Tatuados y vacunados, galería de la aguja

Caliche Caroma La vacunación nos ha traído interesantes episodios culturales, algunos muy tristes como la negativa a inyectarse por parte de un sector de la población que considera que el virus maldito no existe, «es un invento del gobierno para chuparnos el líquido de las rodillas» y demás falacias de estilo parecido, ni modo, así es la sobrevalorada democracia. Pero hay otros momentos menos estupefacientes, como el de los tatuajes, esos brazos que son lienzos, ¡ah, perro!, la enfermera o enfermero certero pinchando el león o la virgencita, el miedo…