Kathy Acker: Vista al género

Kathy Acker

Traducción: Mariano Paul

Niñez

Cuando era niña, lo único que deseaba era ser una pirata. Como no era una niña estúpida, sabía que no podía.

No podía enviar hombres al tablón, no podía ver paisajes más extraños y maravillosos que aquellos vistos en los sueños de mi infancia, no podía habitar en mares que congelarían mis labios y cuyos habitantes, vivos y muertos, arrancarían mis huesos, no podía balancear ninguna verga.

“Como lo mencioné mis padres no me dejan. “

“Si sólo mis padres estuvieran muertos, podría hacer todo lo que he querido hacer: podría huir al océano. “

No podía asesinar a mis padres porque no me imaginaba matándolos. No existía en mi mundo algo así como asesinato de padres. Y las piratas no son gente que asesina padres porque las piratas no tuvieron padres.

Era lista, como una rata, entonces se me ocurrió otra manera en la que podría convertirme en pirata. Estaba bien consciente que, en mi familia, era mi madre quien tomaba las decisiones. Concluí que yo no era pirata porque mi madre no me permitía ser una.

Yo pensé: como un mapa, ella es la llave de mi tesoro enterrado.

Yo pensé: esta es la personalidad de mi madre; ella es una mujer que ama reír y nunca se divierte. Ella está en un matrimonio monógamo con un hombre que no es lo suficientemente malo con ella, que le grita en cada estúpido arrebato.

Yo pensé: si mi madre comienza a tener un amorío ilícito con un hombre bien parecido, inteligente y pervertido, sabrá lo que es ser feliz y entonces sabrá que necesito felicidad y entonces se me permitirá ser una pirata.

Con toda mi fuerza de niña, supliqué a todos los piratas muertos que viven en los mares que hicieran que mi madre se enamorara de un hombre devastador.

Fue entonces que supe que nunca podría ser pirata porque yo era una chica.

Ni si quiera pude huir para mirar como Herman Melville.

Recién nacida, estaba muerta. El mundo de mis padres, mi madre dominante y mi débil padre, el mundo en el que tenía que usar guantes blancos y bragas a pesar de que yo era flaca, era un mundo muerto. Mientras que las piratas vivieron en el mundo vivo porque las piratas se divirtieron. Como las piratas vivieron en mis libros, me volqué al mundo de los libros, el único mundo vivo que yo, una chica, podría encontrar. Nunca abandoné ese mundo.

Adultez                    

Ya no soy una niña y aún deseo estar, vivir con las piratas.

Porque deseo vivir por siempre en asombro.

La diferencia entre yo siendo niña y yo siendo adulta es esta y sólo esta: cuando era niña, anhelaba ir hacia el asombro, vivir en asombro. Ahora, conozco, tanto como conozco cualquier cosa, que viajar al asombro es preguntarse.  Por eso importa poco si viajo en avión, en bote de remo, o a través de un libro. O por un sueño.

Yo no veo, puesto que no hay un yo para ver. Esto es lo que saben las piratas. Sólo hay visión y, para poder ver, una debe ser una pirata.

Buscando un cuerpo

Desde que era niña, sabía que mi separación con la piratería tenía algo que ver con ser chica. Con el género. Con estar en un mundo muerto. Así que el género tenía algo que ver con la muerte. Y no con la visión, porque ver era ser otra cosa que la muerte. Ver era ser un ojo y no un yo.

No basta con vivir en los libros. Entre más vieja me hago, resulta más insuficiente esta vida en los libros. Quiero encontrar el cuerpo.

En Ese sexo que no es uno, Luce Irigaray dice que los hombres ven de manera diferente a las mujeres. “A las mujeres les resulta más placentero tocar que ver, y su entrada en una economía escópica dominante significa, nuevamente, su consignación a la pasividad: ella está para ser el  bello objeto de contemplación. Mientras que su cuerpo se encuentra así erotizado…su órgano sexual representa el horror de nada para ver. “1

Judith Butler, hablando del cuerpo y por lo tanto del acto de ver en su debate con la deconstrución del Timeo de Platón hecha por Irigaray, arguye: “contra aquellos que afirman que la materialidad irreductible del cuerpo es una condición previa para la práctica feminista, yo propongo que la preciada materialidad bien puede estar constituida a través de una exclusión y degradación de lo femenino profundamente problemática para el feminismo” 2

Si vamos a hablar de género, primero debemos localizar el cuerpo, primero debemos ver si o no el cuerpo es material y sólo material.

