso, una equivocación que debe ser enmendada con un giro de tuercas o unas patadas en la apreciación del arte. Nos falta tomar refresco de cola para valorar esta oscura bienal. Incomprendida suerte, pues una tirada de dados jamás abolirá el inestimable azar.

Museo del Estado

Centro Cultural Clavijero

Museo del Estado

Centro Cultural Clavijero

Museo del Estado

Centro Cultural Clavijero


Fotos: Wendy Rufino

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Un comentario sobre «FEMSA o el arte del batidillo»

  1. Soledad Tafolla Leveroni

    Realmente es horrorosa. No creo que entiendan mucho sobre Arte y Museo grafía. Son sus Cuates. Principalmente Y también confunden el Arte con la Artesanía. Para la Artesanía podemos ver en Morelia ese Palacio en San Francisco. Los principales y más importantes Artesanos. Que raro que Femsa no haya comprobado que se expondrá, en Monterrey he estado en 4 o 5 Ediciones y ahí imperaba las Buenas propuestas de Artistas Verdaderos. En fin en estos tiempos impera más la mediocridad. una Felicitación al autor del Articulo

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