Raúl López Téllez
Ante una carencia presupuestal y de recursos humanos, el Centro Histórico de Morelia es la joya presumible para el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), frente al abandono de más de 2 mil sitios arqueológicos en el estado.
Así lo reconoció el propio delegado del Centro Regional Occidente del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Marco Antonio Rodríguez Espinoza, quien rechazó que sólo sea función de la dependencia federal asumir la defensa en la conservación del patrimonio. En “términos fríos” dijo que el INAH en Michoacán ejerce cinco millones de pesos anuales, una cantidad que calificó como “baja, muy baja”, más otros recursos provenientes de convenios con otras instituciones que no precisó.
En el caso de los vestigios ubicados en el interior del estado, se mantienen seis centros arqueológicos abiertos al público, pero existen 2 mil 172 sitios registrados sin atención, realidad que plantea retos como una investigación constante, sistematizada, “ya que al final del día, nuestra tarea como investigadores es hacer hablar a las piedras, que las piedras nos cuenten un poquito la historia de este estado”, pero que no se cumple por la falta de recursos, tanto financieros como humanos.
La defensa del Patrimonio, dijo, “es un tema complejo por todas las implicaciones políticas, sociales, jurídicas y evidentemente estamos obligados a ir renovando varias de las estrategias que tenemos. Ciertamente la defensa del Centro Histórico es un tema muy importante, pero veamos los centros históricos, el de Morelia respecto al de Guadalajara, lo que puede dar una dimensión del gran esfuerzo que en Morelia hemos hecho las instituciones que estamos de alguna manera implicadas en la defensa del patrimonio y que no es solamente una tarea del instituto, compete a diversos actores sociales tanto del estado como del municipio”.
El Centro Histórico de Morelia, dijo, “ha sido problemático, nunca dejará de serlo, hay muchas cosas por hacer, pero también hay que decirlo con todas sus letras, es un centro que nos llena de orgullo a pesar de los pesares, gracias a esta fuerza del Instituto que lo defiende” y que incluso, avanzó en el autoelogio, genera impactos económicos “impensables” en materia turística.
IV Coloquio
Rodríguez Espinoza y otros investigadores del director del Centro INAH participaron en una rueda de prensa para anunciar el IV Coloquio de Arqueología, los días 7 y 8 de noviembre en la sede del Centro Regional del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ubicada en Palacio Federal, Avenida Madero Oriente 369, Centro Histórico.
Tres mesas de trabajo abordarán además de conferencias magistrales, investigaciones en torno a la arquitectura y el urbanismo prehispánicos, ejes en los que se centra el Coloquio y temática que mantiene su vigencia solamente como modelo de estudio ante intervenciones y modificaciones en su contra, consideraron los especialistas.
Ramiro Aguayo, coordinador de Arqueología, señaló que en el evento participan 27 ponentes, algunos de Francia y los Estados Unidos, de El Colegio de Michoacán además de los propios investigadores del INAH, se incluyen dos conferencias magistrales, una a cargo de Leonardo López Lujan, Premio Crónica 2019, en torno al Templo Mayor a partir de cómo se construye una pirámide; además de la doctora Linda Manzanilla, a quien calificó como “excelente investigadora, para presumir”, ambos considerados referentes de la arqueología nacional.
El investigador José Luis Punzo Díaz destacó la presencia en el evento de Dominique Michelet, de La Sorbona, a quien calificó como “pionero de la arqueología en Michoacán por lo menos en las últimas cuatro décadas”, con trabajos iniciados en Zacapu en los años 80 del siglo pasado.
Rodríguez Espinoza señaló que en el Occidente mexicano no encuentran un fenómeno del urbanismo similar al de otras sociedades prehispánicas, como la maya, amén de las del centro del país como Teotihuacan, Tenochtitlán. Conforme se avanzó en el conocimiento de esta región, señaló, “algunos trabajos en Guanajuato, Jalisco y aquí mismo”, empezaron a destacar que lo que se encontraba en estas zonas era “un concepto distinto” de traza urbana.
