Materia oscura: Perros Paraíso

Víctor Solorio Reyes La conexión micro magnética neural entra en un feedback con los cerebros de perro. Si fuese un micrófono amplificando sonido, las bocinas escupirían un chirrido infernal. Pero no hay bocinas ni sonido, sólo está mi sistema nervioso y los córtex caninos. La interferencia se siente como una aguja en mis ojos. Hay olor a gasolina dentro de mi frente. Me muerdo la lengua para no vomitar. En medio de una arcada, la habitación vuelve a ser material. Adriana sigue sentada frente al panel de control. —¿Estás bien?…