Piel quemada

Horacio Cano Camacho

Imagine a un hombre que mira, de soslayo a una mujer pelirroja, hermosa, en el bar de un pueblo aburrido y a setenta kilómetros del mar. Le llama la atención que sus hombros muestran el inicio de la descamación por quemaduras del sol, tal vez de la playa lejana. Pero ¿qué hace allí en este sitio de paso? Un pueblo que fenece lentamente y en un bar llamado High-Ho ¿será un error ortográfico? ¿no debería ser Heih-Ho como la canción de los siete enanitos?

Así comienza esta historia profundamente inquietante de la periodista y escritora norteamericana Laura Lippman (Piel quemada, Salamandra Black, 2021). Después de abandonar a su marido Greeg y a Jani, su hija de tres años, Polly Costello (evidentemente un nombre inventado) va a parar a un pueblo de dos mil habitantes en Delaware llamado Belleville, un sitio que está siendo abandonado por los jóvenes, que la súper carretera próxima a inaugurarse evitará, sellando su destino y donde se quedan solo los fantasmas.  Allí es abordada por Adam, quien dice estar también de paso y luego de varios escarceos, iniciaran una muy extraña relación amorosa, que estará marcada por los secretos que ambos parecen guardar de su presencia en ese lugar: “uno de los 12 pueblos más bellos de EUA” según reza un anuncio más que optimista a la entrada de ese lugar abandonado, y con mucho sarcasmo involuntario.

Laura Lippman

¿Qué hace una mujer como esa en este pueblo perdido? ¿Qué secretos guarda la huida de su pequeña familia en plenas vacaciones de playa? Y Adam ¿está allí casualmente o también tienen una historia extraña detrás? Esta es una novela de suspenso por todo lo alto en donde nuestro papel como lectores será ir descubriendo poco a poco los secretos de ambos protagonistas.

¿Son buenos? ¿son malos? Sus breves conversaciones, sus acercamientos frustrantes, hasta el inicio de su relación “formal” van generando en nosotros cierta obsesión por saber que esconden. La información nos es dosificada en esos pequeños encuentros, en flashazos de momentos pasados, que irán convirtiendo la lectura en algo apremiante y de lo que no podremos despegarnos puesto que no queremos dormir o salir de casa sin saber… Demasiadas casualidades para un espacio con tan pocos encantos como ese pueblo gris.

Laura Lippman es una periodista que decidió combinar su oficio con el de novelista y lo hace inspirada en la novela negra norteamericana más clásica, la de intriga dura. Sus personajes son presentados sin matices ni correcciones políticas. Alguien (no les digo quién) le advierte a Adam, “Si te acercas a ella, se acostará contigo: es esa clase de mujer.” Incluso sus escarceos son despojados de corrección y te dejan con un sentimiento de inquietud pues llegan a representar un perturbador juego de pasiones. Todo en la historia en realidad, la descripción del pueblo como un sitio en el que nadie en su sano juicio pararía, contrastando con la ilusión de vida tranquila y apegada a los valores “norteamericanos”, es decir, anglosajones.

Su obra ha sido premiada con los galardones más prestigiados del género, como los Premios Edgar, el Agatha, el Anthony, entre otros y la crítica especializada ha dicho de ella que es la gran revitalizadora de la novela de intriga.

El libro esta contado en dos mitades y cada una va transcurriendo por día. Ya desde el día tres comenzamos a sospechar que el encuentro no fue casual, al menos por parte de Adam y nos hace pensar que algo se esconde detrás y algo que sentimos muy turbio. En el día dos nos recuerda el abandono de la familia en la playa cercana, un abandono inexplicable, sin sentimentalismo y de una frialdad…; en el día uno nos da una visión breve, pero devastadora de Belleville en frases pequeñas: “diez minutos después la pelirroja sale y cruza la carretera hacia el motel que está al otro lado, uno de esos clásicos moteles de toda la vida. Se llama Valley View, a pesar de que no hay valle ni vista. El High-Ho, el Valley View, Main Street… se diría que el pueblo se ha levantado con las sobras de otros pueblos”; “se dispone a ir a la pequeña oficina y preguntar si hay habitaciones disponibles (a pesar del letrero que ocupa toda la ventana, y que reza: HABITACIONES DISPONIBLES)”.

En la segunda parte del libro irán llegando las explicaciones, pero también dosificadas, lo cual no hace sino incrementar nuestro desasosiego.  Las mentiras en esa extraña pareja parecen conducir inevitablemente hacia grandes traiciones y ambos protagonistas parecen estar conscientes de ello, incluso de empujar hacia ello y esto hace de la lectura algo muy turbador.

Una historia clásica de un perseguidor y un perseguido donde ambos pareces saber uno del otro y aún así se vinculan. Una novela muy bien lograda y llena de suspenso psicológico e intriga y …un asesinato a sangre fría. Una buena novela para pasarse un fin de semana atado al libro o prepararse para el “pico pandémico” que viene y que como en la novela, al parecer no queremos ni podemos evitar.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

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