Buttler insiste que si la materialidad debe considerarse una base para el cuerpo y por lo tanto para el género, primero debe preguntarse si la materialidad es un fundamento.Es decir,  la metafísica en la que la materialidad se aloja como fundamento debe encontrarse, junto con las implicaciones políticas y finalidades que han llevado a esta metafísica.

Si el significado del cuerpo en tanto anterior a la significación es un efecto de la significación, entonces el estado mimético del lenguaje, que afirma que los signos siguen a los cuerpos como sus espejos necesarios, no es para nada mimético. 3

Regresaré a esta proposición fundamental cuando hable sobre el lenguaje al final de este ensayo.

Butler procede a demostrar que una ecuación entre el cuerpo (femenino) y la materialidad y la propuesta de ese cierre conocido como masculino/femenino depende de una exclusión de la mujer. “La economía falocéntrica produce lo “femenino”… como su exterior constitutivo. La materia es el sitio en el que lo femenino ha sido excluido.”4 Las mujeres están excluidas en tanto lo propio como lo impropio.

En su Timeo, Platón divide la creación en tres partes: el proceso de generación, aquel en el que la generación tiene lugar, y “aquel en el que la cosa creada es una semejanza producida naturalmente”.5 La fuente generativa o manantial está relacionada con un padre; el principio receptor con la madre; la naturaleza intermediaria con el niño. El niño se asemeja al padre, ya que ambos, padre y niño, poseen la capacidad de la mimesis. Mientras que la mujer, el receptor, no puede cambiar, no tiene forma y no puede ser nombrada ni evocada.

No tiene esencia, ya que todo lo que existe, de acuerdo a Platón, participa de la forma.

Yo sabía esto de niña, antes de haber leído a Platón, Irigaray, Butler. Que, como chica, estaba fuera del mundo. Yo no existía. No tenía nombre. Para mí, el lenguaje era el ser. No había entrada en el lenguaje para mí. Como un receptáculo, como una matriz, como dice Butler, podría ser penetrada, pero no podría entrar, y por eso no podría ni poseer ni producir significado en el mundo.

Era innombrable por eso me encontré con el lenguaje de los otros.

En este ensayo, hasta ahora, sólo estoy repitiendo esos lenguajes.

A pesar de que no podría ser nombrada, todos me nombraban: “Este nombrar de lo que no puede ser nombrado es en sí mismo una penetración en este receptáculo que es a la vez una borradura violenta, una que se establece como un sitio imposible pero necesario para posteriores inscripciones.”6 Es decir, el nombre mujer funciona para borrar la presencia de las mujeres.

Cuando era chica, quería ser todo menos ser una chica, porque el nombre de chica y mujer eran los nombres de nada.

Ahora que ya no soy nada, ahora que he huido y así desechado los nombres de chica y mujer, no me he quedado ni con eso. Ni con nada. Con un nombre como el de pirata que parece solamente metafórico. Y eso no es lo suficientemente bueno. Quiero ver mi cuerpo.

Kathy_Acker, 1996

En busca del cuerpo

De niña, me encontré con los libros. Como Alicia en Através del Espejo de Lewis Carrol, un texto que Irigaray aborda en su introducción de Un sexo que no es uno, me preguntaba, “¿Quién soy yo?”

Alicia cae, como lo hago cuando leo este libro, en un mundo-espejo, un mundo-texto, donde es confrontada con cinco poemas y canciones. Nuevos textos en contraposición a todas las canciones y canciones de cuna que recuerda. Estos cinco textos intentan enseñarle quién es.

El primer poema es encontrado en un libro que parece un espejo y así, para ser comprendido, debe ser leído en un espejo. Un espejo de un espejo: un laberinto. A pesar de que todos los significados de las palabras de este poema Jabberwocky son ambiguos, su historia es clara, simple.

Estrofa 1: descripción del mundo natural

Estrofa 2: un padre advierte a su hijo evitar tres diferentes monstruos.

Estrofa 3: el hijo persigue al más monstruoso de los tres monstruos.

