Váyase a la Feria del Libro o le doy un librazo

Caliche Caroma

Agarre aire: Nurivan Viloria daba vueltas por los puestos de libros que ofertaban las ediciones de chile, mole y pozole en el patio principal de la Casa de la Cultura: de $20 pesos a cifras de tres ceros que bien valen su precio, pues ediciones de pasta dura, gran formato, ilustradas, primeras y únicas, firmadas, con sangre que el antiguo dueño legó como exlibris orgánico. Era el jueves 18 de marzo de 2021, a las dos de la tarde Nurivan hablaría en representación de Mono Ebrio Editorial dentro de la XII Feria Nacional del Libro y la Lectura de Michoacán: Libros, letras y voces.

(Hacía calor, pero había sombra, tapabocas… Morelia es Michoacán, poca gente, máximo 20 personas, advertían en el cartel, eso sí, mucha poesía en las mesas: “En las esquinas grupos de silencio”. El policía de la entrada se sacaba los mocos y se los metía en la boca, la participación académico musical inaugural de la física retórica y el sistema decimal estuvo a cargo de Nana Kutzi, Erandi e Ireri Mejía, hubo entrega de premios a la buena conducta literaria y no faltaron los estupefacientes actos protocolarios.)

Libro de las Heces, Editorial Mono Ebrio

Más o menos la una con cuarenta y ocho minutos, tarde de ese jueves petrolero. En la participación previa a la de la Nurivan, dos jóvenes y bellos escritores, cuyos nombres son Paco Valenzuela y Darío Zalapa, se jactaban de lo buenos que son para casi todo lo que hacen, y también hablaron de la novela negra. Carolina Herrejón, encargada del Departamento de Literatura, y Ramón Lara Gómez, escritor, catador espirituoso y burócrata desilusionado, tenían preparados los paquetes de libros para los invitados. Estos paquetes contenían textos de Ismail Kadaré, Concha Michel, Félix Féneon, Kenzaburō Ōe, Virginie Despentes y Marco Antonio Regalado.  

Nurivan subió al escenario, cruzó la pierna y dijo lo que tenía decir. El resumen: 1) Se enfermó de Kobit XIX igual que Salvador Jacobo, el otro Mono Ebrio; se enfermaron al mismo tiempo, pero no juntos. 2) Extrañan los fanzinerosos los festivales de fanzines. 3) Durante su convalecencia, Nurivan elaboró un fanzine en formato experimental llamado Libro de las Heces, lo presentó en la Feria. 4) Hace falta que la gente compre los pinches fanzines, ¡no mamen, gente! 5) Ya casi sale el otro número de El Tarántula (no confundir con el Señor Tarántula). 6) A Nurivan le gusta la caca, no es broma. Cf. Freud. 7) Participación del público y yo más que una pregunta tengo una opinión.

La Feria se acaba hoy, sábado 20 de marzo, así que vaya usted y compre libros, acérquese al escenario y, si se prende, pregunte cualquier cosa (“Llegué tarde y no escuché lo que estaban diciendo, sin embargo, ¡viva la 4te!”), que se vea ese apoyo al gremio de las palabras, los performances y los monitos. Porque las personas volverán a leer, leer mata poquito, leer no contamina el agua de los ríos, leer para que Gandhi saque separadores y anuncios bobos, leer los mensajes ocultos de los baños públicos, leer para que este mundo sea mejor, leer a Federico García Lorca, pero sobre todas las cosas, nunca se olviden de Mijares y vayan a la XII Feria Nacional del Libro y la Lectura de Michoacán: Libros, letras y voces a la que, posiblemente, le sobra eso de Nacional y le falta mucha difusión.

Información adicional que no hace daño: La Casa de la Cultura está ubicada en la calle Morelos Norte, junto a la Plaza del Carmen, Centro Histórico moreliano. Michoacán es locura, vota por el RIP.

(Comparta esta nota para que vaya mucha gente, por ejemplo, 21 personas.)

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