La carta y el dolor de una madre

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A más de un año del feminicidio de Jessica Villaseñor, su caso permanece impune debido a los recursos legales que ha promovido la defensa de Diego N., presunto responsable. La mañana del miércoles 21 de febrero, la familia de la joven maestra asesinada en 2020 se reunió a las afueras del Palacio de Justicia de Morelia para exigir a las autoridades que hagan su trabajo y dejen de alargar más el proceso, repartieron volantes, pegaron manos de papel rojas sobre los barrotes que rodean el recinto color rosa y colocaron lonas que rezaban: «Para ustedes son días de trabajo, para mi familia son días de sufrimiento y dolor», «¡Se vuelven cómplices feminicidas porque no hacen su trabajo!», esto junto a los hashtags #Feminicidadealtozano #JusticiaparaJessica.

En el lugar, Verónica Villaseñor Ferreira, madre de Jessica, leyó una carta a los medios de comunicación, donde denunció impunidad, ineficiencia y favoritismo hacía el presunto responsable del feminicidio de su hija:

Hoy hace un año y cinco meses desde que a mi hija Jessica González Villaseñor la asesinaron, la violaron y fueron a tirar como si no importara. Para mí es doloroso, incómodo, molesto y triste tener que hacer esto, me gustaría tener una vida normal como antes, pero cuando te lastiman así, cuando asesinan a tu hija de una forma tan cruel, cuando te enfrentas a un sistema de justicia tan poco justo, corrompido, poco humano y violento, el quedarte callada no es una opción, por eso pierdo la incomodidad y la vergüenza de venir a reclamar y resaltar lo podrido que está este sistema de justicia en donde mis derechos como víctima indirecta son olvidados en un cajón, son silenciados cuando cierran la carpeta de mi hija e ignoran que cada día que pasa yo no encuentro consuelo en mi corazón, para mí el consuelo que quiero es por lo menos justicia por lo que le hicieron a mi hija, no se vale cómo la asesinaron y que el culpable y los culpables salgan libres, no por mí sino porque me pongo a pensar en ellos, que pueden seguir asesinando a las mujeres cercanas que tienen, y eso me atormenta aún más, saber que si yo no lucho, estaría dejando a un hombre afuera de la cárcel con todas las posibilidades de seguir matando y ya me destrozó a mí, no permitiré que le pase a alguien más.

Hoy estoy aquí, manifestándome libre y pacíficamente, exigiendo que las personas que deberían de velar y cuidar por mis derechos primordiales como es el acceso a la justicia, hagan su trabajo, porque para ellos es solo una carpeta más, un día más, un mes más, un caso más, pero no saben que entre más se tarden más me lastiman, más me violentan y más me revictimizan, porque ya no sé qué hacer.

En diciembre pasado, el caso de mi hija continuaba después de durar 9 meses detenido, porque la ley le permite y cuida más los derechos del acusado Diego N. que los míos, el poder monetario de Diego y su familia les permite pisotearme, violentarme; el sistema de justicia penal y sus trabajadores se corrompieron y dejaron pasar más de tres meses para pasar una notificación, un simple documento, son más de 3 meses que han pasado y tengo que venir a poner mi cara y pedirle de favor que si pueden hacer su trabajo, porque son tres meses lo que han pasado y no han podido enviar un documento de un edificio a otro, por su ineficiencia, por su poca empatía y por su corrupción. ¡Porque les ganó la mordida de dinero! Yo no tendré recursos económicos para corromper el sistema o darles una mordida, pero sí tengo voz para venir a exigirles que hagan su trabajo conforme a la ley y como se debe hacer, porque no hay ciudadanos de primera y de segunda. Vengo a pedir que se me respete mi derecho de libre manifestación y el del artículo 17: «toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial».

Estoy cansada de tener que luchar contra un sistema de justicia corrompido, un sistema que en lugar de protegerme, entenderme y empatizar, me violenta. Estoy cansada de tener diputados que en lugar de tratar de reformar para protegernos a todos, sólo buscan su beneficio particular y político; cansada de tener una fiscalía de feminicidios especializada para investigar y saber la verdad, pero que sólo busca cómo ser corruptos, cansada de tener un gobernador que se dice empático, pero que jamás ha buscado conversar o escucharnos. Estoy cansada de saber que a mi hija la mataron, desde ese día que desapareció no he podido dejar de pensar que su feminicida pueda salir libre, premiado con la libertad que no merece.

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