En la búsqueda del origen: Sebastian Portillo

Caliche Caroma

Sebastian Portillo, así, sin acento, es un artista visual que a finales de 2019 tiene cuarenta y un años; nació en Coalcomán, pero estudió en Morelia. Su formación profesional tuvo lugar en la Universidad Vasco de Quiroga (UVAQ), licenciado en Ciencias de la Comunicación, actualmente dirige la escuela que él mismo fundó: FotoViva, así, sin espacio. La inclinación artística llegó por influencia familiar, alumno de los talleres de la Casa de la Cultura desde pequeño, con Ligia Mazariegos aprendió algo de teatro, también probó suerte en la danza contemporánea, la escultura, el dibujo: “Acompañaba a mi mamá a las clases de Rafael Flores, allí fue donde vi mis primeros desnudos, esto es algo importante en mi desarrollo como artista; luego ella compraba libros y yo los veía, de esta manera conocí la anatomía, los pintores y sus técnicas, los claroscuros que me gustaron mucho”.

Morelos Sur #308, la céntrica dirección donde se encuentra FotoViva, a un costado está el callejón que conecta con García Obeso, calle desde donde se miran las espaldas de la catedral moreliana. Los ladridos se pierden entre el ruido de los carros que bajan hacia el sur de la ciudad. Rojo es el nombre del perruno amigo del fotógrafo, ilustrador y promotor; un can a todo dar que, mientras hacemos la entrevista, nos avisa cada vez que algún extraño se aproxima. Llegamos temprano para aprovechar el tiempo, Sebastian Portillo prepara su exposición del 19 de diciembre en el Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce (Macaz). Aunque contento, se le nota un poco nervioso, le ha invertido mucha energía a esta muestra que, además, lo confronta consigo mismo, platicaremos de esto más adelante. La disección del entrevistado o vámonos por partes.

El reconocimiento de sí mismo en la memoria, Sebastian en el reciente ayer: “En la universidad comencé a experimentar con la fotografía publicitaria. Un día, fulanito me pidió que le hiciera una sesión de moda, aunque no me pagó por este trabajo, me di cuenta de lo que podía lograr con mi cámara, al modelo le sirvió para que lo contrataran en Levis. Cuando terminé la carrera, trabajé en un instituto de modas, luego decidí salirme de ahí. Me dije a mí mismo que tenía que irme de México, viajar al extranjero, conocer el mundo, no tenía nada que perder. Comencé a buscar en la internet, encontré opciones y apliqué a varias becas para residencias artísticas. Nunca había hecho papeleos de nada, no sabía inglés, o sea, estaba en ceros. Quedé aceptado en tres lugares: Australia, India y Francia. Sólo en este último país me daban la beca. Me fui a Francia a un importante centro artístico que ya no existe, Camac Art Centre. Conocí gente, salté de una residencia a otra, como en una carrera, compitiendo contra la edad, porque a los 35 años se acaba la oportunidad de viajar con estas becas. Estuve en Estados Unidos, Buenos Aires, otra vez Estados Unidos, luego aquí en México, en Veracruz”.

Las ideas surgen de lugares y momentos inesperados: “Lo que más me marcó de las residencias, respecto de lo que iba hacer después, fueron unas fotos de un transexual semidesnudo que tomé en Buenos Aires, las metí a concurso aquí con la Secretaría de Cultura. Cuando las entregué las chulearon, lo que me dio ánimos, se llegó el concurso y sólo recibí una mención honorífica. Me dio coraje que la foto ganadora era de unas palomas y un viejito y no sé qué más, como si esto fuera lo único que el público aplaude; si expones el cuerpo humano al descubierto, los demás consideran que estás haciendo pornografía. Me prometí que regresaría a Morelia, porque estaba fuera de la ciudad en ese momento, y pondría una escuela donde se hicieran desnudos e imágenes originales”.

Así nació FotoViva: “En 2014, comencé con un taller de transfer en el Museo del Estado, cuando era director José Luis Rodríguez Ávalos, gustó mucho lo que hice y armé otro taller, pero ahora de fotografía, le puse el nombre FotoViva, porque quería que fuera vívida la experiencia, algo muy cercano a los que participaran. Los talleristas quedaron contentos. En esa época me llaman para dar clases de fotografía en Innardi Instituto, armo un plan de trabajo para explicar los rudimentos de esta disciplina de manera sencilla, algo digerible, que en poco tiempo se aprendiera lo necesario. Este mismo programa lo utilizamos en FotoViva. Entonces se juntan muchas cosas: el enojo por el concurso, los talleres del museo, las clases y la decisión de abrir la escuela”.

