Educar sexualmente a los adolescentes: Julio César Pérez Muñiz

Eduardo A. Chávez

Más allá de la cursilería, los endeudamientos y la renovación de las promesas, el Día del Amor y la Amistad es una buena ocasión para preguntarnos cómo se educan a las nuevas generaciones en el ámbito de la sexualidad, qué inquietudes tienen y cómo las viven los jóvenes de hoy. Para abordar este tema, el-artefacto entrevistó a Julio César Pérez Muñiz acerca de su proyecto de “educación en las sexualidades” dirigido a adolescentes de secundaria.

La propuesta pedagógica de Julio César Pérez Muñiz retoma algunos principios del modelo holónico de la sexualidad que propone Eusebio Rubio Aurioles, fundador de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual (AMSSAC). Consiste, básicamente, en una aproximación a la sexualidad humana que no se centra sólo en lo biológico, en lo psicológico o lo social, sino que integra la mirada de diferentes disciplinas para abordarla en toda su complejidad. Sus materiales no son otros que los de la Secretaría de Educación Pública. Su visión y trayectoria como docente es la que le da la pauta para saber dónde y cómo convocar a las preguntas y al cuestionamiento.

Con una trayectoria que incluye formación en Educación Especial, una maestría en Estudios de Género a punto de concluir y su oficio como masajista terapéutico, Julio César Pérez Muñiz ha presentado una propuesta pedagógica para abordar este tema en una escuela pública de Michoacán. Su método está basado en aquello que a muchos escandalizaría: respetar a los alumnos y escuchar sus experiencias, enterarse de sus necesidades y dudas, en lugar de ignorarlos y hacer como si no existieran.

Julio César Pérez Muñiz juega un papel importante en las instituciones, mismas a las que poco les importa la educación sexual de los estudiantes, a su vez, la mayoría de las familias creen que impartir la educación sexual es promover la promiscuidad, una doble moral en un país como el nuestro con el segundo lugar a nivel mundial en embarazo adolescente, México es el primero en Latinoamérica. Las escuelas prefieren no meterse en problemas, contratan a una persona externa para lavarse las manos en caso de cualquier escándalo. Julio, por su parte, no cobra un solo centavo por su trabajo.

Julio César Pérez Muñiz

Pero para un proyecto formativo de esta naturaleza nada es fácil, la fundamentación de su metodología pasa a segundo plano cuando tiene que enfrentarse a la rigidez curricular. Pese a todo, ha logrado convencer a los directivos de que le den siete sesiones con cada grupo durante el ciclo escolar, esto es, aproximadamente dos horas al mes con estudiantes de cada grado de secundaria. La conclusión es clara: en las prioridades de la educación pública mexicana la sexualidad es todavía menos importante que el arte, y eso ya es decir bastante.

La disposición a participar es crucial, por lo que Julio ha invitado al alumnado en general, pero nadie está obligado a asistir: “van quienes quieren, quienes no, no son acreedores de ninguna sanción”. La conversación se da en el marco del respeto a las experiencias y dudas de cada uno en el tema de la sexualidad: “Creo que los chavos y las chavas necesitan ser escuchadas, ya se cansaron de los expertos, ha ayudado mucho el diálogo horizontal, que sepan que coexistimos en las mismas realidades, que yo no soy ajeno de mi vivencia de la sexualidad, de la violencia, de lo que también ha atravesado mi cuerpo”.

El diálogo con los adolescentes lo han conducido no sólo al abordaje del tema tabú por excelencia en los cursos de educación sexual (el placer, el placer con otros u otras, pero también el placer con uno mismo), sino también los temas hoy tan explotados en telenovelas, revistas y libros adolescentes, series de televisión: el género, el amor romántico y la heteronorma. Una triada de construcciones sociales que para Julio están estrechamente relacionadas entre sí, una lleva, inevitablemente, a la otra.

De las conclusiones de esta charla con Julio, podemos decir lo siguiente: Problematizar el amor romántico es abordar un sinnúmero de temas relacionados con el género y la heteronorma: las relaciones de poder, el círculo de la violencia, la renuncia a los propios sueños, deseos y hasta la propia identidad como condición para merecer el amor de otra persona, la esclavitud que conlleva el trabajo doméstico no remunerado, la manera en que son replicadas en las relaciones homosexuales las funciones impuestas desde el sistema heteropatriarcal. Él lo llama “educación en las sexualidades”, porque parte de la idea de que los cuerpos y las experiencias son diversas y plurales, y todas deben ser respetadas.

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2 comentarios sobre «Educar sexualmente a los adolescentes: Julio César Pérez Muñiz»

  1. Sara Muñiz

    Excelente trabajo. Y muy bien a favor de nuestros adolescentes. Concientizar, educar va de la mano para mejorar la problemática actual que nos acontece

  2. Mikel Quesada Artolozaga

    Qué bien trabajo estás haciendo! Felicidades! Especialmente por hacerlo desde la horizontalidad y desde lo que realmente le importa a les adolescentes

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