25 Instantáneas de Martín Solares

Héctor Alvarado Díaz

1.- ¿Eres un hombre de tu tiempo?

Y del tiempo de La Ilíada, de Gargantúa y Pantagruel, de los Tres Mosqueteros, del Jugador, de Ripley, de Sherlock Holmes y cualquier otra historia que me atrape y arrebate.

2.- ¿Disfrutas o padeces la escritura?

Amo la literatura en todas sus formas, pero actualmente prefiero vivir en la que estoy escribiendo.

3.- ¿Qué te ha dejado la labor editorial?

Fue una gran escuela en todo lo que se refiere a la escritura literaria. El método exigía total devoción y horas de alta intensidad laboral, pero me enseñó a apreciar cada palabra por sí misma, y cada historia por sus logros. Llegó un momento en que sentí que podía avanzar más si me dedicaba a escribir mis propias historias y renuncié a una carrera de 23 años. No me he arrepentido ni un minuto.

4.- ¿No te espantan tus propios personajes?

Al contrario: me fascinan los monstruos. Preferiría viajar con el Conde Drácula o el conde de Monte-Cristo que con personajes convencionales.

A quienes parecen espantarles es a algunos críticos de la vieja guardia: pueden aceptar que haya prostitutas, políticos, proxenetas en las novelas, pero si aparecen policías o detectives, huyen asustados.

5.- ¿Quiénes son tus maestr@s?

He encontrado maestros en la edición, en la escuela y sobre todo, en las letras: Ricardo Yáñez, Hugo Hiriart, Rogelio Flores Manríquez, Bernardo Atxaga, Rodrigo Rey Rosa, Francisco Goldman, Horacio Castellanos, Guita Schyfter, Nelly Campobello, Agota Kristof, Patricia Highsmith, Carson McCullers, entre otros, aunque ellos o ellas no lo sepan.

6.- Cinco libros de tu biblioteca personal.

Sostiene Pereira, Trilogía de los gemelos, Unos caballos muy lindos, Cartucho, Pedro Páramo. Obras completas de Borges, Memorias, cuentos y guiones de Woody Allen, todos los relatos de Bernardo Atxaga y de Patricia Highsmith. Como podrás advertir, se me da más narrar que contar.

7.- Novela policiaco-fantástica: ¿cómo llegaste a este género?

Quien tiene contacto con un buen libro sabe que no hay manera de clasificarlo. Escribo la literatura que imagino y a eso me dedico de tiempo completo. Como en el caso de los pantalones, prefiero la literatura a sus etiquetas.

Creo que a la novela se entra por varias puertas de modo simultáneo. No están hechas con un solo ingrediente, sino de muchos, y quien dé una sola explicación para el origen de su libro tiene una pobre idea de su novela.

Me gustan las novelas que cuentan aventuras, sea en este mundo o en otros. En Catorce colmillos y MJLL quise escribir sobre algunos de mis temas favoritos: la lucha entre surrealistas y dadaístas, las transgresiones de Breton y sus aliados, los estragos de una época violenta en un grupo de artistas.

9.- ¿Recuerdas el primer libro que leíste?

De la Tierra a la Luna. Nunca se me olvidará cómo, gracias a una especie de hechizo que constaba sólo de palabras, viví una mañana la aventura de los primeros hombres en viajar al espacio. Cuando cerré ese tomo también descubrí algo más: el tiempo había transcurrido de distintas maneras. Viví meses en compañía de los astronautas que arriesgaban sus vidas: momentos muy gratos y otros muy tensos. Pero en la vida cotidiana de mi casa sólo me escondí una mañana en el último rincón de mi cuarto.

Me fascinan las cosas que sólo la literatura puede hacer, y mediante unas cuantas palabras: provocar lo que parecía imposible, detener el tiempo e incluso resucitar a los muertos.

10.- ¿Fue difícil publicar tu primera novela?

Lo difícil fue escribirla mientras era editor y tenía tres empleos. Gracias a ello aprendí a levantarme todos los días a las cinco de la mañana y escribir hasta que era impostergable correr a la oficina. Tardé más de 8 años para escribir Los minutos negros. El primer editor al que le envié el manuscrito respondió a los dos meses, de modo muy entusiasta; el segundo y el tercero, poco después.

11.- ¿Vienes de familia de artistas?

