Márkaris y la hora de los hipócritas

Horacio Cano Camacho

Un elemento que separó a la novela negra de su antecesora directa, la novela policíaca clásica y la hizo trascender, fue el arribo de elementos de la sociedad en donde el crimen se cometía. De repente, una mirada a los secretos palaciegos de damiselas, mayordomos y galanes celosos ya no era suficiente. El canon de ese estilo era: hay un crimen, se investiga y se resuelve. Lo esencial es la resolución de un problema de naturaleza delictiva. Los nuevos autores, en la Norteamérica de la recesión de los 20 y en Francia de la posguerra (en donde se le puso nombre al género), incluyeron a la ciudad y a la sociedad como un personaje más y los crímenes sólo son un pretexto. Con gran capacidad narrativa y de entretenimiento crearon una manera diferente de explicar la realidad a través de las cosas que pasan en ella, de las peores cosas que pasan en ella, diría.

Luego de estos autores, la novela policíaca clásica “sonaba” ingenua. Desde luego, la propia novela negra ha cambiado, abrevando a su vez de otros estilos, a veces con gran éxito, hasta conformar un género a veces difícil de ubicar. De cualquier manera, los autores clásicos de esta nueva época del policíaco siguen vigentes y sus herederos directos gozan de buena salud.

Petros Márkaris

Aquí podemos acomodar -sin que le moleste, creo- a Petros Márkaris, autor de novela negra que viene desde Grecia. Este autor, él mismo un clásico, heredó de Manuel Vázquez Montalbán (dicho por Márkaris mismo), la novela negra como una forma de denunciar y explicar lo que ocurre, sin dejar el entretenimiento y la emoción. Creó un personaje que resulta adorable: Kostas Jaritos. Este policía de joven trabajó para la policía de la dictadura que gobernó Grecia hasta la década de los 70 y luego se convirtió en un teniente del grupo de homicidios de la nueva policía de la democracia. A través de sus libros podemos rastrear la evolución de Grecia hasta su ingreso a la Unión Europea y la gran crisis económica contemporánea del modelo que llevó a la quiebra al gobierno.

Márkaris o más exactamente, Kostas Jaritos, se han encargado de darnos otra visión de toda esta historia sacando los montones de esqueletos de sus clósets y proporcionándonos una narrativa donde los empresarios se enriquecen a la sombra del poder, y este se dedica a exprimir a los ciudadanos para cubrir las cuotas que le proporcionen estrellitas en la frente y aseguren el negocio de la cleptocrácia gobernante.

Por supuesto, atendiendo al estilo de Vázquez Montalbán no falta un paseo por la comida y los buenos vinos. Resulta un placer verlo degustar los tomates rellenos que hornea Adrianí, su esposa y preparar un café griego, como mandan las leyes, que resulta extrañamente parecido al café… turco. Márkaris dijo en una entrevista que a él “no le interesan las historias contadas por detectives que no duermen lo suficiente, comen mal y nunca practican sexo. ¿Cómo van a resolver bien un misterio si no hacen bien esas tres cosas?”.

Jaritos recorre la ciudad en su Mirafiori, un auto viejo y modesto y en cada recorrido nos va mostrando Atenas, con sus atascos continuos, sus evidencias de la quiebra financiera, la inmigración ilegal y la crisis eterna… una buena manera de acercarnos a este mundo, que no es tan distinto del nuestro. Compartimos, dice Márkaris refiriéndose a Latinoamérica, ser la periferia del mundo.

Ahora regresa con su novela número 11 de la serie. La hora de los hipócritas. Kostas Jaritos va a ser abuelo y piensa que su vida debe sufrir varios cambios radicales por este hecho. Está felíz y eso es opacado por la noticia del asesinato de un empresario conocido por su actividad filantrópica, un hombre intachable y nuestro teniente no se explica «¿quién y por qué querría asesinar a un empresario que se mostraba tan generoso con los jóvenes, que les ofrecía la oportunidad de estudiar, que financiaba sus estudios y les procuraba un techo gratis?». No bien inicia las pesquisas, un extraño grupo terrorista, autodenominado el “Ejército Nacional de Idiotas” se atribuye el atentado. A partir de allí, se van sucediendo otros golpes de este grupo, todos contra empresarios y funcionarios del gobierno “irreprochables”, hasta que Jaritos decide escarbar en los elementos ocultos de estos personajes.

La novela va marcando la investigación policial, al mismo tiempo que nos va descubriendo las tripas del sistema que funciona como el gran asegurador de las fortunas de amigos que en una relación de complicidades van transformando a Grecia en un capitalismo de compadres, donde todo gira en aparentar democracia, modernidad y estabilidad, mientras va hinchando los bolsillos de nuevos empresarios que devinieron en políticos o viceversa ¿le suena?.

Atrévanse con Petros Márkaris y Kostas Jaritos. No vayan a creer que están ante un panfleto político o un ensayo sociológico. Sus libros son interesantes y divertidos, con tramas complejas y muy bien construidas, una cualidad que a veces se extraña con ciertos autores, son historias breves. Jaritos es un gran personaje, muy lejano del canon de la novela negra, muy integro, de vida modesta, reflexivo, enamorado de su mujer y …muy decente.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

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