David Ramos Castro La llegada a un lugar desconocido es uno de los momentos emblemáticos de cualquier viaje, también del antropológico. Salir de un lugar que nos resulta más o menos familiar rumbo a otro cuyos secretos ignoramos nos brinda una emocionante mezcla de desconcierto y entusiasmo. Entre las pocas ocasiones en las que el tiempo ofrece un sentimiento de regreso al pasado, se cuenta también la del antropólogo que alcanza la orilla de una tierra ignota, dispuesto a adentrarse en su vasto territorio de humanidad y prodigios. Apenas pertrechado…