25 Instantáneas de Orfa Alarcón o Mátame porque me muero

Héctor Alvarado Díaz

1. ¿Pesimista, nihilista, optimista de clóset?

Pesimista. Siempre pienso en todo lo que puede salir mal, y por lo general, sale. Creo que si fuera optimista no escribiría, me dedicaría a algo feliz o al menos, repetitivo. Atribuyo a mi pesimismo mucho de mi obra.

2. ¿Hasta dónde llegarías si te censuraran?

Uy. Ya estoy censurada en algunas prepas de la ciudad, y en muchos círculos. No sólo hay gente a quien le molesta mi obra, también les molesta a muchos que no soy políticamente borrega. No digo lo que todos esperan oír de una mujer mexicana. Lo que me toca es seguir escribiendo en mi línea, no puedo moderarme o modificar mis ideas para ser aceptada masivamente.

3. ¿Escribes despacio?

Escribo desde el ocio. Puedo despertar pasado mediodía y quedarme mirando al techo. Claro, para el resto del mundo estoy parasitando. En realidad lo que estoy haciendo es «reposar el sueño», quedarme pensando en lo que soñé, tratando de ordenar las situaciones para que tengan alguna lógica (que en lo onírico, obviamente, no tienen), jugando a armar y desarmar ese sueño. De ahí han surgido mis mejores ideas. El proceso puede ser lento, pero una vez arrancando puedo terminar una novela en pocos meses. Es terrible porque para poder hacerlo debo despertarme pensando en la obra en turno, e irme a dormir pensando en lo mismo. No tengo vida más que para la novela que esté escribiendo, mis necesidades y deseos quedan hechos a un lado, la prioridad y la atención en esos días son para la obra.

4. ¿Qué odias?

Un tanto, sí, odio mi cuerpo finito y saber que un día debo morir. Quisiera ser un vampiro y ver cómo todos se van quedando en el camino, mientras yo continúo ahí eternamente. Eso, aparte de hablar del odio, habla de un gran egocentrismo. Forzosamente, para ser escritor, hay que ser egocéntrico. ¿Por qué la gente debe dedicarle tiempo a mi obra? ¿Quién me dijo que tengo algo qué decir? Si no hay un ego muy pesado no hay un motor para escribir. Es indispensable.

5. ¿Tienes miedo de repetirte?

Lo tuve después de escribir Perra brava. Pensé que después de tener una protagonista tan fuerte ya no querría usar más que eso, mujeres fuertes, y que sería muy fácil caer en las mismas anécdotas. Han pasado ya tres novelas y muchos cuentos, y un par de cosas que tengo por ahí inéditas, todas con protagonistas fuertes, o más bien, necias. Es su única constante. En todo lo demás son distintas y sus mundos no chocan entre sí. Siempre el mundo me alimenta de distintas situaciones, ya sé que nunca terminaré de escribir todas las historias que me habitan.

6. ¿Desordenada, obsesiva?

Un poco de las dos cosas. Nunca tengo las calcetas en par, por el contrario, no puedo trabajar en una mesa que no está perfectamente limpia.

7. ¿Das a leer tus textos o te tiras al ruedo?

Tengo un editor-marido que es mi primer editor. Después de que él lee las cosas ya me tiro al ruedo.

8. ¿Te has emborrachado machín?

Hasta el punto de vomitar cosas que comí en los noventa.

9. ¿Feminista?

No.

10. La neta: ¿son buena onda las editoriales?

Sí, los escritores somos los generadores de su producto, entonces nos tratan bien. Cuando no ven a un autor como proveedor del producto que buscan (no digo que el autor no tenga buena obra, me refiero a que no tenga lo que la editorial quiere vender), simplemente no tienen trato, ni bueno ni malo.

11. ¿Lees poesía?

Sí, es indispensable. Todo género tiene un ritmo interno. El escritor que no tiene ese ritmo, y tampoco lee poesía, es como alguien que quiere ser bailarín y tiene dos pies izquierdos.

12. ¿Eres supersticiosa?

No sé, pero por no dejar, si tengo un presentimiento de que no debo hacer algo o pasar por algún lugar, prefiero abstenerme.

13. ¿Te gustan las tortillas de harina?

