Rodrigo Caballero
Cuando a un hombre le preguntan sobre la guerra generalmente habla de vencedores y vencidos, de estrategas y comandantes, de armas largas y cortas, de inteligencia y de tecnología, de héroes y villanos. Cuando le preguntan a una mujer por lo general narra el dolor de cerca.
“La perspectiva de la mujer termina teniendo una visión más clara y más humana, en términos de horror, de violencia, pero también de oportunidades para salir adelante, de esperanza muchas veces”, dijo la escritora y periodista, Daniela Rea.
Por eso era tan importante que la historia de la mal llamada Guerra contra el Narcotráfico se cuente desde la perspectiva femenina, no sólo por este acercamiento más humano sino también porque la guerra, sin importar de donde provenga termina agrediendo al cuerpo de la mujer.
“Aunque sean hombres los principales afectados de la violencia, siempre termina afectando a las mujeres y sobre todo a sus cuerpos, una mujer que pierde a su esposo tiene que salir a trabajar para salir adelante, una mujer que vive la tortura de su hijo termina exponiéndose ante las autoridades para clamar justicia”, aseguró la periodista.
Daniela Rea admitió que no son los primeros en saber esto; lo supo, por ejemplo, la escritora y periodista bielorrusa Svetlana Aleksiévich cuando escribió su libro ganador del premio nobel de literatura La guerra no tiene rostro de mujer (1985) y ahora lo saben los periodistas que unieron sus trabajos para crear Ya no somos las mismas y aquí sigue la guerra (2020)
Este libro que llega bajo la editorial Grijalbo en colaboración con los periodistas del portal Pie de Página, es una mirada a la primera década de la Guerra contra el Narcotráfico declarada “oficialmente” en el municipio de Apatzingán, Michoacán, el 11 de diciembre de 2006.
“Tratamos de hacer un recuento de la violencia ante los 10 años de la militarización del país a pesar de que no nos gusta esta visión a la que estamos acostumbrados de contar la historia en tiempos políticos, ya que pareciera que la violencia empezó en 2006, cuando sus raíces son mucho más profundas”, sentenció Rea.
El oleaje de la violencia
La librería el Traspatio en la ciudad de Morelia fue la sede de la primera presentación presencial del libro luego de las restricciones por la pandemia del COVID-19, además de una sede simbólica en el estado que vio nacer la nueva ola de violencia que lleva 15 años azotando a México.
El libro inició en 2017 como parte del proyecto Mujeres ante la Guerra, una serie de reportajes escritos luego de los primeros 10 años de la guerra, sin embargo, cuando se hizo evidente que la violencia no pararía se hizo necesario repensar el impacto del fenómeno.
“Entendimos que la violencia es como cuando avientan una piedra en el agua, las primeras ondas son muy visibles, muy dramáticas y son muy fáciles de apreciar, luego se vuelven más sutiles, nuestros ojos se van acostumbrando y hay que aprender a diferenciarlas”, aseguró Rea.
Ahí radica el esfuerzo de 21 periodistas y fotoperiodistas que pusieron su trabajo para conocer cómo nos ha atravesado la violencia, cómo la hemos transitado y como nos ha cambiado en el camino, destacó la periodista Paula Mónaco, coautora del libro.
“Es un libro doloroso, porque está lleno de historias difíciles de leer, muy crudas de la realidad que vivimos, pero también es un libro esperanzador, porque plantea cómo vamos a intentar frenar este proceso de violencia, que sentimos mientras estamos inmersos en él y que nos pasa hoy”, dijo Mónaco.
El libro narra, por ejemplo, el caso de Korina y Denise, una pareja de mujeres que fueron detenidas arbitrariamente en un operativo de la Marina al poco tiempo de mudarse a un departamento en Villahermosa, Tabasco.
Ahí, de acuerdo con Paula Mónaco -autora del trabajo- el hecho de ser pareja terminó generando más violencia al momento de ser torturadas, lo que agrega una nueva capa de precariedad en la situación pues no sólo fueron atacadas por ser mujeres y por el abuso de poder de las autoridades castrenses, sino que la agresión fue con más saña por ser lesbianas.
“Ahí vemos un claro cruce de las violencias entre la Guerra y la homofobia que hay en algunos casos y como así se multiplica la violencia sobre las víctimas, además de que se ignora doble o triplemente estas agravantes”, aseguró Mónaco.
Escuchar a las víctimas
Aunque pareciera obvio, las periodistas aseguraron que lo primero que hicieron para escribir este libro fue escuchar a las víctimas, no solamente sus testimonios sino también sus aportaciones, su retroalimentación y sus necesidades.
Algo que las propias víctimas de la violencia percibieron inmediatamente, como lo aseguró la defensora de derechos humanos, Laura Orozco, quien participó en la presentación del libro el pasado viernes 3 de junio de 2022.
“Me parece que el libro tiene una narrativa resignificante para las víctimas, ya que no sólo narra la violencia de forma cruda y real, lo que realmente está pasando, sino que deja un mensaje de esperanza cuando nos permite a las víctimas construir los lugares donde queremos habitar”, dijo Laura Orozco.
Como representante del colectivo Familiares Caminando por Justicia, Laura aseguró que todavía existen la desconfianza y los prejuicios en torno a las víctimas de la violencia, como que se merecían lo que les pasó, o estaban en “malos pasos” o cualquier explicación simple que ayuda a la sociedad a hacerse de la vista gorda.
“Este libro es imposible de ignorar y me parece que ayuda a que se vea de frente a la violencia, sobre todo ante la falta de atención por parte de las autoridades en los tres niveles de gobierno y de la propia sociedad por que es más cómodo es no hacer nada”, aseguró.
“Aquí podremos leer como las mujeres resurgen para cambiar las cosas, han buscado el cambio, saben mucho más y son quienes están dando la pauta para que las políticas públicas cambien y nos ayuden a salir de la violencia”, concluyó.