Estrofa 4: de repente el monstruo principal, el Jabberwocky, aparece.

Estrofa 5: el hijo mata al Jabberwocky.

Estrofa 6: el padre felicita a su hijo por su crimen.

Estrofa 7 después de lo cual la naturaleza es restauradx.

Una historia Edípica con algunos cambios interesantes.

En el poema los géneros de los monstruos son desconocidos; el monstruo más grande es un eso. En el mito griego y sus reiteraciones, el monstruo es una quimera, la cual, de acuerdo a Robert Graves, tenía cabeza de mujer, cuerpo de león, cola de serpiente y las alas de un águila. Por lo tanto, en la quimera fueron unidos el mundo femenino y el animal. Como en los monstruos de su tipo o fenómenos como la Medusa. “¿Fue Edipo, se pregunta Graves, un invasor de Tebas del siglo XIII, que suprimió el antiguo culto Minoico de los dioses?”7

En el mito edípico, sólo hay dos mujeres activas: la quimera, si la quimera es mujer, y Yocasta. Yocasta no es tanto un actor como un sitio, el sitio para la función de esposa y función de madre. Todo lo más que sabemos de ella es que se suicida: tal vez la única acción posible en un mundo dominado por los hombres. A la quimera, uno puede notar, tampoco le va mejor. Por otro lado en el poema de Jabberwocky no hay mujer, persona o sitio; sólo existe el y eso. El mundo del el está compuesto de humanos; el reino del eso consiste en lo natural y lo monstruoso. Uno surge del otro.

Ya que no hay ni siquiera un antagonismo entre los hombres en Jabberwocky, mientras que en el mito edípico el asesinato del padre por el hijo es el centro de la historia, ni hay ninguna mujer, es posible establecer una conexión, como lo hace Hesiodo en su interpretación del mito de Pandora, entre la presencia de lo femenino y la violencia, sino parricida, al menos de hombre a hombre. El cliché sería que la heterosexualidad lleva a la violencia entre los hombres.

En este sentido, el centro de Jabberwocky, de este texto cuya mayoría de palabras son ambigüas, es lo que falta.

Alicia, de hecho, no entiende este poema en absoluto. Más específicamente, su examen dispara el comienzo de su confusión en la tierra de los espejos.

Mientras ella continúa viajando, su desconcierto aumenta. Y entonces la niña llega a un bosque donde las cosas no tienen nombre.

“¿Qué pasará con mi nombre cuando entre?” pregunta Alicia . Al leer Jabberwocky, estaba confundida con las palabras relacionadas con objetos; ahora no puede encontrar el significado de las palabras relacionadas con el sujeto. Relacionadas con ella.

Este bosque es el comienzo del espejo del espejo, del laberinto, en el que todos nos perderemos. Colocando su mano en el tronco en uno de esos árboles, ella exclamó, “¿Cómo se llama así mismo?, me pregunto. Yo creo que no tiene nombre…” E inmediatamente se pregunta, “Y ahora, ¿quién soy yo?”

Luce Irigaray cita este pasaje en el prefacio de Ese sexo que no es uno: “Recordaré”, continua Alicia, “si puedo”. Pero no puede. Todo lo que sabe es que lo que ella es está relacionado con la L.

¿Es posible que la chica pueda encontrar su cuerpo real, y así lo que el género pueda ser en el lenguaje? ¿En una letra que, sin ser aún lenguaje, no tiene significado mimético discernible?

Dos “hombrecillos gordos”, Tweedledum y Tweedledee, presentan el segundo texto, el segundo espejo. Este poema encantador, en donde resuena un poco el discurso del Rey Ricardo en Ricardo II de Shakespeare, describe la realidad como un mundo masculino-neutro, el cual es caníbal, moralista, e hipócrita.

Recordemos que Lewis Carroll escribió A través del espejo para una niña.

En la canción de los chicos gordos, una Morsa y un Carpintero seducen un número de ostras infantes y, enseguida, se las comen todas. Después, la morsa llora.

Escuchar este poema hace a Alicia dudar lo que piensa que es la realidad. Específicamente, su realidad. ¿Ella, como lo propondría Platón, participa de la esencia, o es sólo un objeto en el sueño de un hombre? ¿En el sueño edípico? Para rojo, el Rey, es (como) Edipo después del asesinato de su padre. Y es él quien está soñando a Alicia. Si este Rey aquí se nos despertara -añadió Tweedledum- tu te apagarías… ¡zas! ¡Como una vela!”

