Zalce, sin ninguna exposición que lo recuerde

Raúl López Téllez

Sin una exposición en torno a su obra y figura, este mes se cumplen 112 años del nacimiento de Alfredo Zalce, y también su 17 aniversario luctuoso. Sobre el artista que fuera parte del Taller de la Gráfica Popular, muralista y quien supiera transitar a nuevas técnicas y experiencias estéticas, cada año es de lamentar que su obra se encuentre dispersa, sin un catálogo que dé cuenta de ella y mucho menos sin un recinto que acoja el legado del nacido en Pátzcuaro un 12 de enero de 1908.

“Zalce se distingue por su búsqueda: no se instala en la suavidad del linóleo, sino se apropia de la litografía, del grabado en metal lo mismo con ácidos que con el buril; hará un llamado de alerta definitivo sobre las posibilidades del grabado en madera y la inclusión del color desde la placa. Y así, afectará a la escultura y a la cerámica, al batik y a la acuarela, al duco y al acrílico, sin dejar de usar el renacentista óleo”, señala Alberto Hijar sobre la diversidad de Zalce y bajo la que se supondría un volumen importante de obras sin catalogar, desconocidas en muchos casos o tal vez perdidas.

Desde años pasados, ha sido notoria la dispersión para celebrar a Zalce. Por un lado la Universidad Nacional Autónoma de México, y que en este año no fue la excepción ya que apenas este 15 de enero realizó en el Centro Cultural UNAM un conversatorio y una conferencia en torno al Zalce como objeto de estudio y como “reformador de la enseñanza de las artes plásticas” en la Universidad Michoacana.

La Secretaría de Cultura estatal (SECUM), hará su homenaje el domingo 19 de enero, con una guardia de honor a las 10:00 horas en las Estelas “Las Tres Constituciones”, y a las 11:00 horas, la conferencia que ya se viene repitiendo cada año a cargo de la hija del artista, Beatriz, “Recordando a Alfredo Zalce”, en la Casa Taller que fuese el espacio familiar e íntimo del artista en esta capital, ubicada sobre boulevard Camelinas.

Todavía el año pasado, la SECUM incluyó una muestra mínima del artista en el Museo de Arte Contemporáneo que lleva su nombre, mientras la UNAM hizo lo propio, con una mejor museografías hay que decirlo, además de una selección de piezas no muy conocidas tanto en dibujo como grabado, en tanto que la Universidad Michoacana realizó de una manera discreta –es decir sin publicidad-, una muestra de exposiciones de grabados en el Centro Cultural Universitario.

Este año, no se contempló ninguna exposición sobre Zalce, simplemente, lo que es un acto injusto al tratarse de uno de los artistas de mayor renombre para Michoacán. El 2019, cabe recordar, fue el año de los olvidos de la SECUM hacia dos artistas gráficos de valía, ligados o relacionados con Zalce y su enseñanza, Adolfo Mexiac y Octavio Bajonero, para quienes igual está pendiente una retrospectiva que valga la pena sobre su obra.

Igual la creación de un recinto específico para la obra de Zalce, que ya lo sería la Casa Taller si desistieran de convertirla en rincón burocrático, no debe hacerse a un lado, máxime si se está a tiempo de rescatar su mayor parte para disfrute de los espectadores o bien tener la certeza de su destino.     

Pintar a Zapata

Alberto Hijar, autor de la mayor parte del catálogo “Zalce Total”, a propósito de la retrospectiva montada por el Instituto Nacional de Bellas Artes del artista michoacano en 1995, refiere una anécdota sobre el encargo de pintar un cuadro de Emiliano Zapata, lo que para estos días de versiones pictóricas que han generado escándalo, no deja de ser pertinente conocer.

“Me mandaron hacer un retrato de Zapata para una sala del Museo de Chapultepec. En el contrato que firmé, decía: al óleo, dos metros de alto, etc. y el personaje en su ambiente. Entonces pinté a Zapata con una milpa al fondo, un campesino y una mujer llorando a un lado como me imagino que era su ambiente: todavía, lo es hoy para todos los campesinos del país”, dice Zalce sobre la encomienda, en 1986.

Hijar refiere que “esto le costó el rompimiento del contrato y una recomendación para impedirle otros: la ironía, sin disfraz, resulta insoportable para los momificadores de héroes”. (Zalce Total, Instituto Nacional de Bellas Artes, 1995)

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