El jueves siguiente

Horacio Cano Camacho

Hace ya ocho meses comentamos en este bufete negro la aparición de una novela muy llamativa en el panorama negro, se trató de El club del crimen de los jueves, el primer libro de Richard Osman, un presentador de televisión muy famoso en el Reino Unido. El asunto era la construcción de su historia, muy llamativo. A pesar de ser texto sobre crímenes, proyectaba bonhomía por la construcción de sus personajes, un grupo de “viejitos” jubilados que se reunían los jueves a resolver crímenes dejados sin solución en el pasado, hasta que el crimen mismo llega a su casa de retiro.

Ahora regresa con El jueves siguiente, segunda entrega de la serie (Espasa, 2021). Los cuatro integrantes del Club de los jueves no tienen ningún reparo con su edad, porque, ¿qué más dará tener 30 que 80 si dejas que la vida te consuma? Elisabeth, Joyce, Ron e Ibrahim, los cuatro personajes, amigos en el ocaso de su vida, habitantes todos de una colonia de retiro para personas “acomodadas” están celebrando, con vino y bocadillos, haber resuelto su primer caso de asesinato “real”, pero un personaje del pasado de Elizabeth (de su época de agente secreta), aparece misteriosamente y le pide ayuda, pues dice estar metido en apuros, así que no hay tiempo para descansar. El asunto parece muy delicado: diamantes robados, mafiosos y un asesinato. El club del crimen de los jueves está de vuelta.

Richard Osman

Richard Osman, por alguna razón extraña, decidió combinar su exitosa carrera como conductor de un afamado y popular programa de la televisión británica, con una incipiente carrera como escritor de thriller. Tal vez como un homenaje a Agatha Christie y su Miss Marple o al Padre Brown de G. K. Chesterton, decidió elevar a rango de personajes centrales a un grupo de ancianos que esperan el inexorable destino en una colonia de retiro.

Elizabeth, la líder del grupo, aunque no queda del todo claro (es parte de misterio), trabajó en su juventud en algún tipo de brigada secreta de la inteligencia británica y ahora en su retiro, le ha contagiado a sus vecinos su pasión por resolver tramas enredadas. De esta manera se reúnen en el club social de la urbanización, para analizar casos no resueltos, poniendo toda su experiencia acumulada en juego.

Al inicio, Elizabeth usa sus contactos en la inteligencia británica, para reunir datos de los casos pendientes y poco a poco van haciéndose notar por la policía del pueblo próximo quien en un inicio los toma como un juego, pero cuando comienzan a aparecer los cadáveres, se ve obligada mirarlos en serio, incluso, a colaborar con ellos.

La formula de Osman fue rápidamente recompensada y en unos días, su primer libro se convirtió en un éxito de ventas, solo por detrás de la saga de Harry Potter y El código DaVinci, los dos libros que más han vendido en la historia editorial inglesa, al menos desde que se llevan registros.

¿Qué fue lo que encantó a los lectores? Es difícil saberlo, tal vez una combinación de factores: la reivindicación de la vejez que hace Osman, un grupo de ancianos que contempla como a su alrededor se suceden las “bajas” todos los días, incluso en sus parejas, aquejadas por el Alzheimer, la demencia senil y el olvido. Estos cuatro deciden no rendirse y buscarle sentido a su vidas. Elizabeth es una mujer fuerte, inteligente y muy osada y no se resigna a mirar como su marido y su mejor amiga se consumen a diario y decide encontrarle el sentido a la cotidianidad, aún en esas circunstancias. Recluta a tres personajes totalmente distintos entre sí, a los que une su curiosidad, el sentido de lo maravilloso y …ser octogenarios:  un ex psicoanalista (Ibrahim), un exlíder obrero (Ron “el rojo”) y una ex enfermera (Joyce) se reúnen a compartir sus días y sus ideas. Los cuatro viven en Coopers Chase, “la primera comunidad de lujo para jubilados en Gran Bretaña”, decididos a seguir rascándole emociones a la existencia.

Pero no es solo ello, ya de entrada un gran acierto. La vida de estos personajes y sus vecinos está realmente llena de experiencia, pero también de humor y cosas chuscas o de plano, vergonzosas y que son traídas a la narración de una manera muy ligera y divertida. A pesar de tratar de crímenes, ese humor hace muy digeribles las cargas de lo trágico. Ellos ven su pasado y se dan cuenta que la felicidad se concretaba a pequeños momentos y actos que ellos van reivindicando para aceptar con mucha tranquilidad lo que viene.

En esta segunda entrega se refrenda esta cualidad. Cada página te arranca sonrisas con la narración de un acto sencillo, como la adopción de un perro, el recuerdo de un acto del marido cuando eran jóvenes o las fantasías (que existen) de alguno de los o las protagonistas y todo en una atmósfera donde hechos vibrantes están sucediendo o van a suceder. Es un thriller, pero con un estilo muy fresco. Se los recomiendo ampliamente. Para pasarse un fin de semana delicioso.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

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