De Cactux me como un taco

Caliche Caroma

Llegaron los 11 años de existencia del tugurio que cultos y mochos llaman Cactux Gastrocultural y el pueblo bueno lo conoce como el Cactux, ubicado en la esquina de Héroe de Nacozari y Primero de Mayo, Centro Hispanoparlante de Morelia, en el número ciento noventa y uno de la que baja de San José y avanza hacia el Pípila. Para celebrar esta trayectoria se (des)organizó una semana de aniversario que incluía lo mismo de siempre pero diferente, un “gatopardismo” artístico con palmada en la espalda y agua de jamaica con yerbabuena. Un foro que vino a enriquecer, de alguna manera, la vida cultural, alcohólica y social de la ciudad de la cantera rosa, los policías azules y los canarios amarillos, así como también lo hicieron la librería del Café del Bosque, Giraluna, Mukai, Peña Colibrí, Antropofitos, el Café de la Guerrillera, Las Musas, Doña Herme…

Cactux se ha ido transformando y adaptando a los tiempos y a las economías, comenzó chiquito y, poco a poco, fue creciendo hipertrofiadamente, como corresponde a las cosas interesantes. Abre sus puertas a casi todas las propuestas artísticas, decir a todas es decir mucho, pero sí a bastantes, varias, «bien muchas». La lista de artistas que han pasado por los diferentes escenarios de Cactux, porque ha tenido varios escenarios, no es interminable, pero aquí algunos nombres: Chico Trujillo, Manuel García, Jessy Bulbo, Cabezas de Cera, Elis Paprika, Luz de Riada, Paco Barrios El Mastuerzo y Los Jijos del Maíz, Troker, Armando Palomas, Jorge Pointelin…

Pero los que realmente han nutrido al Cactux son los artistas locales, los de casa: Pollomingus, Los Carácuaro de Don Serafín Ibarra, Tropicuyos, Maizoul, Doxa y Episteme, Balcón Huasteco, Fruts Loopers, Dj Vinilo, Cihuame Project, Eleven Towns, Chris Sánches Blues Band, el Charly Blues, Los Maestros del Revolver, Dj Max, Yermo Yerto… Sin olvidar a los artistas visuales, los teatreros, bailarines, poetas, periodistas, muy importantes todos ellos también, los drogadictos. El personal, ¿cómo no mencionarlo?, aún laboran ahí  gente que comenzó hace once años, se merece un aplauso, son ya leyendas estos nombres: El Killer, El Pepe, La Güera, El Pachuco, Gil, Yadira, Miza, René, Cuiriz, don Javier el de la guitarra (que acaba de morir este año), Tzitzi, Max, los vecinos que lograron clausurar un rato el Cactux. Tantos nombres, muchas nueces, el ticket de salida.  

Miércoles primero de diciembre 

Esta celebración no podía estar exenta de relajo, una de las características principales de la cactácea michoacana, en sus mejores momentos el desmadre reinó en Cactux, ¿somos o no somos? El miércoles primero de diciembre programaron una exposición de pintura, un podcast en vivo, noche de Dj’s y, se les había olvidado, un espectáculo de Stand-Up. Nada más les faltó una pelea de box, un recital de poesía navideña y un concurso de genuflexiones soviéticas. El Mix Árabe es muy rico, pídanlo en su versión grande, para compartir. 

Mucha gente llegó preguntando por el Stan-Up, pero nadie sabía darles informes a los desconcertados clientes: “No, señorita, ahorita no tenemos de eso”. Apareció en escena (más bien en la barra) una de las artistas invitadas, Eri Torreblanca, quien dijo: “¿Qué pedo?”. La cosa se solucionó, el malentendido fue cuántico y al final sí hubo Stand-Up y la noche siguió con sus risas, trolles y aplausos, según se da cuenta en algunas fotografías y testimonio de la (im)propia Eri Torreblanca.

Dj Droga comenzó a calentar la noche, ya fría por el invierno que se asoma a la vuelta de la esquina. Vendrían después los otros amos del sonido, a saber, EdubOne y Max Lemat, Vinilo y Prince (Princeso). Droga, también conocido como Carlos El Hormiga, roció a la audiencia con las aguas negras, pero no del capitalismo, aguas de África, zapote beat, música con la que bailó y bailó y bailó hasta que la casa se prendió. Noche de reconocidos, respetados, con mucha chamba, Dj’s morelianos, piquete en el ombligo de semana: ¡queremos reguetón del bueno!

