Carlos, el gato

Caliche Caroma Sus libros se citan a montones, montones como en esas imágenes de su biblioteca, pilas de textos y papeles secretos (listas del mandado) y, muy importante, gatos alrededor, encima, a un costado, miau por todos lados. Los gatos que la muerte dejó huérfanos eran muchos, dicen que trece de la suerte. Rumorean también sobre el destino de los ronroneadores, que quién sabe dónde quedaron, que si los mataron los familiares culpándolos de la enfermedad del escritor o que si los gatos se convirtieron en agentes de alguna editorial…