Independencia (Terra Alta II)

Gerardo Pérez Escutia

Hace poco más de un año reseñé en este mismo espacio la novela Terra Alta, del gran escritor español Javier Cercas, su primera incursión en la novela negra. Logró tal éxito que se hizo merecedor del Premio Planeta 2019, y ahora regresa con la novela Independencia, en donde continúan las vicisitudes de Melchor Marín, el policía protagonista de Terra Alta.

Melchor Marín no salió indemne de su anterior caso, perdió trágicamente a su esposa Olga y nunca encontró una sola pista de los asesinos de su madre, ahora solo se encuentra con su pequeña hija Cosette y la cabeza llena de fantasmas. Después de haber pasado una temporada en Barcelona trabajando con los Mossos d’ Esquadra, pide su traslado nuevamente a Terra Alta, en donde busca realizar sus planes: criar a su hija en un entorno plácido y campirano, mientras estudia biblioteconomía en la UOC, para poder obtener un puesto en la biblioteca del pueblo y así abandonar la policía para dedicarse de lleno a su nueva gran pasión, la literatura, principalmente los clásicos del siglo XIX.

Estos planes pronto se ven trastocados; su antiguo jefe, el inspector Blai lo llama súbitamente para pedirle un favor personal, al que difícilmente Melchor se podrá negar, ya que la poderosa alcaldesa de Barcelona, Virginia Oliver, está siendo extorsionada. Blai recurre a Melchor debido a la sospecha de que gente del círculo cercano a la alcaldesa puede estar involucrada y no quiere que el caso se le vaya de las manos, además tiene muy presentes las habilidades policiacas de Melchor, que le llevaron a resolver el caso del matrimonio asesinado en Terra Alta (aunque por este caso el comisario Blai se llevó las palmas y un ascenso) y sabe de la proverbial discreción, incorruptibilidad y sentido de la justicia de Melchor Marín.

Javier Cercas

A regañadientes, Melchor se prepara a pasar nuevamente una temporada en su ciudad natal, reviviendo sus demonios del pasado: el brutal asesinato de su madre, su pasado juvenil como vendedor de droga a las órdenes de un cartel sudamericano, su paso por la cárcel y su redención de la mano de la literatura que lo llevó a convertirse en el implacable policía que hoy es, a veces un Javert y a veces un Jean Valjean, como los personajes de su libro favorito, Los miserables.

Melchor se hospeda en Barcelona, con el licenciado Vivales, antiguo conocido de su madre y quien lo ayudó a salir de la cárcel y estudiar. La amistad entre este hombre viejo sabio y canalla y el policía, va mucho más allá de afinidades y camaradería, además es la única persona en la ciudad a quien le puede confiar el cuidado de su hija Cosette.

El caso de la extorsión a la alcaldesa oficialmente está asignado a la unidad Antisecuestros y Extorsiones de la policía barcelonesa a cargo del Sargento Vázquez, todo músculos y voluntad, eficiente como un rotomartillo y más afín a los resultados que a los métodos. Sin embargo, Melchor queda como un investigador a la sombra, coadyuvando y encausando discretamente a Vázquez y a la investigación en sí.

Con todos estos elementos, el autor nos tiene a punto de turrón y nos mete de lleno en una trama en donde el gran protagonista es el poder, tanto económico como político. Javier Cercas (vecino de Barcelona), desarrolla una historia donde es evidente su conocimiento de las élites catalanas que han ejercido el poder desde el siglo pasado, nos explica también cómo manejan los hilos de la política y la economía locales.

Por otra parte, tenemos un cuarteto de amigos, tres de los cuales son los cachorros de las más prominentes familias barcelonesas y el otro, el advenedizo que quiere ser como ellos sin lograrlo nunca y quienes juegan un papel fundamental en la historia. Así vemos al poder ejercido de manera cínica y descarnada, con el único objetivo de mantenerse y reproducirse, sin importar los métodos. Todo ello tiene su punto climático con la extorsión a la alcaldesa, que a resultas de la investigación se desnuda como la punta del iceberg de hechos mucho más siniestros y oscuros que una simple extorsión.

Como todo gran escritor, Javier Cercas es un gran conocedor de la naturaleza humana y en este su segundo libro de novela negra, esto se hace evidente en la construcción de sus personajes, todos son sólidos y profundos, no se le escapa ningún matiz y por ello son descarnadamente reales, tanto en sus cimas como en sus abismos, logrando ese momento casi mágico de comunicación con el lector que irremediablemente se funde en la trama.

Otro aspecto que se hace evidente en este libro es el amor que el autor le profesa a su ciudad, nos lleva de la mano por los lugares emblemáticos y otros más íntimos, así nos describe el barrio gótico, el Tibidabo, multitud de bares, restaurantes, que devienen en el escenario perfecto para sus personajes.

La resolución del caso y de las sub tramas, son totalmente inesperadas y profundamente conmovedoras, nosotros los lectores no salimos ilesos de su lectura. Les recomiendo este libro totalmente.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

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