Con esto te digo todo: a la señora que vende tortillas de harina aquí a la vuelta de la casa la adopté como mi tía.

14. ¿Te has dado por vencida?

No, porque no tengo grandes ambiciones: sólo acabo una buena novela y quiero que la siguiente también me salga bien

15. ¿Qué te dio por escribir?

Las latas de comida en la cocina. Copiar en un papel las letras que anunciaban su contenido, aunque aún no las entendía, fue mi primera forma de apropiarme de mi realidad. Sigo apropiándome del mundo que me rodea escribiéndolo y describiéndolo a mi modo. El mundo sigue en su sitio, perteneciendo a quien sea, y también siendo mío. Es un crimen sin víctimas.

16. ¿Coleccionista, fetichista?

Algo como coleccionista, pero muy selecta. No puedo resistirme a las libretas de papel muy fino, ciertos libros y algunos artículos de papelería. Por lo demás, trato de ser minimalista. Entre menos ropa, recuerdos, cosas, maquillaje y zapatos tenga, mejor. Quiero mi casa para habitarla yo, no para que la habiten mis cosas.

17. ¿Qué tan buenos son los escritores mexicanos?

Son los mejores del mundo.

18. ¿Qué música escuchas?

Depende. Con Perra brava no oía más que al Cártel de Santa. Con Loba oí mucha música norteña de los setenta y por ahí. Con un nuevo proyecto ya me la pasé oyendo cosas muy hipsters como Lana del Rey. Yo no tengo voz ni voto a la hora de entrar a Spotify, el proyecto impone sus gustos.

18 B. Escribir novela es como ir en un taxi pirata, uno está tan mortificado rezando por su vida que no le preocupa el hecho de que no puede opinar acerca del volumen ni del soundtrack que pone el taxista.

19. ¿Enredada en la tecnología?

Antes sí, pero ahora que quiero tener menos cosas estoy aprendiendo a vivir con lo que hay: el celular viejito, la computadora con varios años, una laptop de segunda mano sin Word, y ya.

20. ¿Te hubiera gustado vivir otra época?

No creo. Valoro mucho mi comodidad, vivir sin agua caliente y entubada, sin energía eléctrica, etc., no me hubiera gustado.

21. ¿Estás suscrita a Netflix?

Y a Izzi, y a HBO, y a Amazon Prime Video. Debo parar.

22. ¿El frío o el calor?

Calor. Siempre. Quiero un verano eterno.

23. ¿Cuántas horas puedes escribir?

Cuando empiezo un proyecto paso todo el día escribiendo, aunque parezca que estoy viendo la tele o paseando a los perros.

24. ¿Te gusta la vida cultural?

Es genial. Muy bonita, hay mucha solidaridad y camaradería. Cero envidias. Al contrario, todos apoyan los proyectos de todos sin chismes ni traiciones. Eso de que hay una horda de señoras que se ponen a escribir correos y blogs anónimos para desprestigiar a los demás es puro mito, y también lo de los pleitos por coraje, por capricho y por placer. Todo es sonrisas y alegría. Qué lástima que yo no me meta a hacer vida social porque soy muy introvertida. Me pierdo de todo eso.

25. ¿Por qué un taller de tejido?

Porque tejer es otra forma de hacer arte.


Orfa Alarcón (Linares, N.L., 1979).

Estudió letras españolas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL. Obtuvo la beca del FONCA en el programa Jóvenes Creadores, los años 2007, 2011 y 2014. Fue finalista del Primer Premio Iberoamericano de Narrativa Las Américas con su novela Perra brava (Planeta, 2010), misma que está publicada en alemán (Wagenbach, 2014) y en francés (Asphalte, 2018). Es autora de la novela juvenil Bitch Doll (Ediciones B, 2013) y Loba (Alfaguara, 2019), y ha participado en diversas antologías, entre las que destacan La muerte y su erotismo (Tusquets, 2012) y Stefan Falke. La frontera (Edition Faust, Frankfurt, 2014) y El silencio de los cuerpos (Ediciones B, 2015). Como editora, ha trabajado para Alfaguara Infantil, editorial Aguilar y el grupo Random House Mondadori, entre otros. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (2019-2021).

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