Vestido rojo sobre sábanas blancas

Caliche Caroma

Con La Camarista, Lila Avilés debuta como directora después de la intentona en la actuación. Esta película coincidió con otro largometraje, Roma, aunque fueron meses de diferencia en el estreno, a ambos trabajos se les ha comparado, pues de los dos se ha dicho hasta el mareo que “visibilizan” un sector de la sociedad que pasaba inadvertido. Roma (Dir. Alfonso Cuarón) y La Camarista compitieron en los Arieles y la primera se llevó la mayoría de premios, para la segunda sólo hubo el de Ópera Prima. Pero, si es que esta comparación lleva a algún lado, ¿cuál es mejor?

Asistimos a la proyección de La Camarista con una de las actrices, Teresita Sánchez, que ya ha visto cuatro veces esta historia y está dispuesta a verla otras cuatro. La actriz de origen capitalino pero radicada en Morelia, fue nominada al premio Ariel en la categoría de Coactuación Femenina. La pregunta, ¿qué onda con La Camarista? La respuesta:

“Mi papel en esta película está muy bien escrito por lo que desde un principio me atrajo muchísimo y me encantó. Para prepararme pude tener una capacitación previa con una de las camaristas del hotel y fue sumamente aleccionadora tanto técnica como emocionalmente hablando, conoces la parte humana de la persona y yo en lo personal admiré profundamente la actitud que existe frente a una tarea que, para mí, y para mucha gente, es tremendamente ardua. Hasta este momento yo no puedo entender cómo es que realizan tantas actividades en tan poco tiempo, yo en lo personal no aprendí a tender la cama de la manera en que lo exige el control de calidad del hotel”. 

“La directora es una mujer muy joven, empezó como modelo y actriz.  A mí me parece que es muy valiente, muy decidida, muy inteligente, extremadamente intuitiva y que el éxito de ésta, su primera película, radica en su honestidad, en su pasión, en su entrega absoluta e, independientemente de que no haya cursado los años que requiere una carrera de cinematografía, nos puede dar cátedra a través de su sensibilidad y de su talento, yo inicié trabajando con una gran directora en ciernes y terminé amando a una mujer única e irrepetible”.

“Trabajar con Gabriela Cartol fue un lujo, una mujer hermosa por fuera y por dentro y desde el primer momento fue muy gentil y generosa conmigo, se reía de mis chistes fuera de cámara… eso relaja mucho y provoca que se genere una conexión en el set, así es que fue maravilloso tenerla como compañera.  Yo llegué a trabajar a La Camarista sin ninguna expectativa y se han rebasado todas las que pudiera haber puesto, como no puse nada, pues todo ha sido ganancia… He recibido muchísimo más de lo que creo que estaba lista para recibir”.

¿Cine de arte o cine obrero?

Película del semisilencio, sonido ambiental como el que escuchamos en el cuarto de lavado o el comedor del personal del hotel, los pasillos del edificio, la televisión prendida, atmósferas que nos transportan al mundo de la esclavitud contemporánea. La historia explora varios tópicos: la lucha entre la confianza y la desconfianza, aprender a partir de la decepción y la derrota, la clase trabajadora que sostiene a un país o, como la describe la propia directora, “un contenedor de muchos temas”.

Evelia (Gabriela Cartol) quiere un mejor puesto en el hotel que trabaja, el añorado piso 42. Le echa ganas, intenta superarse, asiste a clases dentro del trabajo para terminar la educación básica, rechaza el cortejo del Spider, aguanta las excentricidades de los huéspedes. Conoce a Minitoy/Miriam (Teresita Sánchez), quien le enseña a sentir a través de unos toques eléctricos, sí, suena extraño, pero así es. Amistad en medio de un ambiente hostil, la competencia en la chamba no da chance de mucho. Las promesas se van acumulando, hasta que se desborda la posibilidad de que éstas sean cumplidas. ¿Qué queda para los que han fracasado? 

Eve, aféresis de Evelia, tiene derecho a reclamar los objetos olvidados/perdidos en los cuartos al año de ser reportados, ella quiere el vestido rojo talla chica que encontró en su piso, le pregunta una y otra vez a la Ama de Llaves si ya puede llevárselo. “Ya casi, ya casi”. Cuando se entera de que el puesto añorado (piso 42) le fue entregado a su “amiga”, el corazón se le rompe. Justo en ese momento le entregan el vestido rojo. Eve corre al cuarto de lavado, y ahí, con el ruido de las máquinas, grita, llora, golpea el vestido rojo contra las sábanas blancas. Ha perdido de nuevo, frustración en el elevador.  

Definitivamente La Camarista supera a Roma. La película de Cuarón tiene una megaproducción, la de Avilés sufrió por falta de efectivo. Sin embargo, esto no importó para que la fotografía de Carlos Rossini fuera superior, el guion preciso, el matrimonio entre el actor y el director, impecable. El juego de cámaras, el ingenio para las tomas, a veces una mano apretando el pedazo de tela roja, un par de piernas por el pasillo alfombrado o sólo los cuartos solos en donde las historias de sus ausencias son contadas desde el cenit. “La película habla por sí misma”, expresó Lila Avilés en una entrevista para La Cineteca Nacional. Remitirse a las pruebas.