Mi padre era un artista de la cirugía pediátrica, y mi madre, del equilibrio doméstico. Pero lamentablemente no había artesanos ni artistas en mi familia. Ahora mis sobrinos y mis hijos escriben o dibujan todo el día y es un placer estar entre ellos cuando crean sus primeros personajes.

12.- ¿Hay una literatura mexicana?

Siempre ha habido al menos dos literaturas mexicanas, que vienen de la misma y muy antigua era geológica, pero siempre sobreviven y están acostumbradas a debatir: la que solicita un arte nacionalista, regional y aficionado al ombligo, por lo general comprometido con el gobierno, y la cosmopolita, que con frecuencia descubre e importa otros modos de escribir. Ambas suelen ser exclusivas y excluyentes. La primera produce espejos de la realidad; la segunda, espejismos.

13.- ¿Le entras a la cocina?

Le entro a la literatura como si estuviera cocinando: camino hasta mercados muy remotos para elegir ingredientes inusuales, los guiso hasta que alcanzan el grado ideal de cocción, imagino mezclas desconcertantes y por lo general tiendo a servir raciones abundantes. Me gustan las novelas que siguen a un mismo personaje durante decenas de páginas y nos arrastran a una aventura peculiar, sin importar que el material principal sea el lenguaje o la anécdota.

14.- ¿Trabajas en varios proyectos a la vez?

Estoy convencido de que quien escribe es un árbol de muchas ramas. Si no las aceptas y desarrollas todas, algo siempre te faltará. Por lo general el centro de mi vida es la escritura de una novela, y de vez en cuando vislumbro un cuento. Con mucha frecuencia me veo obligado a escribir un ensayo para entender alguno de los temas que me interesan: sea la frontera entre el cine y la literatura, los modos de escribir novela, de reconocer el valor literario de un texto o los grandes misterios que vivimos cuando tratamos de crear seres imaginarios.

En cuanto al modo de vida, reservo las mañanas para mis novelas y las tardes para dar clases, conferencias, talleres; escribir guiones para cine, series o asuntos publicitarios.

15.- ¿Tus mejores amigos son escritores?

Sólo excepcionalmente. Por lo general me siento feliz en compañía de gente que ama la literatura y el cine, que ama contar historias. Me siento un total inadaptado en cualquier otro ambiente. Siempre he evadido las capillas artísticas y no suelo seguir a escritores en las redes, a menos que los admire declaradamente.

16.- ¿El libro o la película?

Lo que el cuerpo me pida ese día. Si dejo de ver grandes películas o si dejo de leer o escribir literatura por muchos días me vuelvo el ser más infeliz del universo, hasta que encuentro un libro o una película que me habla. Si mi día no empieza frente al escritorio, y si no escribo al menos unas líneas de las historias o ideas que me divierten, me siento muy desgraciado, pues sé que estoy traicionando mi vocación.

Elegir entre una cosa u otra sería una tortura. Pero si un día no pudiera dedicarme a escribir más guiones de cine, sería feliz imaginando solamente mis propias novelas y cuentos.

17.- ¿Es necesario vivir en CDMX?

Ojalá no. Yo vivo en esta ciudad porque mis hijos viven aquí. Me gusta llevarlos a la escuela por las mañanas y llevarlos a nadar o a jugar por las tardes, pero si pudiera elegir me iría a vivir a cierta ciudad del Pacífico: una cuyo nombre me reservo, pero tan pronto es posible, empaco todo y me voy unos cuantos días ahí.

18.- ¿De qué color pinta el futuro del planeta?

Hablemos de esto cuando hayamos superado el Covid. Ahora todo parece una película de ciencia ficción soviética, grisácea y deprimente.

Eso en cuanto al planeta. La literatura sigue siendo ese animal muy vivo y de muchos colores, que no sabe vivir encerrado. No sé qué haría sin ella en estos tiempos de encierro.

19.- ¿Te has enmarañado en la burocracia?

Me he enamorado en la burocracia. Conocí a mi actual pareja mientras ella trabajaba en una oficina de gobierno, y desde entonces tengo otra opinión de ciertas personas que han pasado por la administración pública.

20.- ¿Qué te emociona y qué te aburre?

Me emociona enamorarme de mi pareja por nuevos motivos; me gusta ver a mi hija sonreír, a sus hermanos jugar, a mi hijo menor decir sus primeras palabras. Me aburre hablar con políticos u otras personas que no dejan entrar al arte en sus vidas, sean del partido que sean; deploro cada segundo que debo pasar en el elevador de la vida con chismosos o canallas.

