La veta escondida III

Carolina Herrejón

Notas sobre la eyaculación femenina, parte tres

Siembra deseo para cosechar placer

Desde que propuse el tema a las personas a cargo de la edición de esta página, plataforma que nos sirve de puente entre quienes estamos detrás de cada pantalla siguiendo muy de cerca lo que aporta el medio. Puente que se construye a partir de la imagen, la palabra, la información y el movimiento digital en Morelia; trinchera sostenida en la convicción y talante de hacer, enunciar, describir, delimitar las cuestiones que consideramos importantes, tomar esa importancia y defenderla.   

¿Dónde más se puede abordar este tema sin censuras académicas, pública y llanamente? Ojo aquí (el izquierdo de preferencia), lo NO académico no está en la categoría de lo despreocupado, lo no académico está relacionado precisamente con una apuesta y una rigurosidad disciplinada desde la palabra, de negar las estructuras ya formadas por otras personas en nombre de las visiones generalizadas; de cuestionar, debatir, reflexionar. Al plantear el tema, con temeroso reconocimiento de la vulnerabilidad que representaría escribir desde mi cuerpo, asumiendo la responsabilidad y los alcances que implica ser una mujer que pone el mundo en letra comencé a indagar e indagar en la red, en los libros y en la tradición oral; es decir, preguntar incómodamente a cualquier ser humano que se dejara ser bombardeado por mis dudas sobre la eyaculación femenina. [1]

Tenía mi experiencia. Con eso puedo crear, elaborar una realidad poética donde exprese mi sentir frente al géiser de placer.  Sin embargo, algo me decía que debía averiguar más y más. De cara al buscador de la pantalla introduje hace unos meses “EYACULACIÓN FEMENINA” así, en mayúsculas. Wikipedia, bbc, blogs y páginas de salud me respondieron someramente lo que ya tratamos en las columnas anteriores.  Después intenté con “Eyaculación femenina en distintos idiomas”, los primeros cuatro resultados representaban ejes centrales para poder enunciar al squirt.[2] Mujer, idioma, eyacular, orgasmo. Probemos otras fórmulas, omitiendo un referente en cada una:

  1. Mujer, eyacular, orgasmo.
  2. Idioma, orgasmo, eyacular.
  3. Orgasmo, idioma, mujer.
  4. Idioma, eyacular, mujer.

Los incisos a) y d) son los principales en esta discusión ¿Las mujeres eyaculan? ¿Las mujeres tienen orgasmos? ¿Cómo nombramos el placer de la mujer? ¿Qué importancia le damos? ¿Si decimos que la mujer eyacula hacemos que exista la eyaculación femenina? (Es una locura ¿cierto?), lo estamos abordando, lo seguimos abordando. No lo olvidamos. Mi interés en este punto del camino trazado se enfoca en los otros dos incisos. b) Idioma, orgasmo, eyacular.

¿Qué es lo primero que pensaron al leer estas tres palabras? Como ejercicio para la memoria, pregúntense si en su historia de vida hubo un momento, antes que este, donde disociaron la eyaculación de lo correspondiente a lo masculino. Es decir, al escuchar eyaculación, ver eyaculación, sentir eyaculación lo contemplaron como un binomio otorgado a los dos sexos o lo asumieron como una cualidad meramente masculina. Un momento de su vida donde al sentir eyaculación supusieron semen pero también palparon  “un líquido alcalino segregado por las glándulas de Skene, compuesto de creatinina, enzima llamada fosfotasa ácida prostática FAP, la proteina PSA, glucosa y fructosa.” (Ven, ni siquiera tiene un nombre aún el líquido que expulsamos las mujeres al eyacular).    

Vamos al c) Orgasmo, idioma, mujer. Los orgasmos femeninos se diversifican y varían de una mujer a otra, así como mi vulva no es similar a la de mis amigas, mis hermanas, mis compañeras; mis orgasmos son impares, son míos. Plantarnos desde el ámbito sexual, describiendo y descubriendo todas las maneras en las que podemos acceder a un orgasmo es tarea de cada una de nosotras, es una deuda con el pasado, donde se nos dijo que sólo había una medio (la penetración) y un único fin (que eyaculen ellos). Hablar de nuestros orgasmos es defender nuestro territorio, nuestro cuerpo, desde el placer.     

Por último, hace unos días, introduje en el buscador “Eyaculación femenina como terapia”.[3] Y con esta modificación de los signos en la fórmula, con este agregar otro concepto fuera de lo sexual; el buscador me otorgo distintas posibilidades.         

