Exhalación

Horacio Cano Camacho

Hoy no voy a recomendar una novela de crímenes. De hecho, no es del género noir, que cultivamos en esta columna. No, se trata de un libro de relatos aparecido hace unas semanas y que me gustaría mucho recomendarles para que aproveche el confinamiento obligado. Es de Ciencia Ficción, otro de mis géneros favoritos, pero tampoco es oscuro. Así que me daré una licencia con el permiso de ustedes. Se trata de presentarles Exhalación, el libro más reciente de Ted Chiang (Sexto Piso, 2020).

Ted Chiang es un autor no muy conocido por estas tierras. De él se han publicado algunos relatos en español en tres antologías, dos de ellas exclusivamente con su obra. Digo que son relatos, como podría calificarlos de novelas cortas o incluso cuentos. De cualquier manera, su obra es realmente escasa y no sobrepasaba (antes de este libro), las 20 historias en 30 años. No obstante, esta “escases”, a Chiang se le reconoce por su calidad, y ya ha merecido varias veces los prestigiados premios Locus, Hugo, Nébula, British Science Fiction Award, entre otros de los más renombrados del género. Su trabajo es notorio por su originalidad y su calidad especulativa, muy acorde a la definición de la ciencia ficción como una literatura de ideas. Esto lo ha llevado a ser considerado como el “último” gran maestro del género.

Ted Chiang

La ciencia ficción moderna, en particular la que emergió del ciberpunk, suele tener una visión muy pesimista, incluso catastrófica del futuro, de la ciencia y la tecnología. Chiang se ha separado claramente de esta corriente. No es distópico, él es más de una posición racionalista, en dónde la tecnología es solo una herramienta y su impacto (positivo o negativo) depende del uso que nosotros hagamos de ella. Siempre debemos evaluar todas sus posibilidades porque “la tecnología nos cura o nos hiere a la vez…”.

Esta no es una discusión inútil. Pensemos en la pandemia y las redes: si bien es cierto que son el mecanismo principal para la difusión de mentiras, bulos y miedos, al mismo tiempo son un recurso precioso para educar, informar y poner en contacto a la gente en este momento de distanciamiento social. De igual manera la misma tecnología que muchos temen en los organismos genéticamente modificados, es el fundamento de las vacunas y medicamentos que nos van a sacar de esta crisis. Ted Chiang, como la ciencia ficción verdadera, se encarga de analizar esta dualidad desde la especulación de la literatura.

Seguro usted lo conoce, aunque no lo haya leído. La llegada (Arribal), película de Denis Villenueve (2016) está basada en el relato “La historia de tu vida”, aparecido en la otra antología del mismo nombre publicada hasta ahora y disponible también en español (Alamut, 2015). En este relato se ve muy claramente su “estilo”. Si bien es un relato complejo que nos enfrenta al encuentro con seres extraterrestres y las dificultades de comunicación, el eje central es nuestra actitud frente a la tecnología. Ted Chiang asume el lenguaje complejo, reflejado en la escritura, más allá de la facultad biológica, como una tecnología. Son los visitantes alienígenas quienes nos enseñan a comunicarnos con ellos llevándonos a un hermoso lenguaje visual, no lineal y capaz de moverse en diversas dimensiones temporales y espaciales, lo que tiene consecuencias perturbadoras para nuestra propia estructura mental.

La pregunta clave que se hace en este relato y que está presente en toda su obra es: Si pudiéramos saber el futuro usando la tecnología ¿tomaríamos las mismas decisiones? De manera que su obra es una discusión muy interesante entre determinismo y libre albedrío en donde el conocimiento científico puede trastocar lo uno y lo otro.

En este nuevo libro, construido como toda su breve pero fundamental obra, con un oficio de orfebre, en donde cada relato le lleva un año o más en madurar y luego de un tiempo, se reúne con otros para componer un tomo, vuelve a estos temas: la relación entre la humanidad y sus creaciones. Pero lo hace desde lo fantástico y lo especulativo. Cada relato está pensado para confrontarnos con las grandes preguntas sobre el tiempo, la vejez, lo que nos hace humanos, la libertad, la empatía…

El libro contiene nueve relatos muy diversos, escritos con un estilo preciosista. El primero de ellos, “El comerciante y la puerta del alquimista” bien podría encajar en Las mil y una noches, pero… con tecnología. Un hombre crea una maquina que permite viajar, cual puerta, por el tiempo y verse y conversar con su otro yo más joven o también más viejo, ¿se atrevería usted a cambiar algo de lo que sabe sucederá?

En el relato más largo del libro “El ciclo de vida de los elementos de software” nos plantea una discusión muy compleja y fascinante: ¿Se puede crear una inteligencia sintética fuera del cuerpo, sin una realidad corpórea, física? Hal-9000, “protagonista” de 2001, una odisea en el espacio, de Stanley Kubrick, es una supercomputadora que encarna la inteligencia artificial totalmente virtual y que por ello enloquece…

No le cuento más para no arruinar la sorpresa y la delicia de los relatos de Ted Chiang. Si a usted no le gusta la ciencia ficción o es de los que clasifica inevitablemente en el género a cualquier cosa que muestre robots maloras, viajes interplanetarios y batallas en el espacio, lea este libro y cambiará de opinión.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

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