Beatriz Rojas: Enredadera

Beatriz Rojas Cuando hacían el amor, no se daban cuenta, pero les crecían nuevos brazos y piernas. Torcidos, como si tuvieran los huesos rotos. Luego las nuevas articulaciones se entrelazaban y ramificaban como una prolífica enredadera. Conforme pasaba el tiempo, la enredadera de brazos y piernas los envolvía hasta casi tocar el techo, se alimentaba de sudor y del viento que emanaban los suspiros; pero al llegar al orgasmo se estremecía y explotaba, llenando las paredes de sombras y de manchas. Ellos no lo notaban porque se miraban a los…