Cine/2: Birdman o La inesperada virtud de la ignorancia

Livier Fernández Topete

Riggan Thomson (Michael Keaton), quien interpretó en otro tiempo a un célebre superhéroe (Birdman), trata de darle un giro a su vida, intenta recuperar a su familia, su carrera y su persona, a la vez que se prepara para el estreno de una obra teatral adaptada, dirigida y actuada por él mismo en Broadway; días previos a la noche de apertura, se enfrenta a su ego, lo que desencadena una profunda crisis después de la fama.

Se trata de la primera comedia, mezcla con otros géneros, de Iñárritu. Y aunque se desarrolla en Broadway, apunta ideas en contra de los cánones hollywoodenses. Birdman, el título del filme, hace hincapié en la irónica circunstancia del protagonista, cuya sombra es ese personaje que lo encumbró en la pantalla grande años atrás. La inesperada virtud de la ignorancia, que aparece como subtítulo, es el nombre que da Tabitha (crítica de teatro del NYT dentro de la película) a su análisis sobre el trabajo de Riggan Thomson.

El director se propuso un gran reto con este trabajo: Estaba aterrado, pero pensé que, si después de tantos años no hacía algo que me aterrara, significaría que estaba muerto. La fragmentación del espacio y el tiempo son la base del cine. Aquí no ha habido oportunidad para esconder ni manipular nada. Lo que ves, es verdad,  expresó Iñárritu en Venecia. Riesgo afortunado que demuestra su destreza técnica. La cámara como si fuera el ojo de un pájaro, quizá del mismo Birdman, mirada aérea, pero a la altura de nuestros ojos y continua. Según el director, rodada en plano secuencia.

Cinta de humor negro que caricaturiza la vida de los actores, de la gente alrededor de la industria cinematográfica y del teatro. Desde el epígrafe de Carver (¿Y obtuviste de esta vida lo que querías? Sí. ¿Y qué querías? Ser amado, ser amado en esta tierra.) se perfila la necesidad de ser visto, reconocido y amado. Relato sobre la naturaleza intrínseca de la fama, pero también sobre la naturaleza humana: la voz interior del ego que exige atención, que habla grave y alto, que enternece por su condición infantil, horroriza, vibra y enloquece dentro de sus propias paredes, que son sus limitaciones. Señalamiento de la crítica versus el riesgo de los artistas. En varias ocasiones, la cámara nos lleva a la nota que Riggan tiene pegada al espejo de su camerino: A thing is a thing not what is said of that thing / Una cosa es una cosa, no lo que se dice de esa cosa, cita atribuida a Susan Sontag que parece aludir a la crítica de la crítica. Excelentes actuaciones. Banda sonora a base de percusiones que resulta fascinante.

Cine que habla sobre el cine, metatexto lleno de guiños para el espectador.

Final simbólico o metafórico, uno que alienta (como diría el amigo fotógrafo y escritor Roberto Maldonado Espejo), a darle una patada en el culo a Narciso; pues al liberarse de la terrible simbiosis con Birdman, Riggan por fin adquiere lo que podemos imaginar (en la toma última, por la sonrisa y el ángulo de la mirada de Sam) como genuinos superpoderes, ahora del lado opuesto a sus alucinaciones de control y dominio a lo largo de la trama.

Hasta hoy, la mejor película de Iñárritu.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

Imagen de portada: Peter Strain