Después de protestar por su fallecimiento durante menos de un segundo, a Alicia se le ocurre esta respuesta:  “Además, si yo no fuera más que algo con lo que está soñando, ¿me gustaría saber lo que son ustedes?

-¡Eso, eso! -dijo Tweedledum.

-¡Tú lo has dicho! -exclamó Tweedledee.”

Dejando la realidad de los hermanos que están haciendo ahora justo lo que una vieja canción dijo que harían, Alicia viaja a través de un paisaje cuyos objetos perceptivos siguen cambiando. Hasta que conoce un hombre que puede hacerse cargo de su problema de realidad o esencia.

Humpty Dumpty, un autentico cabeza de huevo e individualista, le dice a Alicia: “Cuando yo uso una palabra quiere decir lo que yo quiero que diga…” Enseguida presenta el tercer texto. En este poema, el narrador, quien parece ser o se asemeja a Humpty, intenta dar órdenes a unos peces pero no lo escucharán por lo que se prepara a hervirlos vivos. Mientras intenta abrir la puerta de su dormitorio para poder asesinarlos a todos, el poema termina.

La gran diferencia entre este texto y el anterior es que ahora la voz del poema es en primera y no en tercera persona. Y por ello el terror que el poema representa ya no está separado del mundo fuera del poema.  Enfatizando este terror, el poema del cabeza de huevo termina de la manera que un sueño termina cuando el soñador/lo soñado es perseguido por un asesino a través de la arena. Entre más rápido el soñador intenta correr más quedan sus pies atrapados en esas arenas cada vez más profundas y espesas.

Alicia se está buscando a través de textos de terror.

El caballero, que se le había dicho Alicia en el principio de su viaje estaba destinado a rescatarla y traerla a la libertad, presenta el penúltimo poema. Tal es la naturaleza de las noches. Recita una canción cuyo nombre es “Ojos de Eglefino”

Los peces viven cerca de los cuerpos de los piratas muertos.

No”, dice el envejecido caballero apolillado. “Realmente el nombre del poema es “El anciano de la edad”.

Vuelve a cambiar este nombre dos veces más.

A diferencia de los cuatro textos previos, este poema no cuenta una historia. Debajo de su superficie fantástica, es realista: su contenido es el de la experiencia de la soledad y pobreza de un hombre viejo.

En La visita de Isa a Oxford, Lewis Carroll se refiere a sí mismo como El anciano de la edad.

Cuando estas canciones terminan, Alicia se convierte en reina. Ha sido iniciada en el lenguaje, en la realidad del mundo, porque ha aprendido que, como mujer, no tiene existencia posible. Ahora puede ser adulta:

“¿Y qué es esto en mi cabeza?” exclamó en un tono de consternación, mientras coloca sus manos en algo muy pesado que se ajustaba apretadamente alrededor de su cabeza.

“Era una corona dorada.”

El texto final es el único dicho por una mujer y en el cual se menciona a la mujer. En esta canción, Alicia, primero sujeto, deviene completamente objeto o abyecto, ya que “cientos de voces” la presentan ante sí misma. Como el espejo refleja al espejo conoce su propio lugar en el mundo como yo, lectora de Alicia, así como Alicia, conozco el mío. Creo que yo, el lector, soy un sujeto en el mundo hasta que la Reina Blanca me advierte, en este mundo, los objetos están al revés y los sujetos no son lo que parecen: “¿Qué es más fácil”, le pregunta a Alicia,  “descubrir el pez o despezar la adivinanza?”

Recuerdo un chiste de mal gusto acerca del olor y las mujeres.

El mundo es finalmente y totalmente pesadilla. Tan pronto como termina la canción, Alicia elige destruir el mundo.

Pero ella sólo sacude a un gatito indefenso. No destruye nada. ¿Puedo escapar si paro de leer?

Soy Alicia la que se encontró con un libro para encontrarse a sí misma.  Sólo he encontrado las reiteraciones, el reflejo del patriarcado, o mi incapacidad para ser. Sin cuerpo donde sea.*

¿Quién soy?

