El mural, la biblioteca y Juan O’Gorman

Caliche Caroma A pesar de la publicidad institucional que ataca al visitante recién entra, donde se presume la última manita de gato al edificio, el deterioro es inocultable, un espacio desaprovechado, menospreciado, los pocos lectores se distraen por el ruido de la calle, las encargadas del lugar platican de sus asuntos, el acervo de esta biblioteca, aunque parco, tiene algunos títulos interesantes, eso sí, bastantes descuidados, cualquiera puede hurtar un libro sin ser detectado. Todo lo anterior se soporta, digamos que pasa desapercibido ante la monumental pared frontal, la boca…