Materia oscura: Paseo fractal

Livier Fernández Topete

Para África y Carlos Pfeiffer

Al despertar, elegí sin querer el luto para vestirme, le dejé un lirio amarillo sobre su tumba en Montparnasse. Por ofrendas había flores, un libro de poemas mojado y un encendedor. Era un día frío y nublado. Pensé en lo complicado o imposible que hubiera sido conocerlo en persona, concretar una cita en vida, y lo fácil que (en cambio) era asistir a su sepulcro, hablar con él por horas, solos los tres.

Pensé en vagar por la necrópolis para ver si encontraba su nicho, también de amor, al azar, pero el hambre crecía y la fe declinaba, así que vi el mapa y me dispuse a presentarme con él, a presentarle también a mi mujer.

Fuimos a comer después del panteón, le platiqué a Carol lo que significa Julio para mí, ella no lo sabía, le recité de memoria mi pasaje excéntrico favorito, pensé en lo redondo que en verdad era todo movimiento hecho por el hombre, me sentí contento y triste al mismo tiempo, ya no tengo 17 como cuando lo leía y él estaba vivo.

A la salida del cementerio, cruzando la calle junto a nosotros, llamó mi atención un tipo como de 30 años, tenía la cabeza tapada con una bufanda de cachemira y parecía Jesucristo, era Julio, quiero decir, no él, sino una versión análoga de él, como un hermano gemelo caminando —pero a otro ritmo— 30 años después de la muerte de su idéntico.

Antes del insólito encuentro y de la visita-homenaje, estuvimos en el jardín de Luxemburgo, de él arranqué mi flor amarilla, parecía que me miraba, sentí eso que llamamos belleza, pero no desviamos el paso. Yo jamás plantaría a un amigo que esperara silente en su fosa de Montparnasse.

Durante nuestra estancia no tomamos ningún colectivo porque sentía miedo, pero le mentí a Carol diciendo que quería hacer un poco de ejercicio, lo hice por dejar en el lugar que les corresponde a Luc y al viejo de aquella narración, a fin de cuentas, Julio tenía razón: no todos estamos preparados para encontrarnos con la verdad en un autobús.

El resto del día, entré y salí de los espacios parisinos pensando en mi flor y en esa aparición que se nos atravesó en el camino, entré y salí buscando dobles de mí, de Carol, de Julio una vez más, de algún conocido que insinuara en la física repetición, la enseñanza oculta tras la fatalidad del retorno.

Regresamos a nuestra habitación de hotel, el servicio había dejado para nosotros una nota de bienvenida. Sobre el mensaje, una flor amarilla.

Parecería un chiste, pero somos inmortales, al menos infinitos: hombrecillos trepados a la rueda del infortunio cuyo destino fue trazado por algún extraño antecesor; un sino prismaforme que es disco rayado que repite casi (adverbio que nos salva) la misma canción.


Livier Fernández Topete (Ocotlán, Jal., 1981).

Lic. en Psicología por el ITESO. Maestría en Artes, Especialidad en Educación en el Arte, Universidad Autónoma de Nuevo León; Certificación Internacional como Sommelier de Té.
Becaria del Centro de Escritores de Nuevo León en el género de Poesía (Generación 2010) donde escribió el libro Frente al desierto. Premiada en el Certamen de Literatura Joven Universitaria 2007 (UANL), del cual se editó el libro Antes de nosotros, y antologada en Bitácora de voces (Ciclo Verso Norte 2009 y 2011, Ed. Posdata y UANL), en la Antología mínima del orgasmo (Ediciones Intempestivas) y en 4 antología poéticas más. Cofundadora y Coeditora de Ediciones Intempestivas y de la revista Manual del Desierto.
Fue docente de la Facultad de Artes Visuales de la UANL.
Ha impartido cursos de sensibilización artística, de escritura y de pedagogía de las artes en la Universidad Veracruzana en Xalapa y en el Puerto de Veracruz, así como en la Facultad de Artes Visuales de la UANL.
Ha participado en lecturas poéticas, mesas redondas y ponencias en espacios culturales independientes e institucionales como la FIL Guadalajara, la FIL Monterrey, la Feria de Minería o la Librería Bukster en Santiago de Chile.
En el 2014 impartió talleres de Educación en el Arte en el Centro Cultural de la UNAM de Morelia, Mich., así como un Diplomado en Lectura de la Imagen Artística en el CEAP Dalí.
Su libro aforístico A mares fue publicado por la UANL dentro del marco de la FIL (Monterrey 2011). En el 2016 publicó su poemario Frente al desierto (DIABLURA EDICIONES y SEMICH, Toluca-Morelia).
Tiene una marca o firma de autor del proyecto que intenta contribuir a la Cultura del Té en México: Livté / La Casa del Té. Asimismo, en el proyecto VERDE oLiv, se reúnen rizomas y ramificaciones de sus quehaceres, gustos y saberes: TÉ, ARTE y PSICOLOGÍA.
Actualmente radica en esta ciudad, ejerce la psicología e imparte talleres de arte y cultura del té de forma independiente. Es colaboradora de El artefacto, donde mantiene la columna Digresiones. Té, Arte y Psicología.

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