La veta escondida I

Carolina Herrejón

Bienvenida

Es curioso como en el recibimiento de esta nueva columna se encuentra oculto su objetivo.  Nuestra meta es un banner enorme con letra llamativa que dice BIEN VENIDA. Bien satisfecha, bien informada, bien consensuada, bien dinamitada, bien liberada, bien venida. Habrá algunos ojos curiosos de varones que se paseen de vez en cuando por esta sección, que quieran acercar este banner a su compañera pues desde hace años, lustros, décadas andan con el cartel de “Yo te voy a hacer venir” pegándoselo a la cara para que la compañera lo vea, sin saber que la redacción, semántica y sintaxis de dicho cartel está todo por ningún lado. Se la pasan buscando la formulita de cómo volvernos locas de placer (spoiler, ya estamos locas y ya tenemos en nosotras los instrumentos para el tope de placer).  

Pueden leernos ojos masculinos en nombre del goce de la mujer no para decirnos cómo debemos sentir, sino para hacernos sentir. Lectoras, lectores, siéntanse con toda libertad de indagar, experimentar, explorar cuantas veces se requiera a partir de los textos que emanen de esta columna la cual su intención es hacer de este mundo un espacio más habitable: sensual, sexual, erótica y líbidamente hablando (Ajá de libido).  Sean pues estos, los otros labios, los que hablen para gritar todo lo que les contaron que no pueden. Ya no los vamos a ocultar ni a callar porque tienen mucho que enseñarnos, mucho qué decir.

Notas sobre la eyaculación femenina

Preparando el terreno. Donde la autora rastra para mullir este tema tan enigmático.

La eyaculación femenina (como casi todo lo femenino) ha sido muy poco explorada científica, sensorial, poética e históricamente. Es decir, que el hombre (macho, género) nos creó a su imagen y desemejanza, desfiguración, descomposición, porque la composición que se le presentaba se le hacía, seguramente, muy compleja. Entonces fue más sencillo inventarse una mujer, que estudiar todas las variaciones de mujer. Y fue más sencillo, por supuesto, decir cómo se debe comportar una mujer en el acto sexual que descifrar las vetas de placer que desembocan en cada una de nosotras.

Cada parte de nuestro cuerpo, cada sensación, emoción o reacción de una mujer ya fue descrita por los señores dentro de la literatura, las artes visuales, la ciencia, el cine, la televisión, la música, infinito etcétera, en la historia de la humanidad; debido a que las mujeres estuvieron muy ocupadas en la crianza y el trabajo en casa no tenían tiempo para nimiedades como conocerse, reconocerse, nombrarse y defenderse.                           

No es casual que algunos de los miembros que estructuran nuestro órgano sexual y de placer fueron bautizados con nombres masculinos. Las trompas de Falopio que llevan el apellido de Gabrielle, medico renacentista; el clítoris que fue descubierto por otro médico del siglo XIV, Renaldo Colón, emparentado por apelativo del que descubrió nuestro continente (vaya, gracias Renacimiento por tantos avances); el punto G que lo reveló un ginecólogo alemán, Ernst Gräfenberg, en pleno boom de la psicodelia y la revolución sexual, por mencionar algunos. Estos tres órganos cargan en sus nombres vejaciones culturales, corporales e históricas a la mujer en nombre de la cientificidad. Pero eso es otro tema del que muchas ya están hablando.                

Desde hace más de 2000 años apareció la eyaculación femenina en textos literarios, textos acreditados por la ciencia y la antropología.  Se discute el tema, se rodea, se aproxima, se elucubra pero no se ha concretado su existencia. Para muchas de nosotras esta expulsión de fluidos transparentes y blanquecinos sigue siendo un mito, una ficción para presionarnos más en el acto sexual que de por sí ya conlleva muchas cargas culturales y pornográficas de cómo debemos disfrutar.

¡Ay por favor! Exagerada, si las mujeres disfrutan hoy más que nunca. Ya estoy escuchando los pensamientos de algunos lectores. Para muestra un link, un botón, que cuando andaba yo buscando información fidedigna para este texto que persiguen tus ojos, me encontré con la siguiente nota de 10 poemas para celebrar el orgasmo femenino y que 9 de los 10 poemas ahí insertos son de autores masculinos, tres misóginos y uno de ellos violador confeso (¿es en serio humanidad?)[1]                               

Si bien es cierto que el orgasmo femenino ha tenido un gran avance en los últimos años respecto a la manera de abordar y reflexionar su condición, también es una realidad que en lo cotidiano, en el día a día, la mujer activamente sexual aún tiene dificultades para alcanzar un orgasmo por cada coito heterosexual. Esto debido a un total desconocimiento de las personas que buscan el orgasmo femenino como si fuera un interruptor de encendido y apagado (con orgasmo arriba, sin orgasmo abajo). Bueno, ya. Logramos el orgasmo. Pasemos al siguiente horizonte: el squirt tan anunciado en la industria pornográfica.                                                  

Se debió creer desde la ciencia que sería muy sencillo describir esta expulsión liberada a través de la vagina de la mujer, esperen ¿sale desde la vagina? Es momento de que vayan a internet o a los libros e investiguen ¿De dónde es que viene la eyaculación femenina?

Nos leemos pronto, nos mojamos después. Besos húmedos.


[1] https://www.elespanol.com/cultura/libros/20160808/146236042_0.html

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

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