Agatha Raisin y el veterinario cruel

Horacio Cano Camacho

Con cierta frecuencia compro libros de los que no conozco nada, simplemente porque me resultó atractivo el titulo o algún detalle me llamó la atención y decido aventurarme. A veces con resultados frustrantes, pero frecuentemente me llevo sorpresas muy gratas. Esto último me pasó con el que ahora comento. Pensé que un libro de novela negra sobre un veterinario cruel seguramente sería divertido.

Ciertamente resultó una novela ligera, que no light, y una vez que lo adquirí me di cuenta de que era una serie y realmente este se trataba del número 2, así que de una vez me compré el primero, Agatha Raisin y la quiche letal (toda la serie publicada en español  por Salamandra), de la autora escocesa M.C. Beaton.

M.C. Beaton / Marion Chesney

Yo no conocía de nada a la autora y me propuse no averiguar más hasta leer el primero y si me gustaba, enterarme algo más. Debo decir que pasé un fin de semana delicioso metido en la lectura. Marion Chesney es el nombre de la escritora detrás de estas historias. Murió en 2019 y al parecer se había especializado en novelas de corte romántico hasta que, bajo el seudónimo de M.C. Beaton comenzó a incursionar en la novela policiaca. Creó un personaje, Agatha Raisin, una ejecutiva, dueña de una compañía de relaciones públicas de Londres que pasando sus 50 años decide vender la empresa y comprarse una casita en un pintoresco pueblo de los Cotswolds, región rural de colinas e historia romana en el Reino Unido, cercana a Oxford.

Con una muy jugosa cuenta de banco, llega a instalarse en el pueblo de Carsley, creyendo que una casa de piedra caliza, techo de paja e iglesias centenarias es todo lo que siempre había deseado: belleza, tranquilidad y seguridad. Agatha es una mujer madura, enérgica y acostumbrada a mandar, lo que diríamos “de carácter” y nada más llegar a su nuevo pueblo se percata que tal vez se equivocó… Un Pub minúsculo, callesitas serpenteantes, algún modesto restaurante y una tienda de abarrotes la regresan a la realidad. Londres es cosmopolita, está llena de restaurantes con comida de todo el mundo, teatros, cines, diversiones varias, librerías… ¿Qué va a hacer de su vida en ese lugar?

Apenas unos días en el pueblo y ya se mete en problemas, se siente ajena y …superior y piensa que para que la acepten, participará en un concurso de cocina con las señoras de la parroquia, ella que no sabe cocinar ni agua hervida, y adquiere en Londres una quiche de espinacas en un local de gran fama y la presenta en el pueblo como de sus habilidades culinarias. No gana y eso le hace enojarse mucho y proferir insultos contra el juez, quien al día siguiente amanece muerto, envenenado con su quiche a la que se le agregó, de alguna manera, cicuta.

Para la policía es evidente que ella no es culpable dado que resulta por demás evidente que no sabe nada de cocina y descubierta lo confiesa. El caso es declarado un accidente por contaminación “casual” de las espinacas. Pero Agatha en un nuevo intento de reivindicarse ante el pueblo, luego de descubierto su intento de fraude, comienza a investigar quién pudo envenenar al juez del concurso (por cierto, un personaje insoportable), pues sospecha que no fue un accidente. Comienza así su carrera de detective aficionada, metida en cotilleos, investigaciones ingenuas y toda la mala leche de los pueblos pequeños, más por aburrimiento y su  orgullo magullado.

M.C. Betaon creó un personaje al más puro estilo de Agatha Christie pero con mucho humor y simpatía. Agatha Raisin es antipática, pero su antipatía resulta encantadora, “metiche” por una idea fija de autosuficiencia y muchas veces para ocultar su falta de experiencia en el trato con los demás. El “caso” va resolviéndose a medida que nuestra protagonista va conociendo el talante de cada uno de los habitantes del pueblo, sus secretos y sus pequeños vicios. Raisin no es para nada una detective, pero es metódica y muy decidida.

El libro 2 de la serie, que ya cuenta con cinco títulos en español, es Agatha Raisin y el veterinario cruel. Nuestra protagonista está decidida a abandonar el pueblo en donde se siente ajena y poco aceptada a pesar de que resolvió el caso de la quiche letal y eso la hizo popular en los Cotswolds. Decide regresar a Londres para descubrir que allí también es ya una extraña. En eso, un veterinario abre una clínica en el pueblo y es la sensación de las señoras maduras quienes pelean por estar a su lado. Agatha lleva a su gato a consulta y queda prendada por el médico y decide ganarles la carrera a las vecinas y mediante todos sus encantos y métodos aprendidos de  su antigua actividad de relaciones públicas, conquistar al tipo, un hombre maduro, atractivo y divorciado.

Pero falla por terror en el momento preciso. Le gana su soledad e inexperiencia con los hombres, ella, una mujer madura que se dedicó por completo a su carrera organizando las “relaciones” de empresas y famosos, pero que nunca se ocupó de la vida personal. Extrañamente el veterinario al día siguiente de la frustrada conquista de Agatha, muere en un accidente al clavarse una inyección de un fuerte anestésico y así es declarado por la policía. Nuestra detective improvisada piensa que es muy extraño y comienza a investigar, para descubrir que el tal veterinario era un tipo nada decente que explotaba a las mujeres y que varias de las señoras y mujeres maduras del pueblo fueron engañadas, de manera que es probable que una vecina despechada sea la culpable…

La portada de los libros pretende vendernos “Una autora a la altura de Agatha Christie. Una detective a la altura de Miss Marple”. Creo que es excesivo e innecesario. Cierto que hay muchos elementos de la autora clásica: como el contexto de los crímenes, una “ama de casa” que decide investigar los crímenes y la resolución casi espontánea de los mismos (en Agatha Christie, como en los primeros autores de novela policiaca dominaba el método inductivo y los investigadores reunían y reunían pruebas hasta que el culpable era visible, no había un método hipotético deductivo como guía de la investigación).

Beaton introduce el elemento del humor y el relato muy irónico de la vida de los pueblos. Es la mirada del citadino que se siente de alguna manera superior, pero que realmente es una forma de ocultar que no puede entender otro ritmo y otra idiosincrasia que no sea la de la competencia frenética por todo, la amabilidad que no esconde un cuchillo detrás y el qué hacer con su tiempo. Por cierto, Agatha Raisin que nunca ha leído otra cosa que no sean manuales técnicos de su oficio y considera a cualquier texto de literatura un intento de los intelectuales fantoches para lucir su sapiencia y abrumar a la gente común,  descubre las novelas de Agatha Christie y se hace su fan…

Si quiere pasar un fin de semana divertido, leyendo sobre un personaje encantador y una descripción muy simpática del “carácter” británico sin meterse en detalles escabrosos de los crímenes, esta saga es muy recomendable. Recién me entero que ya hay una serie de televisión sobre el personaje de Agatha Raisin, la voy a buscar…

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

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