La danza es algo serio

Caliche Caroma

Hay por ahí una frase de Federico Nietzsche que sale a la menor provocación, “La vida sin música sería un error”, pero esta frase tiene un complemento, «Yo sólo podría creer en un dios que supiese bailar», palabras extraídas de Así hablaba Zaratustra y que nos remiten a la pregunta que ha bailado con la sinfonía del tiempo, ¿qué fue primero, la música o la danza?

Tal vez la contestación a esa pregunta está del lado de la simultaneidad. Música y danza, danza y música, surgieron juntas, bellas y terribles, quizá, qué importa. Lo importante es que hoy se celebra la vida-música-dios-danza, desde 1982 la Unesco estableció que el 29 de abril sería el Día Internacional de la Danza. Danza en una época excepcional, extraordinaria, baile de lo no ordinario, eso que llaman normalidad ya bailó las calmadas; éste es un paso fuera de lo común, aun en el encierro, el bailarín baila.

“¡Vaya cuerda floja, muévanla más, nadie cae y divertido es el bailoteo!”, hablan Pávlova y Jackson y Hernández y Graham y Astaire y Duncan y Dionisos y Huehuecóyotl. Ballet, rumba, salsa, cumbia, tango, africana, japonesa, polinesia, contemporánea, butoh, ranchera, norteña, jarocha, de los viejitos, reguetón, lambada, bachata, swing, del vientre, de las espadas, árabe, tribal, de los pescados, de los diablos, break dance, tecktonik, samba, jazz, ritual…

Dice Paul Valery que: “La Danza no se limita a ser un ejercicio, un entretenimiento, un arte ornamental y en ocasiones un juego de sociedad; es una cosa seria y, en ciertos aspectos, muy venerable”, y dice bien. Y, sin embargo, se mueve, ¡baila, vida, baila!, pie derecho, pie izquierdo, giro, saltan en cada casa y se ponen frenéticos mientras trapean. Bailan con el silencio las estrellas, aparentemente quieto el sol, danza y se revuelve sobre su propio calor. Y la muerte también baila la danza de Los Matalchines. El universo aplomb, la coreografía del ser va a comenzar y Rumi recomienda soltura: “Baila, como si nadie te estuviera mirando”.

En fin y en principio, la danza. Varias inteligencias sintientes (X. Zubiri) bailaron con sus palabras para honrar a la danza. Qué baila en ellas cuando escuchan la palabra danza, qué les provoca o qué les significa. Sus respuestas van de lo poético dancístico a lo interior bailable. En el Día Internacional de la Danza y en los todos otros días con sus noches, ¿le gustaría bailar esta pieza?

Lupita Garcidueñas, bailarina y maestra de danza: Los bailarines en 2020 somos pájaros enjaulados y con alas cortas, sin poder volar no somos nada. Triste panorama por Covid-19. Primera vez que se suspende en Danza Árabe y Española en 35 años. Espero hacer festejo el 24 de junio por el 35 Aniversario.

Jaime Vieyra, filósofo: La danza es nuestra primigenia escucha activa del universo, su correspondencia con la música del mundo. Y es la entrada en escena del espíritu creador en el cuerpo humano, la embriaguez de estar fuera de sí, tejiéndose con las vibrantes líneas del cosmos. La danza es la fiesta humana de la Tierra.

Carolina Orozco, bailarina integral: Hoy al despertar lo primero que vi fue el mensaje de mi querido Caliche donde me preguntaba qué siento cuando escucho la palabra danza. Mi cabeza revoloteó y lo primero que se me vino a la mente fue la frase en la que pienso antes de salir a escena: «¿Estás lista para hacer magia?».

Mi danza la pienso etérea y volátil, donde hay que volar para aterrizar, mi cuerpo es mi templo donde, con mi espíritu, llegaré al universo. La danza es una forma de expresión, es el lenguaje del alma, donde no se puede dar lo que no se tiene, y no puedes expresar si no te conoces. La danza es ese lugar donde nadie puede bailar por ti, donde nadie puede entrenar por ti. La danza es una decisión, disciplina, entrenamiento, pasión, respeto y magia.

Tere Chavira, bailarina las 24 horas: En este día 29 de abril de 2020, que celebramos el Día Internacional de la Danza, en medio de una cuarentena, en que muchos de mis colegas no reciben sueldo porque se dedican a dar clases y pues clase dada, clase pagada; además de que estamos considerados dentro de las actividades no esenciales. Bailo desde que tengo 8años, es decir que, durante 40 años, la danza ha sido mi oficio, profesión, medio económico de sustento para mí y hasta hace poco para mi hija.

Al mismo tiempo que me he formado en la licenciatura, maestría y diplomado, he sido empleada de la Secretaría de Cultura del Estado de Michoacán, por lo que todo esto me da para decir que el saber de la danza me ha llevado no solo al escenario sino también, a desempeñar mi trabajo de gestora y promotora cultural de una forma muy eficaz y eficiente.

Por lo anterior, declaro que es injusto y de limitada visión considerar que la danza, únicamente tenga como plataforma de proyección y de integración a la sociedad, el escenario, el espectáculo o forma de entretenimiento. La danza es un saber ancestral y presente y de la danza podemos aprender.

Monzerrat Pita, bailarina de danza africana: Las tristezas del mundo se nos fueron a los pies. En esta lágrima hay tiempo, a la par, libertad, absurda necedad de no parar, movimiento. Me aferro al sopor inmarcesible del propulsor origen. Hoy ya no lloro, lluevo y sigo dejando fragmentos de mí. Sé que pierdo. Sé que quiero y por eso me aferro. Anulas mis distancias, alimentas a mis fieras. Cuando los tambores suenan. Sangre caliente, desarmas. En las calles baches reflejan condena. Y es tú. Es tú. Es tú. Es tu voluntad. Pero los tambores suenan. Y sientes como explota y se desprende esta tristeza. Desde la provocación rítmica fonemas. Ojos nítidos, desarmar. Mientras observo. Los días pueblo. Los días sueño. Los días tiempo. Los días tú. Tú, el Síntoma. De-vuelta al cielo. Turbulento descender. Danzo el dolor, danzo los miedos. Danzo la espera, danzo la ausencia Danzo el trayecto y la caída. Danzo, ebriedad orgasmo. La partida, el tiempo, la cuesta, la herida. Danzo la mentira, el odio, el recuerdo, el presente. El pasado y casi futuro. Siempre casi. A punto de Moverme de lugar y esperar otra ruta. Reconocer otras banderas. En las lenguas del que habla. En las manos que trabajan la tierra. En los gritos silenciados en subsuelo. Ya me digo —no pierdas paciencia. Pero es la muerte que aniquila frente a nosotros su fuego, lastima. Cuando los tambores suenan, le meto fondo hasta reventar… entonces reviento, y lleno de bocas los soles maldigo, creo en ti, abro los ojos. R E V I E N T O. Salto al abismo, desaparezco, creo en ti, mater dolorosa, ya te aprecian mis otros ojos infinitos, ya las plantas se hunden y enraízan. Danzo y reviento hasta que esta supervivencia herida me muestre desde ese resquicio sacro y oculto. Un poco, un poco sólo un poco de LIBERTAD.

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