El papel de Teresita Sánchez, Minitoy/Miriam, es la frescura de La Camarista. Alegre, positiva, Minitoy anda por el hotel como quien no sufre por nada; disfruta, se ríe, manda mensajes mientras el maestro le pide que guarde el celular, ¡sabe inglés! La michoacana por adopción tiene una kilométrica trayectoria que se comparte a continuación, no sin antes exigir al público lector asista a las salas de cine a ver esta película. En Morelia está en Cinépolis Escala, junto al Palacio del Arte, sala 2, con estos horarios: 12:50, 15:10, 17:25, 19:35 y 21:50. Ahora sí, Teresita por Teresita, entrevista del desaparecido 2015 (modificaciones ad hoc):

Tere Sánchez o del bello y mágico arte de vivir

Teresa Sánchez Reyna, mejor conocida como Tere/Teresita Sánchez, es una actriz, titiritera, cantautora, karateka y escritora. No se trata de etiquetar o definir sino de celebrar, festejar que la vida nos regala a personas como Tere, para aprender de ellas, para abrazarlas. Vive en Morelia desde 1989, ella misma se echa de cabeza: “Nací en la ciudad de México en el año de 1964 y crecí en un barrio superbravo llamado Peralvillo”.

Los primeros

Trece años tenía Tere cuando escribió su primer cuento; a los 17 años participa en su primera obra teatral, Cada quien su vida, escrita por Luis G. Basurto; a los 18, ya más grandecita, se integra al grupo de música andina Binni Sicarum, antes había escrito su primera canción a los 16. Si se trata de datos y de exponer a la gente es importante saber que la corrieron de la secundaria a los 14, terminó el ciclo secundariano en una nocturna. No quiso fiesta de quince años, romper la tradición como regla, aunque haya golpes de por medio.

Ha participado en más de 50 obras de teatro, muchas de ellas dirigidas por Fernando Ortiz; escribió en periódicos de circulación nacional y la incluyeron en la antología Itinerario Nómada; en 1993-94 quedó atrapada por el encanto de los títeres, Gabriela Ortiz Monasterio fue quien la inició en la vida de las marionetas, participó en un programa de televisión que se llamaba De Tin Marín. En este mismo contexto trabajó con Dalí M. Blanch, quien cambió su vida, según platica la mismísima y a nadie parecida, Teresita.

En la atribulada actividad musical, cantaba y tocaba el bajo eléctrico en un grupo llamado Conciertosentido; después conoce a Lety Servín, “amiga del alma y extraordinaria mujer”, con quien, en 1995, formaría Salida de Emergencia. Pero es en el 1999-2000, durante la huelga de la UNAM y la despedida de Zedillo, que surge Se aplican restricciones, espectáculo musical multimedia dirigido y producido por Raúl Arroyo: “La particularidad de este experimento escénico es que participan mis mejores amigos, cómplices y la mejor compañía que encuentro en Morelia después de vivir una especie de orfandad. Sergio Camacho, Carlos Cárcamo, Alejandro Coria, Husai Ching, Jochen Hiss. A esta lista sólo falta agregar a Marcos Maldonado y Víctor Rivas, seres que menciono de manera especial porque me cambiaron por completo la vida, y aún lo siguen haciendo”.

«Voy a ser feliz, aunque me cueste lágrimas”.

Teresita Sánchez

Ha dirigido tres obras de teatro. En 2002 hace dueto con Salvador Carrillo Márquez, Sístole y Diástole, música original. Trabajó con la espectacular y controvertida Jesusa Rodríguez en un programa por la defensa de los derechos de las mujeres, o sea, feminismo del bueno.

“Me encanta andar en bici, el olor del epazote, el romero, la lavanda. Me gusta envolver regalos, hacer garabatos en pedazos de papel y ver películas que me hagan llorar. Reírme hasta que me duela el estómago. Me fascinan los juegos de mesa, observar a niñas y niños sin que se den cuenta y hacer reír”. En el espinoso tema del amor, comenta que: “Vivo con el hombre más maravilloso que puede existir para mí, el músico, titiritero, actor, escenógrafo, director, pintor, fotógrafo, escultor, compositor. Roberto Hurtado Azuara”.

Terminó la prepa en línea, ya que, como ella comenta: “La escuela no ha sido lo mío, aprender cosas interesantes, sí”. Este año no ha sido fácil para nadie, ella lo sabe, y ha llegado a una conclusión vital: “En 2015 me doy cuenta de algo que realmente me parece relevante, contundente y piramidal. Le he perdido el miedo a la muerte”. Para un creador comprometido cada cosa que ocurre en su vida tiene importancia, los actos, las personas, de ahí que Tere concluya de esta manera: “Sólo agrego algo más, Mi papá, mi mamá y mis cuatro hermanos son para mÍ el refugio más importante, la enseñanza más grande, el mayor orgullo en mi vida”.


Caliche Caroma

Escritor putrefacto que deja el alma en cada tecla, a veces es grasa esa alma. Ganador dos veces consecutivas del premio «Mejor dedícate a otra cosa». En su casa lo conocen como Panchito porque baila el cha cha cha. Quiere adelgazar, pero no puede.

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