¿ Alguien ha visto el género?

Diferente de la mimesis

Puede haber algunas pistas al acertijo del pez de la Reina Banca en la discusión de Butler sobre la deconstrucción del Timeo de Irigaray.

De acuerdo al modelo platónico de creación, ambos padre e hijo, la imagen del padre, tienen la posibilidad de replicarse. Si el lenguaje es visto como mimético poseen lenguaje.

¿Y qué si el lenguaje no necesita ser referencial?

Estoy buscando el cuerpo, mi cuerpo, el que existe al exterior de sus concepciones patriarcales. Por supuesto, eso no es posible. Pero, ¿a quién le interesa aún a estas alturas lo posible? Como Alicia, sospecho que el cuerpo, como dice Butler, puede que no sea equivalente a la materialidad, que mi cuerpo puede estar profundamente conectado con o ser lenguaje.

Pero, ¿cuál es este lenguaje? ¿Este lenguaje que no está construido bajo relaciones jerárquicas entre sujeto-objeto?

Cuándo sueño, mi cuerpo es el sitio, no sólo del sueño, sino también de lo soñado y el soñador. En otras palabras, en este caso o en este lenguaje, no puedo separar sujeto del objeto, mucho menos de los actos de percepción.

Me he interesado en los lenguajes que no puedo inventar, los cuales no puedo crear o crear en ellos: me he interesado en los lenguajes en los que sólo puedo encontrarme (cuando desaparezco), una pirata sobre un tesoro enterrado. El soñador, lo soñado, el sueño.

Llamo a estos lenguajes, los lenguajes del cuerpo.

Hay, sospecho, una pluralidad más de este tipo de lenguajes. Uno es el lenguaje que se mueve a través de mí o en mí o… porque no puedo separar el cuerpo y la identidad… cuando me estoy moviendo a través del orgasmo o los orgasmos. Te daré un ejemplo. Nada ha sido inventado o creado:

despejar nuestro bosque agua animales plantas brotan varitas mueven varitas en labios desciende subterráneo líquido expulsa el animal ahí da la vuelta

bajo resguardo. centro del. los zarcillos se están moviendo sobre el agua. descendiendo yendo profundo y ahora la música comienza sólo que la música es lenta nada ocurre ahí donde nacen los árboles. (todo está pasando) simplemente sigue y sigue ¿si? nada, porque el cuerpo se ha apoderado de la conciencia, se queda dormida como en un desmayo, agradable y tranquila, lila y gris, el agua imita al aire, largos altos árboles como sombras. ninguna diferencia. el bote navega el agua como vidrio mientras no exista posibilidad de venir la venida es más violenta no pares porque el agua y el aire reflejan infinitamente por lo tanto profundo ahí. los animales brotarán la erupción montones todos de pequeños animales no puedo parar ahora beep beep encontraré el flujo gris en alguna parte ahí voy otra vez y entonces hay verde en el paisaje es tan intenso apenas puede soportarse.

el tesoro en
medio de las
aguas agitadas el punto
dorado
se agita/se separa
por todas partes al rodar
los cilindros se hacen más
y más profundos que no es soportable
tal abertura corta
toda la tierra desapareciendo
hasta que todo lo que queda es llanto-
oh oh oh oh nadie sabe
de lo qué
   la negrura
           y después las
              repercusiones
                 el tesoro mismo-tan cachonda está
¿Podría el género estar aquí?


  1. Luce Irigaray, Ese sexo que no es uno (New York: Cornell University, 1985), p. 26.
  2. Judith Butler, Cuerpos que importan, Polemizando con Irigaray, eds Burke, Schor and Whitford (New York: Columbia University Press, 1994), p. 143.
  3. Butler, p. 144.
  4. Butler, p. 144.
  5. Butler, p. 144.
  6. Butler, p. 144.
  7. Robert Graves, Los Mitos Griegos (Rhode Island: Moyer Bell Limited, 1994), vol. 2 p. 13.

* En el original la oración No body anywhere, por efecto del calembur, implica tanto No body que significaría literalmente sin cuerpo y Nobody traducido como nadie. De manera que esa oración puede significar tanto Sin cuerpo donde sea como Nadie donde sea.


                      Texto original, se puede consultar aquí: Vista al género

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