Tzompantli para Bajonero y Mexiac, dos grabadores marginados en su estado

Raúl López Téllez

Octavio Bajonero y Adolfo Mexiac, destacados grabadores michoacanos encontraron eco en otros estados antes que en su suelo natal, por lo que hay una deuda en reconocer una trayectoria que desde este martes al menos y por parte de algunos de sus alumnos, fue destacada con un tzompantli – altar fúnebre en algunas culturas mesoamericanas, adornado con cráneos-, dedicado a ellos en el Centro Cultural Clavijero.

En el evento desarrollado en el Centro Cultural Clavijero, el historiador Ramón Sánchez Reyna destacó los orígenes de Bajonero: “Por la madrugada, panadero, por el mediodía campesino”, labor esta última en la que de pequeño se topó con una figura prehispánica que hizo que más tarde se convirtiera en artesano y alumno en el Taller Nacional de Grabado de La Esmeralda. La obra de Bajonero está concentrada en el Museo Nacional de la Muerte, en Aguascalientes, señaló el investigador, quien recordó que en abril del año pasado acompañó al grabador “de un saber incansable” por museos, galerías y viejas cantinas de la Ciudad de México, “en busca de una botana, una torta de bacalao, una buena cerveza y platicar y platicar”.

Ante el secretario de Cultura, Claudio Méndez, Sánchez Reyna pidió a las autoridades culturales del estado poner atención en una colección de grabados mexicanos integrada por Bajonero, nacido en Charo, en referencia a la poca atención puesta en una trayectoria de la que Michoacán ha publicado un libro y otros dos se han editado, uno en Aguascalientes y otro en la CDMX,con alumnos como Nurik Sauret y Carlos Alvarado Lang. De la muerte como un tema recurrente en Bajonero, el también defensor del patrimonio de Morelia trajo una frase del artista: “¿Con quién habla el mexicano en su intimidad, sino con la muerte?”.

El pintor Marco Antonio López Prado, por su parte destacó la figura de Mexiac, también alumno de La Esmeralda, de quien respecto a Bajonero señaló el “paralelismo” en cuanto a sus orígenes campesinos. En una estancia en Chiapas, Mexiac “descubre la pobreza y la marginación indígena”, así como de ese entorno un rostro le inspira “Libertad de expresión”, el grabado célebre que circuló como bandera en los movimientos estudiantiles de Francia y México en 1968.

A Mexiac, nacido en Cuto de la Esperanza, “desgraciadamente se le rechazó en Michoacán”, dijo López Prado, al grado de que Colima es la entidad donde se reconoce su legado en un museo. Con la muerte del artista, en aquel estado, el día 13 de noviembre sus cenizas se esparcirán sobre el pueblo de Cuyután, como fue su última voluntad, y el 11 de diciembre se le realiza un homenaje nacional en el Museo.  

Erandini Adonay, quien fuera alumno de Bajonero, habló del proyecto Tzompantli, iniciado en el 2013 y a cuya convocatoria inicial respondieron 49 artistas de seis estados y este año se han integrado 30 obras más y se exponen a través de un “movildini”, que permite la interactuación del espectador con la obra y rompe el esquema rígido de las galerías, creado por el propio Bajonero y Erandini.

En total, son 83 obras de 39 artistas, las que integran este Tzompantli, con permanencia en el Centro Cultural Clavijero hasta el 4 de noviembre y posteriormente iniciar un recorrido a otros estados.   


Tzompantli, altar homenaje a Octavio Bajonero y Adolfo Mexiac, 83 grabados en torno a la muerte, Centro Cultural Clavijero, Nigromante 78, Centro Histórico, permanece en el lugar hasta el día 4 de noviembre. Horario, de 09:00 a 18:00 horas. Entrada libre y gratuita. Público: Todo público.

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