Pero lo más importante sucedió en las salas de artes visuales, que son las mismas paredes del Cactux, un poco maltratadas, sin iluminación, pero con buena intención estas exposiciones de artes visuales, las cuales llevan años organizadas por Desmond Ray Ramírez o Rayo Razmadan, personaje chicano moreliano constantemente enfrascado en la eterna lucha por conseguir una charola de mezcales de dudosa procedencia, a según, cortesía del Cactux, a veces más a huevo que de ganas, pero de eso se trata la gestión, y de eso se trata Cactux también. La historia del Cactux se escribe en sus baños. 

Masked City

La exposición del miércoles uno de diciembre fue del novel pero prometedor Lestadmax, cuyo nombre real es Maximiliano Regalado, hijo del poeta Marco Antonio Regalado. Lestadmax tituló a su exposición Masked City, alrededor de 60 obras que abarcan diferentes técnicas y temas, del pincel a la impresión digital, pasando por materiales reciclados como los carretes de cable donde Max pintó un cuerpo femenino. El trabajo de Lestadmax tiene una fuerte influencia de la ilustración japonesa, del cine de ciencia ficción y de una imaginación que se ha nutrido de cientos de lecturas fantásticas, sin que falte el toque distópico, la sal de la tierra, Dick y Ballard. Y los precios a los que vende su trabajo son muy accesibles, así que corran a comprar la alucinante obra de Max o Lestadmax o Maximiliano Regalado, barato como la carne del Cactux.

Masked City estaba programada para inaugurarse a las 20:00 horas, pero como es Cactux, y es México, comenzó todo a las 21:30 horas. Max invitó a dos músicos para que lo acompañaran mientras él dibujaba en vivo, lo que en inglés se dice Live Act o «deformance». Los músicos de honor fueron Luis Vela, integrante de Los Maestros del Revolver, y Tonatiuh Jiménez, miembro viril de Senekela. Tocaron a ritmo de los tamborazos que Tonatiuh lanzaba con su d’jembe (acá bongó), Luis Vela puso cara de “cámara, carnal, no me agüito”, al mismo tiempo que Lestadmax hacía monitos por aquí y por allá. El mezcal de cortesía voló, los gorrones nunca faltan y a nadie le dan pan que llore, y cuando es bebida espirituosa lo que se regala, cuidado, mucho cuidado.

Intervención 5.5

Y otra expo que ya estaba montada, y también en el contexto de la celebración de los once años del Cactux, es la titulada Intervención 5.5, en la que participaron 5 artistas, ahora sí que juntos y revueltos y más que eso. Sin importar lo que haya pasado en el ínterin, dos años tardaron los artistas visuales en terminar estos 10 cuadros, el resultado de su trabajo colectivo es tremendo, alucinante, cyber punk y, a la vez, amoroso. Un cadáver exquisito que pide a gritos una gira nacional o internacional, o de menos en el Centro Cultural Clavijero, recinto que se dedica más a las bodas y a los videos buchones que al arte.

Intervención 5.5 es un proyecto que está integrado por Juan Carlos Mori (que sólo participó en dos cuadros), Irasema Parra, Juan Guerrero, Santiago Bucio y Desmond Ray Ramírez. Uno de ellos pintaba algo, se lo pasaba al otro y así sucesivamente, sin un plan definido, pero sí con la intención de crear juntos una obra en común. Se inaugura (o se inauguró, por si está leyendo esto en el futuro) el 2 de diciembre de 2021, año del ómicron. Casi que todo el aniversario de Cactux vale la pena por estas dos exposiciones, no es cierto, sí es cierto. Tres quesos, berenjena empanizada, el torero. 

Y como exclusiva, los nombres de los 10 cuadros de Intervención 5.5, un homenaje a la amistad, a la colaboración y a la felicidad de no haber muerto en los años más duros de la pandemia: “No somos uno ni somos cien, somos pintores, míranos bien”; “El cadáver esquizofrénico nunca fue exquisito”; “La pesadilla de Darwin o Esto no es una película de acción”; “La ternura tiene muchos trajes”; “Pero mira cómo beben los peces en el Río Bravo”; “El discurso de Lesbos o Siempre caigo en los mismos errores”; “El Prieto de la Libertad o Cómo le hago para seguir respirando”; “Ornitología del caosmos”; “Quisiera no verte, pero mis manos son felinos que te extrañan”; “Hacen falta cubos para celebrar mi muerte o Nunca dije te había olvidado”. No falten, amiguitos, las exposiciones estarán hasta enero de 2022.

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