La importancia del esfuerzo y sus frutos: “FotoViva nace así, como una opción diferente para gente que no necesariamente fuera artista, o tuviera ese estatus, ni que se necesitara el montón de lana. Agarré a uno de los alumnos del primer taller para que me ayudara, estaba Alex Guerra en ese momento. Al principio había poca gente, fuimos mejorando, hasta el hecho de que ahora hay ocho maestros, tenemos presencia en el contexto de la fotografía artística. Algo que me da risa es que nuestros costos y temarios los utilizan en otros lugares. FotoViva ha crecido, le entramos al área cinematográfica, ofrecemos talleres con maestros de gran calidad y calidez humana, a partir de esto, estuvimos muy presentes en el último Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), nos mencionaron en repetidas ocasiones, participamos produciendo y/o apoyando, directa o indirectamente, los proyectos de: Cristina Bustamante, El silencio de dios; Edson Contreras y Anel Megarejo, Maliblue; Luis Arceo, Dinamita. Nos la estamos tomando en serio. Hemos traído a personas importantes, importantes por lo que hacen, como Teresita Sánchez, Roberto Hurtado, Aglae Cortés, entre otros”.

El 19 de diciembre, Sebastian Portillo expondrá en el Macaz, él nos habla sobre esta muestra que fue beneficiada por Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Michoacán: “Me sorprendió que me eligieran a mí, porque mi propuesta no tenía nada que ver con lo costumbrista o lo que normalmente apoya el PECDAM. Este proyecto fotográfico es un documento intimista, algo que me sucede a mí, lo personal expuesto. Representa un avance en la perspectiva de lo que se puede hacer con la fotografía, a la vez que se abre una puerta para la escuela FotoViva, ya que llevamos años tratando de difundir estas conexiones de la foto con otras disciplinas. Es algo que me pone muy contento, quiero que ya sea el 19 de diciembre para que mis alumnos y amigos puedan ver lo que expondré”.

Apuntes de Biología es el nombre de la exposición: “Uso una narrativa distinta, que va más allá de lo que venía haciendo antes. Parto de unos documentos de mi padre que me encontré por ahí, son de hace 45 años, eran sus apuntes escritos a mano de materias como biología, topografía, física… Sentí curiosidad, los leí, sabiendo que mi papá es poeta, y encontré elementos que me explotaron la cabeza, textos como el origen de los mares, los animales terrestres, los restos putrefactos, la fuerza centrífuga, recopilé esta información y, después de una selección, surgieron los fundamentos para crear una narrativa visual a partir de las alusiones poéticas elegidas. Al final, cuando ves la historia completa, te remonta a una cuestión creacionista, al origen, el cómo se creó todo, el surgimiento de la vida. Estaba en esa búsqueda de un padre ausente, de mis orígenes en los apuntes de alguien desconocido y, sin embargo, cercano. El motivo más importante era crear una conversación con él. La preparación del proyecto fue la plática más larga que tuve con mi papá, duró un año y medio”.

Expuesto, habla de los otros, aquellos que lo han marcado y alentado a seguir en esto del arte. Las influencias de Sebastian Portillo: José Luis Cuevas (el fotógrafo) y Melba Arellano, a ellos les debe gran parte de su mirada, agradece y toma agua. Al menos un par de Sebastian Portillo. Uno simétrico, perfeccionista, que tiene que ver más con la fotografía de publicidad, cercano a lo bonito, a lo cuidado. El otro es salvaje, un animal que crea, intuitivo e instintivo, el que toca las sombras, el que crítica. El equilibro lo busca entre estas dos personalidades, andar en la cuerda floja, arriesgarse, de eso se trata para el amigo de Rojo: “A veces no sé dónde están esos artistas que salen de las escuelas de arte, veo que siempre es la misma gente hablando de lo mismo, recibiendo los mismos premios. Y los demás, ¿dónde están? Traemos una utopía en la cabeza, la utopía no llega y terminamos frustrados. Tenemos que replantearnos nuestras metas e ir por ellas”. Terminamos la entrevista, Rojo nos acompaña a la puerta, Sebastian regresa a su estudio para seguir trabajando, el 19 está cerca, será a las 19:00 horas.

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