El joven Wallander

Horacio Cano Camacho

El inspector Kurt Wallander es probablemente el más icónico de los policías de la novela escandinava. Fue el aporte del autor sueco Henning Mankell (1948-2015), quien lo dotó de 13 libros. La historia comienza con Asesinos sin rostro, publicada en 1991 y termina con El hombre inquieto, publicada en 2013, seguida de la novela corta Huesos en el jardín, que cronológicamente está situada en un momento anterior al desenlace.

Kurt Wallander es un personaje sensacional, lleno de humanismo y de sensibilidad. Amante de la ópera, solitario y muy melancólico. Vive una existencia casi asceta después de que su esposa Mona lo abandonara y Linda, su hija, se independiza. En la saga, Wallander es un personaje en los 50, con una relación muy complicada con su padre, otro ser solitario, pintor, que vive solo y únicamente pinta cuadros de urogallos, mismos que se venden por todo el país y lo dotan de un prestigio que él mismo desconoce.

Henning Mankell

Henning Mankell encontró en la novela negra una manera de diseccionar a la sociedad sueca, abordando críticamente diferentes aspectos que la prensa por alguna razón abandonó. Por esta situación, el mismo Mankell bromeaba diciendo que más que novela negra, él escribía novela roja. El universo de su personaje se construye en la pequeña ciudad de Ystad, en Escania, al sus de Suecia. Allí aborda, novela a novela, diferentes problemas de la sociedad del bienestar, como el excesivo intervencionismo del estado en la vida de los ciudadanos, el pasado filonazi de buena parte de la sociedad sueca (convenientemente ocultado), la inmigración, el racismo, el asilamiento social de sus habitantes y de manera central, la relación de complicidad entre el poder económico y el poder político.

Henning Mankell creó, en buena medida, la escuela escandinava de novela negra y abrió las puertas para el enorme éxito mundial de la misma. Por lo mismo, su inspector Wallander ha sido objeto de varios intentos de llevarlo al cine y la televisión. Intentos con resultados muy variopintos.

Ha sido protagonizado por Kenneth Branagh en una miniserie de factura inglesa con cuatro capítulos. Posteriormente, ya de producción sueca, fue protagonizado por Rolf Lassgård, Lennart Jähkel y más recientemente por Krister Henriksson, a mi parecer, el mejor de todos. En el cine también podemos encontrar cerca de veinte películas, algunas interpretadas por los mismos actores que en la televisión.

La saga comienza (trazando una línea temporal, diferente a como fueron apareciendo) con La pirámide, en la que Kurt Wallander ya está desempeñando el papel de inspector principal de la policía de investigación criminal Ystad, cargo al que accede después de la jubilación del anterior inspector, muy respetado por Wallander. En cada uno de los libros, el autor nos va dando algunas pequeñas pistas sobre su vida anterior, su relación marital con Mona, la vida de Linda, quien termina convertida en agente de policía al mando del propio Wallander. En Los perros de Riga sabemos que ingresó a la academia de policía en 1967 contra los deseos de su padre y esto los alejó de manera definitiva. En otros libros nos habla de su mentor en la fuerza y se hace mención sobre algún pasaje de su vida de joven, pero nada más. Para los lectores, Wallander es un personaje maduro, cascarrabias y un muy eficiente y honesto policía.

La plataforma de televisión bajo demanda Netflix estrenó en 2020, una muy arriesgada propuesta, El joven Wallander, una recreación de como pudieron ser los inicios de la exitosa carrera de investigador de Kurt. El guion es ajeno a la saga literaria y la base de la recreación son esos pequeños pasajes de los que hable arriba, pero la mayoría de las ideas y sucesos narrados es completamente nueva. Era una apuesta arriesgada dada la legión de fans de la serie original y cabía la posibilidad de que a los seguidores no nos gustara. Creo que se disiparon nuestros temores. Hasta ahora la serie lleva dos temporadas de seis capítulos cada una, la segunda de las cuales se estrenó apenas una semana atrás.

El joven Wallander (protagonizado magníficamente por Adam Pålsson) recupera el carácter del adulto, solitario y melancólico. Muy iracundo y rebelde, pero de una capacidad notable y una entrega sobresaliente que lo acompañarán por toda la saga. Tiene un ritmo un poco más dinámico que los libros, seguro para resultar atractiva a los más jóvenes, pero en términos generales está muy bien llevada y consigue tenernos al borde de la silla.

La primera temporada nos narra las vivencias de Wallander al salir de la academia de policía y su ingreso a la fuerza como agente patrullero de donde rápidamente escala a agente de investigación al resolver una serie de asesinatos mezclados con conflictos raciales. La segunda temporada es un poco más compleja, tanto en el ritmo, la presentación de atisbos de su vida personal, su relación con una muy joven abogada (Mona) con la que se casará más adelante. Este es un aspecto novedoso, ya que los libros, fieles a la personalidad del comisario, solo lo tocan muy de pasada, aunque se intuye mucho de su vida personal.

En esta temporada, Wallander está punto de desertar del trabajo, afectado por la trágica muerte de su mentor en el cuerpo de policía. Regresa para afrontar un caso muy difícil del asesinato de un joven involucrado (de niño), en la muerte de un profesor de la escuela elemental.

Me gustó la propuesta de Netflix. Haciendo a un lado cierto purismo de los seguidores irrestrictos del Wallander original, me parece una propuesta muy interesante, capaz de atraparnos y que va configurando muy bien lo que será “nuestro inspector” más adelante. A pesar del tiempo transcurrido, los problemas que el joven inspector enfrenta no distan mucho de los casos abordados en la saga literaria, dejándonos mirar los esqueletos en el closet de la sociedad sueca, estilo que generó toda una corriente de la nueva novela negra contemporánea, donde seguro podemos colocar a Henning Mankell junto a Manuel Vázquez Montalban, Andrea Camilleri, Petros Markaris, Paco Ignacio Taibo II, entre otros ya clásicos. Se la recomiendo y puede que sea su puerta de entrada al universo de Kurt Wallander…

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el artefacto.

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