Livier Fernández Topete
Silencio significa paz cuando disparos retumban en la guerra. Guerra sinónimo de mudez entre una pareja hastiada o enojada. Enojo igual a mutismo cuando alguien se venció o fue vencido en una batalla amorosa. Amor se vuelve la afonía de una madre contemplando a su hijo. Hijo el silencio es de un padre enigmático. Enigma el blanco y su vacío insonoro. Insonoro el triunfo ventajoso. Ventaja es un espacio silente que abre sus poros al abismo. Abismo encubre el silencio tras su melodía indescifrable. Indescifrable es la falta de ruido porque detona nuestra sombra. Sombra proyecta lo callado en una noche sin estrellas. Estrella cohabita en el silencio que brilla cuando sobra toda palabra. Palabra hueca el secreto que muere con alguien. Alguien debe ser el desierto. Desierto el lugar en el que se gesta lo polifónico. Polifonía produce una atmósfera muda. Muda el alma del hombre que no soporta el silencio. Silencio significa crea. Crear es omitir el ruido. Ruido que rompe el sigilo, que poda lo fértil. Fértil la omisión de vocablos frente a los necios. Necio el mutismo del que debiera manifestarse. Manifiesto el no verbo si una voz tiene el potencial de cimbrar al mundo. Mundo desconocido lo insonoro. Insonora la muerte. Muerte se parece al silencio que cruje estereofónico. Estereofonía la vida abriendo su paso silencioso. Silencioso el árbol escucha. Escucha el viento sin canto. Canción nerviosa la ausencia de ruido para el cazador y su presa. Presa quien no resiste las voces internas cuando el afuera no clama. Clamor el del planeta a la espera de pausa. Pausa exige la supervivencia de los seres en disputa. Disputa o concordia, pregunta o certeza, palabra vacía o palabra plena, abandono o poesía, el silencio es, como su opuesto el sonido: arma o cura, destierro o comunidad, estupidez o sabiduría.
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