Mis momentos preferidos en la vida son cuando termino una historia larga, sea literaria o cinematográfica; cuando descubro un libro largamente buscado y cuando me voy de vacaciones con mi pareja y mis hijos al menos un fin de semana.

21.- ¿Hay un guion que te haya cautivado?

El de Some like it hot y el de Casablanca, pero también muchos de Fellini, de Kurosawa, de Woody Allen, de Kiarostami, de Melville, de Spike Jonze, de Tarantino, de George Lucas y Sofia Coppola.

Para que un guion valga la pena debe ser cautivador desde el mismo título. Hasta ahora he vendido dos guiones para largometrajes: el de Los minutos negros, basado en mi propia novela, y una comedia original, más algunos capítulos para series históricas, de aventuras y policiales. Al principio escribir un guion siempre es fascinante; luego se vuelve exigente, agotador, frustrante, liberador y catártico, sobre todo si debes atender los consejos de muchas personas, interesadas en otros objetivos. Si Moby Dick hubiera sido un guion antes que una novela, los productores le habrían dicho que no pueden costear una nave como el Pequod, y mucho menos, más de 30 personajes en escena: a lo mucho le habrían autorizado presupuesto para una lanchita de dimensiones medianas, un pez vela y un par de marineros. Empiezas a lo grande y terminas con lo mínimo; deseas navegar a Australia y debes conformarte con llegar a las costas de tu mismo país. Difícilmente puedes convencer a los productores, pero sucede, cuando se trata de alguien con visión e iniciativa: el reto siempre es así.

Escribir a cuatro manos con Mario Muñoz siempre ha sido fuente de asombro y carcajadas; escribir con otras personas ha resultado grato, pero complejo. Aprendí mucho de la frontera entre la literatura y el cine cuando tuve que evaporar mi propia novela para convertirla en un guion de cine.

22.- ¿Realmente puede dibujarse una novela?

¿Por qué cabe la duda? Es más que evidente, sobre todo en los casos en que el autor escribió cada frase miles de veces y logró inventar su propia manera de decir “Había una vez”.

Imagina una casa. Dibuja cada habitación y subraya la relación que tiene con las otras; no permitas un solo espacio aislado ni uno que repita lo que ya existe en otro rincón; dota cada lugar de algo excepcional que hayas hallado en tu vida; hazla amigable, acogedora, disfrutable, pero también misteriosa, sorpresiva, seductora; pinta cada sitio de un color sin igual: ahí está una novela.

23.- ¿Batallas para poner el punto final?

Si no llega la última frase debo aceptar que no he terminado de escribir esa novela o ese ensayo, y que deberé reescribirla hasta encontrar el verdadero centro de ese proyecto, recorrer todas sus ramas y averiguar lo que falta.

24.- Cinco bandas de tu predilección.

Bandas funcionales: The Beatles, Creedence Clearwater Revival, Pink Floyd, Guns n’ roses, The Strokes.

Bandas efímeras: Django Reinhardt & Stephane Grapelli, Stan Getz y Antonio Carlos Jobim, The Traveling Wilburies, The Marvin Pontiac Proyect, Louis Armstrong y Ella Fitzgerald, David Byrne y St. Vincent, Ray Charles o Stevie Wonder y cualquier otro músico en el mundo.

25.- ¿Fan de la tecnología?

Sólo de la que te permite conseguir libros que parecían inalcanzables o extintos. Y por supuesto, de la que te permite ver en tu casa una película sin tener que adivinar los detalles. Odio los teléfonos celulares y los productos tecnológicos “de marca”. Creo que deberían darle cadena perpetua a las compañías que diseñan sus productos para que resulten obsoletos cada año.


Martín Solares (Tampico, 1970).

Ha escrito dos novelas sobre la violencia en el Golfo de México: No manden flores, finalista del premio Violet Noir, y Los minutos negros, finalista del Premio Rómulo Gallegos, del Bibliothèque des litteratures policières y del Antonin Artaud, ambas traducidas a varios idiomas. Un libro de ensayos: Cómo dibujar una novela; un libro infantil: Los monstruos y tú, y actualmente trabaja en tres novelas policiales que ocurren en el París de los años 20: Catorce colmillos y Muerte en el Jardín de la Luna son las primeras entregas.

Imagen de portada: Juan Rodrigo Llaguno

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