Lunes negro en Morelia

el artefacto

El cuerpo de Debanhi Escobar yacía en el aljibe del motel Nueva Castilla, en Monterrey, Nuevo León. Pasaron 13 eternos días para que el macabro hallazgo le diera la vuelta al mundo. Debanhi desapareció en la madrugada del 9 de abril, el 22 del mismo mes la noticia se esparció por todos los medios de comunicación, se confirmó una vez más que en México matan mujeres, asesinan a niñas, jóvenes, adultas y ancianas, las violan, las torturan, las mutilan… Y las autoridades siguen en la simulación absoluta.

El lunes 25 de abril centenas de mujeres y algunos hombres se reunieron en la Antimonumenta, ubicada en el mismo espacio que la fuente de Las Tarascas, frente al Jardín de Villalongín, en el Centro Histórico de Morelia, Michoacán. La cita fue a las seis de la tarde, convocaron varias colectivas bajo el título “Ante la violencia machista, resistencia feminista”. Se pusieron lonas, se escribieron pancartas con el descontento generalizado, leyendas en la calle pintadas con gis, gritos, llanto, hartazgo.

Sí, fue por Debanhi Escobar, pero la manifestación no olvidó a las otras mujeres, esas que han muerto en el silencio cómplice de autoridades y familiares, las que nadie conoció, las que no salieron en los noticieros ni en las redes sociales, también por ellas protestaron y marcharon las mujeres michoacanas. Pasadas las siete de la tarde, caminaron por la avenida Madero hacia el palacete de gobierno, hoy muro de la vergüenza. Las velas encendidas pusieron de luto la anacrónica arquitectura de una ciudad conservadora, un lunes negro para el ánimo de sus habitantes.

Y es que en las consignas y manifiestos que se leyeron con altavoz apareció el nombre de Alfredo Ramírez Bedolla, Alfonso Martínez Alcázar y de las funcionarias y funcionarios que están a cargo de las instancias de protección y atención hacia las mujeres en Michoacán. Y nada es gratuito. El gobernador michoacano comparó a quienes se manifestaron el 8 de marzo del año en curso con los hinchas del equipo de futbol de Querétaro, quienes días antes de la conmemoración internacional de las mujeres golpearon salvajemente a los seguidores del Atlas.

No hace mucho, este mismo gobernador morenista manifestó todo su apoyo para el equipo de futbol local, declaró que está dispuesto a invertir para comprar una franquicia y así hacer que suba a primera división. Pero de Perla, la joven nicolaita asesinada en Villa Madero por el ex novio de su mamá hace apenas unos días, Ramírez Bedolla no dijo ni una palabra. Los intereses son claros, y las mujeres lo saben, por eso se le hizo un llamado al ejecutivo estatal para que abandone esta política publicitaria y se ponga a trabajar para garantizar la seguridad de la población femenina y de los michoacanos en general, pues los asesinatos se han salido de control.

El miedo está presente, pero en lugar de paralizar, ha movilizado a madres e hijas, a nietas y abuelas, porque ninguna de ellas quiere convertirse en una cifra más, en un pretexto para que políticos sin escrúpulos lucren con el dolor de las familias. Al comenzar la manifestación, cuando apenas se cerraban los dos sentidos de la avenida Madero/Acueducto, un automovilista se detuvo junto a la Antimonumenta y expresó lo siguiente: “¡Pinches huevonas!”. Al lado del chófer enojado viajaba la que parecía su hija, joven de aproximadamente 20 años, quien no pudo ocultar la cara de vergüenza por los dichos de su acompañante. Hace falta mucho por cambiar en esta sociedad que parece se gana a pulso el mote de misógina y feminicida.

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