El bálsamo de todos

Livier Fernández Topete

Amar es preciso, el apego es secuela indeseable e inevitable de este sentimiento que nos separa del resto del mundo animal.

Amar es entrar en contacto con el elemento tierra, vernos en el espejo del otro, pero alejados de espejismos, ser conscientes de nuestras limitaciones y de nuestras posibilidades, es tomar distancia de las fantasías y de los miedos para accionar desde lo que somos. Se trata de un ejercicio de conciliación constante con el mundo y con la vida, es la prueba de nuestra humanidad.

Amar es imprescindible para nuestra naturaleza, cuando nos quedamos en la periferia de esta experiencia, el vacío se manifiesta. Somos seres cuyo sostén es el lazo que nos une afectivamente a los otros.

Confundimos al amor, cada quien tiene sus reemplazos tramposos para mitigar esa sed esencial. La necesidad más profunda no está en la presencia de alguien o de algo, sino en la existencia de un vínculo de calidad con algo o con alguien. Hay contextos que favorecen o entorpecen este modus relacional, etapas de la vida en las que nos conformamos con menos porque es eso pobre lo que entendemos por amor.

Amar y ser amado son necesidad, aunque es posible mantener la vida, sobrevivir es lo que se hace cuando hay este hueco. También es un aprendizaje, un ejercicio depurativo y madurativo que nos libera de cargas inútiles para enchufarnos directamente al presente.

Amar es acercarnos a lo divino, lo más noble, lo más alto, lo más celestial, al mismo tiempo, es aterrizarnos, enraizarnos, lo menos vil, lo más bajo en el sentido de sembrar y cosechar.

No nacemos amando, sino necesitando, crecemos puliendo nuestra mirada y praxis alrededor del amor, morimos atravesados por las flechas que Cupido nos lanzó en el trayecto.

Los otros significan y nosotros significamos para otros, son y somos signo indeleble que vivifica, que enaltece y a la vez arraiga, que florece, que suma sentido, que dignifica el estertor de la muerte, que suaviza la violencia del planeta, que domestica a ratos su ferocidad.

Amar es rendirse a la ternura que absuelve las infamias de nuestra especie.       

Foto de portada: TreeOfLife de Ronit Baranga.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el artefacto.

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