Los verdaderos festivales internacionales de poesía

Caliche Caroma

Las dos son muy buenas, la naranja y la azul, y no hablo de rutas de transporte público provinciano, sino de dos libros de colección: Antología del Primer Festival Internacional de Poesía: Morelia 1981 y Antología del Segundo Festival Internacional de Poesía: Morelia 1983. La recopilación del 81 estuvo a cargo de Homero Aridjis; y en la del 83, Evodio Escalante metió la mano santa. Ambas editadas por el Gobierno del Estado de Michoacán, en la segunda estuvo involucrada la editorial Joaquín Mortiz; yo sólo he visto la edición de pasta dura de la primera antología que editaron las instituciones michoacanas, aunque en la página de la Enciclopedia de la Literatura en México (elem.mx) mencionan que JM también participó en ésta.

¿Por qué son buenas estas Antologías? Por los poetas que en estos libros se encuentran, la selección, calidad y anécdota, la hechura, tanto de los textos como de los libros, la presentación/prólogo/advertencia, sin excederse, lo contrario es lo común en estos trabajos colectivos, y se agradece lo escueto y directo. Una obviedad la que diré: son muy buenas porque no son malas, en la poesía sólo hay excelencia, no caben las medias tintas, los casi-casi y otras aproximaciones a la calidad poética.  Son buenas antologías porque los poetas que ahí se encuentran (“Andábamos sin buscarnos…”), la gran mayoría, han trascendido, y no precisamente ellos, huelga decirlo, sino su poesía.

Nótese que ambos libros refieren a festivales internacionales de poesía, epíteto que se usa hoy sin ningún pudor, se le poner a cualquier lectura de textos en línea, y no lo digo para que se sientan mal los que participan y organizan estas tertulias virtuales (¡siéntense bien!), son muy loables sus esfuerzos, aplausos para el amor, pero al César lo que es del César. Este mismo festival quiso resurgir de entre las cenizas burocráticas años después, sin embargo, nunca logró vencer la ineptitud y apatía de los funcionarios culturales del devenir institucional.

En la pesquisa de un libro encargado, a saber, La caverna, José Saramago, recorrí un par de librerías de viejo(s) en Morelia. Así llegué con Alex Mora, el encargado de la Librería Juárez, ubicada en Allende #483, todo esto en el Centro Histriónico de la capital michoacana. Aprovechando el viaje, me eché un clavado entre los estantes, y detrás de la humanidad de Alex estaba la Antología del Segundo Festival Internacional de Poesía: Morelia 1983.

—¿Cuánto quieres por la Antología?
—Para ti barata, ya sabes que entre ciegos no nos picamos los ojos.
—Me gusta el tono de tu voz.
—¿La quieres envuelta de regalo o para llevar comiendo?

Así fue más o menos la compra-venta de este libro blanquiazul.

Algunos de los nombres que figuran en la del 81 son: Gaspar Aguilera, Jorge Luis Borges, Coral Bracho, Alí Chumacero, Allen Ginsberg, Ulalume González de León, Iván Malinowski, Ramón Martínez Ocaranza, Elías Nandino, Tomás Rico Cano, Tomás Segovia, Ramón Xirau, Eraclio Zepeda, et al.

Librería Juárez

Políticos, en sus típicos alucines retóricos, han dicho que quieren convertir a Morelia en un puerto cultural, la Salzburgo de América y no sé cuánta felación a la imaginación más, ¡Morelia ya era un puerto cultural mucho antes de que ellos aprendieran a leer! Y ya es exagerado asegurar que los políticos partidistas saben leer, para todo hay asesores. Ruego se me disculpe por este lapsus con lupus.

Ya para ir cerrando esta digresión, prometo lo que no cumplo, diré que la Antología del Segundo Festival Internacional de Poesía: Morelia 1983 significa mucho para mí porque, además de lo que arriba expuse, corresponde con la fecha de mi nacimiento, llegué a este mundo atroz el 21 de octubre del mismo año del Festival Internacional (Ibargüengoitia moriría un mes después saliendo en avión de Madrid, 27/XI/83) y en la página VII del libro que comento dice que: “El Segundo Festival Internacional de Poesía se llevó a cabo en Morelia, del 24 al 30 de octubre de 1983”. Me he obsesionado con los datos del año en que nací.

Menos rimbombante, la Antología del 83 trae a un montón de autores interesantes, sobresalen para mí: Ernesto Cardenal, Ricardo Castillo, Dolores Castro, Mariángeles Comesaña, Evodio Escalante, Kyra Galván, Orlando Guillén, Fayad Jamís, Mazisi Kunene, Renato Leduc, Germán List Arzubide, Desiderio Macías, Carlos Montemayor, Thelma Nava, Enriqueta Ochoa, Satoko Tamura, Carlos Eduardo Turón y Daisy Zamora.

 Y va un poema de la aludida Antología para ponerle fin a tanta opinión cercenada, por aquello de la falta de pies y cabeza, es de Fayad Jamís, poeta mexicocubano o cubanomexicano al que encuentro a veces tildado su apellido y otras no, en la Antología viene sin acento, pero yo se lo pongo porque me suena más-mejor así, ¿quién la va armar de emoción y/o romperme un tambor en la cabeza?

Con tantos palos

Con tantos palos que te dio la vida
y aún sigues dándole a la vida sueños.
Eres un loco que jamás se cansa
de abrir ventanas y sembrar luceros.

Con tantos palos que te dio la noche,
tanta crueldad, y frío, y tanto miedo,
eres un loco de mirada triste
que sólo sabe amar con todo el pecho,
fabricar papalotes y poemas
y otras patrañas que se lleva el viento.
Eres un simple hombre alucinado
entre calles, talleres y recuerdos,
un simple hombre loco de esperanza
que siente cómo nace un mundo nuevo.

 Con tantos palos que te dio la vida
y aún no te cansas de decir te quiero.

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