Posibilidades más cercanas, más empáticas, más allegadas a lo que yo experimenté durante muchos años. Posibilidades de ser a través del placer. Variados blogs donde ya no sólo hay evidencias y términos médicos, son páginas que relatan experiencias vivas. Y libros de autoras valientes dispuestas a nombrar lo que les dijeron que no podía nombrar. Por ejemplo, Coño Potens. Es un texto escrito por Diana J. Torres, este libro, en palabras de ella misma, “… pretende compartir información sobre una capacidad tan proscrita, jodida y bastarda que cabe la posibilidad de que nunca se llegue a experimentar o a desarrollarse. Es más, me atrevo a decir que no poder eyacular no es estar perdiéndose algo particularmente placentero, un orgasmo sideral o algo por el estilo. El placer de eyacular se trata de un placer político y el solo hecho de saber que esa posibilidad existe ya es una placentera victoria.” (2015:9)                                              

Coño potens es una reflexión: profunda, directa, documentada minuciosamente (un libro nos otorga más espacio en su universo), desmenuzada a tajos llanos del poder que resguarda el coño de cada una de nosotras. Esta entrega es una invitación a reconocer nuestra vulva como una zona nada explorada aunque hagamos uso de ella y la convidemos a otras personas. Esta entrega es una invitación a expresar coño, ya no como una crítica y maldición de nuestra suerte, ahora cada que escuchemos, que digamos, que gritemos coño, coño, coño, que nuestros oídos y nuestra voz interpreten: fuerza, fuerza, fuerza.

Nos leemos pronto, nos mojamos después. Besos húmedos.

Spoiler de la IV parte: Voy a expulsar cómo fue esa primera vez donde eyaculé. Fin.

***

A modo de bibliografía sugerida.


[1] Excepto a personas mayores de sesenta años, algunas tías, mis abuelas, algunas compañeras de trabajo mayores; con ellas el abismo de preguntas es tan grande como el cariño que les tengo, sin embargo, aún contemplo a la distancia una idea vaga y aterradora de querer asir la certeza de que ellas, en algún momento, tuvieron un orgasmo. Abro este paréntesis iniciando una búsqueda de la antigua sexualidad y cómo está llena de preceptos morales, religiosos y académicos; todos en conjunto cercaron la felicidad a través de los cuerpos de las mujeres, hay un registro y una evidencia en la manera en que ellas hacen uso de su expresión corporal. Porque estoy segura que obtuvieron felicidad en mente y corazón; quién sabe si en sus cuerpos hubo espacio para la ternura, el deseo y el goce de sus propias formas. Si fue así, qué grandes y qué maestría al ocultarlo ante todos, qué muestra más humana y digna de supervivencia ante el enemigo que las podría juzgar. Cierro el paréntesis pero no el camino para abordar la sexualidad de nuestras ancestras en otro momento.

[2] 1. De mujeres para mujeres: los idiomas femeninos – Babbel.com/ https://es.babbel.com › magazine › idiomas-femeninos (…)
2. Eyaculación femenina – Wikipedia, la enciclopedia libre
https://es.wikipedia.org › wiki › Eyaculación_femenina (…)
3. ¿Sabe Cómo se Dice Eyacular en Diferentes Idiomas?
https://www.indifferentlanguages.com › palabra › eyacular (…)
4. ¿Sabe Cómo se Dice Orgasmo en Diferentes Idiomas?
https://www.indifferentlanguages.com › palabra › orgasmo

[3] Durante este año me marcaron emocional, mental y corporalmente dos episodios. La tristeza y el enojo cubrieron mi cuerpo en un porcentaje muy alto. Esta incapacidad de resolver dichos episodios alcanzó las áreas en las que me desenvuelvo (trabajo, casa, vida social, escritura-palabra). A parte de la terapia recomendada para solucionar esos nudos emocionales que a todas las personas nos atraviesan, mi cuerpo me pedía cuidado y reconocimiento. Ciertos alimentos no los toleraba y otros, como el jengibre, me llamaban a que los utilizara para mis comidas. Registré que era necesario abordar el placer, tuve sesiones de más de dos horas donde mi objetivo era sólo eyacular (así es, sí lo logré, pero esa historia se las contaré en la última entrega). Sané. Estoy sanando. Liberar tanto, soltar, si funciona. Aunque caigamos en frase de Facebook para alentar nuestras rupturas.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

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