Instituciones ¿para el servicio de quién?

Juan Velasco

Las sociedades modernas se han organizado alrededor de una serie de instituciones que regulan las relaciones entre las personas. La justificación de estas instituciones ha sido que permiten administrar los recursos de la sociedad para la búsqueda de un bien común. Pueden ser instituciones que están específicamente orientadas a la atención de grupos con algún nivel de vulnerabilidad pero siempre en última instancia el beneficio debe ser general o comprensible razonablemente como generalizable. Asimismo las instituciones tienden a especializarse en la atención de aquello que les corresponde, por ejemplo salud, educación, seguridad, competencia, transparencia, etc.

En México, en el último tramo del siglo pasado y para quitar al gobierno y su partido del control que tenían sobre las elecciones se crearon dos instituciones especializadas en la realización, organización y validación de las elecciones además de velar por la protección de los derechos electorales de toda la ciudadanía: el IFE, hoy Instituto Nacional Electoral y el TRIFE, hoy Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. La idea es generar un nivel suficiente de confianza en los procesos de elección popular para que las autoridades electas puedan ejercer su función en el marco de la legalidad y con la mínima legitimidad política para mantener su estabilidad, esa es la función del INE. El Tribunal por su parte se encarga de revisar los posibles delitos y en su caso sancionar a quienes los cometieron. Por eso es el Tribunal quien, después de la revisión legal, otorga la validez a una elección. Dicho de manera simple el INE convoca a la elección, recibe y cuenta los votos, y el Tribunal revisa el proceso y valida el resultado.

Ofrezco una disculpa por el chorazo que me acabo de aventar. Espero no se hayan aburrido tanto al leerlo como yo al escribirlo. Como sea, si siguen aquí puedo empezar a intentar armar el planteamiento de este chilaquil.

A ver, el INE y el Tribunal Electoral están especializados en la realización y validación de los procesos mediante los cuales una sociedad que se pretende democrática, como la nuestra, elige sus autoridades –en los tres niveles (municipal, estatal y federal) y los dos poderes que se forman por esta vía –ejecutivo y legislativo, el judicial se cuece aparte. Estamos hablando de autoridades para la sociedad toda y que tienen la obligación de buscar el bien común de la sociedad toda, con las debidas consideraciones a las diferencias válidas y pertinentes.

Se ha dicho, y parece razonable, que cuando las instituciones que la sociedad sostiene se abocan o son acaparadas por un grupo o una persona para que su funcionamiento dé como resultado un beneficio sólo para tal grupo o persona la institución pierde fundamento o se corrompe. Una cosa es atender a un grupo de manera específica por su condición vulnerable o de vulnerabilidad y otra muy distinta es poner los recursos de la sociedad que se canalizan a través de una institución al servicio de un grupo que no lo requiere por no estar en situación de vulnerabilidad ni ser vulnerable o que simplemente su beneficio no se traduce en un beneficio general o generalizable de manera justa y razonable.

El grupo que ganó las elecciones federales en 2018 y que actualmente ejerce la titularidad del Ejecutivo Federal y ostenta mayoría en las cámaras de Diputados y Senadores, esa amalgama que se acoge bajo la bandera guinda de Morena (me parece un exceso llamarlo partido político) lleva poco más de un año tratando de renovar su dirigencia aplicando sus estatutos. Dos datos: ni se han podido poner de acuerdo, ni me parece que sean un grupo vulnerable ni en situación de vulnerabilidad –joder; tienen el control del ejecutivo, las cámaras, los presupuestos federales, las fuerzas armadas… en fin.

Sin embargo y a través de demandas interpuestas ante el Tribunal Electoral lo embarcaron junto al INE para que estas instituciones resuelvan lo que dentro del grupo han sido incapaces de resolver. No deja de ser irónico que quienes durante casi dos décadas han dicho que dichas instituciones merecen vituperio por incapaces y tramposas las involucren ahora para que les resuelva su problema interno. Cada quien saque su conclusión. Pero además -el colmo- las instituciones actúan y dentro de Morena se quejan, rezongan, se insultan (allá ellos, eso me da igual) pero también insisten en descalificar a las instituciones que llamaron para que les resolviera su enredo.

Aquí es donde planto mi desacuerdo. El INE y el Tribunal Electoral, en tanto instituciones al servicio de la sociedad toda, están enfrentando la organización del proceso electoral más grande y complejo de nuestra historia y además en condiciones de crisis de salud, economía y seguridad tampoco vistas antes.

¿Cuál es el costo que tendremos que asumir como sociedad por la distracción de recursos humanos, materiales, financieros y otros que estas instituciones están orientando a resolverle su problema a un grupo no vulnerable ni en situación de vulnerabilidad en este momento? En mi opinión Morena está acaparando de manera no válida a las instituciones electorales. Y además, desde su rijosidad interna, soberbia, ambición, estupidez o lo que quieran las sigue minando en su credibilidad y confianza. Morena está corrompiendo a las instituciones electorales al acapararlas para resolver sus problemas internos.

Última pregunta ¿cuál es el beneficio para la sociedad? ¿Esa es la manera de combatir la corrupción, corrompiendo a las instituciones? Me salieron dos.

PD. Reitero la disculpa a quien me lea por el tono tan seco de este chilaquil. Estoy molesto y traté de evitar ser grosero pero tampoco pude lograr ni siquiera un poquito de ligereza o humor. Formo parte de la generación que desde las organizaciones civiles pusimos nuestra parte para tratar de sacar al gobierno y su partido del control de las elecciones. Ya en 2003 me enfureció la forma en que los partidos en la Cámara de Diputados negociaron el nombramiento del Consejo General del entonces IFE  y luego en 2007 la forma en que lo descabezaron. Sin embargo lo sigo defendiendo como una institución confiable. Han sido los partidos, los movimientos, los poderes y sus miembros quienes nos han fallado. Como ahora.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

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