Macbeth

Gerardo Pérez Escutia

No es un secreto que Jo Nesbø es uno de los autores preferidos en esta columna, el gran maestro noruego del noir es autor de una vasta obra, y en cada nueva novela que escribe nos sigue sorprendiendo con un estilo cada vez más afilado y oscuro que es “pura destreza narrativa”.

La novela que reseñamos hoy es Macbeth (Penguin Random House, 2018). Este libroforma parte del proyecto Hogarth, que se propone recrear las obras de Shakespeare, y en el que han participado entre otros Anne Tyler, Jeanette Winterson y Margaret Atwood (autora ya también reseñada en esta columna). Cuando se le propuso a Jo Nesbø participar en este proyecto acepto a condición de hacerlo con Macbeth, quizá la obra más oscura de Shakespeare, logrando una deslumbrante novela que ha recibido loas en The New York Times Book Review por parte de James Shapiro, gran experto en la obra del gran dramaturgo inglés y como todo el trabajo de Nesbø, esta novela ha sido traducida a más de 50 idiomas.

Jo Nesbø

El autor sitúa la novela en una ciudad probablemente del norte de Escocia en los años setenta, una ciudad industrial muy contaminada, con muchos edificios abandonados, sucios, con un altísimo nivel de desempleo y con una población en gran parte compuesta por adictos, maleantes, prostitutas y toda clase de inadaptados sociales, por si fuera poco, con una lluvia casi inagotable que desgasta dándole un aspecto lúgubre a la ciudad.

Una ciudad dividida entre dos grandes capos, por una parte está el líder de una banda de moteros, antaño amo y señor tanto de la venta como distribución de la droga; por otra parte tenemos al capo de nuevo cuño, más sofisticado, con contactos en las esferas del poder y mucho más maquiavélico.

La ciudad arrastra la herencia de Kenneth un ex jefe de la policía corrupto “todopoderoso” que toleró y se benefició del trapicheo del hampa local y que a su muerte su puesto queda a manos de Duncan, un nuevo jefe policiaco que emprende una cruzada por sanear la ciudad, limpiándola de la delincuencia larvada a través de años de corrupción y violencia, cuyas dos cabezas visibles son: Sweno, jefe de la banda de moteros y Hekate, el capo más poderoso quien domina la ciudad desde su búnker El Obelisco, un especie de hotel-casino, además de manejar a su antojo al corrupto alcalde Tourtell, un “galápago” que hace honor a su nombre, a quien se le resbala todo por su caparazón construido a base de cinismo y oscuros pactos con el poder factual.

Este es el escenario en el que el autor construye su novela, un escenario oscuro y decadente que en sus entrañas guarda los elementos que provocaran un estallido de violencia en la lucha que se avecina por el poder local.

Macbeth es capitán de la Guardia Real, una especie de SWAT, él es una estrella en ascenso, respetado y temido por sus subordinados, pero que arrastra un oscuro pasado de violencia y adicciones.

Duff, compañero y casi hermano encabeza la división antidroga de la policía, un hombre duro y curtido en las calles que le dejaron una cicatriz que cruza su rostro en diagonal del mentón a la frente “como un destello blanco de una estrella fugaz”.

Ambos confluyen con sus respectivos equipos para intentar la el mayor intento de incautación de droga en la historia de la ciudad, sin embargo, las cosas salen mal, hay filtraciones e información contradictoria que hace que la operación fracase y acabe en un baño de sangre. Hekate mueve sus hilos para echar a andar un plan con intenciones de adueñarse de la ciudad y eliminar a la competencia haciéndose a su vez del control total de las autoridades.

Macbeth percibe la tormenta que se avecina y con el poder que le confiere su puesto y el consejo de Lady, su pareja, desarrolla a su vez su propia estrategia para ganarle la partida al capo y obtener el poder al llegar a ser jefe de la policía.

A partir de este momento se desarrolla una historia de traición y muerte, una historia donde la lealtad y la justicia brillan por su ausencia, la ambición y el poder son los motores que mueven a los personajes en una espiral de violencia y crimen en la que no hay código de honor que se respete y donde los protagonistas usan todos sus recursos de manipulación y violencia para lograr sus fines. En la trama aparecen más personajes identificables con el drama de Shakespeare: Lady, pareja de Macbeth, dueña del casino Inverness, competencia del Obelisco y símbolo de la riqueza y poder de la clase alta en la ciudad. Lady es una mujer ambiciosa como despiadada que aconseja y alimenta la ambición de Macbeth; también aparecen las “tres brujas”, en la figura de tres oscuras mujeres que manejan la producción y venta de droga de Hekate, mujeres que en la historia tienen un papel crucial y siniestro. 

Como contrapunto tenemos a Walter Kite, periodista radiofónico que con su voz siempre moralmente indignada se erige como uno de los pocos diques éticos en un mundo moralmente deleznable.

En la lucha por el poder que entablan Macbeth y Hekate, se suceden escenas de violencia y crimen que el autor nos presenta coreografiadas con una maestría digna del mejor Tarantino o de un Brian de Palma en su mejor momento. Novela visual e hiperviolenta, también tiene momentos muy dramáticos en donde el conflicto y diálogo de personajes alcanzan cotas magistrales llevándonos por un paseo por el infierno describiendo las complejas tramas que lo rigen.

La historia como en el drama Shakeasperiano, va subiendo de intensidad, brindándonos un final memorable y brutal en donde se cumplen todas las premisas de la tragedia. Jo Nesbø reinterpreta Macbeth poniendo su sello personal, el rey de la novela negra escandinava nos brinda una obra épica, oscura y dramática que nos deja más que satisfechos a quienes ya somos sus lectores, y que cautiva a quienes se asoman por primera vez a su obra. Les recomiendo mucho esta novela, muy ad hoc con estos fríos días de enero.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el artefacto.

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